Antes de comenzar necesito agradeceros por algo que jamás creí que podría pasar. Y es que esta historia a pasado de las 100K de lecturas...
No tengo palabras para explicarlo, así que solo créanme cuando les digo que soy muy feliz.
Los amo con mi alma.
Marinette.
- ¿Realmente estas segura de querer ser mi socia?
Me cago en la leche. Ya iban dos días en que Adrien solo vivía para preguntarme eso, y estaba harta.
- Como me vuelvas a preguntar, nos devolvemos al sofá.
- Okey. Cálmate, soy bueno –dijo riendo y tomando un puñado de palomitas– ¿Ah que no esta buena la serie?
- Estoy muy perdida, ¿Cómo puede ser él su padre sí solo es un niño?
- Viajó en el tiempo.
- ¿Osea que su madre tuvo un hijo con el hijo de su amante? ¿Cómo puede ser posible?
- Viajó en el tiempo –repitió comiendo.
- Pero...
- Mira preciosa, todas las preguntas que surjan en esa cabecita tienen la misma respuesta. Viajó en el tiempo.
- Me tienes que estar jodiendo –susurre tratando de ponerle toda mi atención a la pantalla mientras el rubio colaba sus brazos alrededor de mi cintura.
Afuera llovía a cantaros otra vez. Estos días de repentinas tormentas en plena primavera se nos hacían extraños a todos, pero hay que ver como hemos fastidiado al planeta con toda esa mugre contaminación. Nada más se cosecha lo que se siembra, supongo.
Al final el mal clima me obligó a cerrar temprano la cafetería para que mis trabajadores pudieran llegar a casa antes de que el trafico se pusiera peor, lo que me dejo una bendita e inesperada tarde libre que ahora mismo estaba gozando con pijama, series, palomitas y Adrien.
Tal como si nos hubiéramos puesto de acuerdo aparecimos frente a mi edificio al mismo tiempo, empapados hasta las orejas y listos para hacer nada el resto del día. Lo que pintaba como el panorama perfecto pues hace algún tiempo ya soñaba despierta con los momentos del día en que podíamos estar juntos.
- ¿Sed? –extendió hacia mí el vaso de zumo de naranja que estábamos compartiendo, con bombilla incluida, que acepte con gusto– ¿estas cómoda?
- Bastante –balbucee muy atenta a la televisión.
Mi cama se había vuelto un mar de colchas calientitas y cojines esponjosos. Aunque, en lo personal, estaba rodeada de lo mejor pues Adrien se sentó en medio apoyándose en el respaldo mientras yo me cole entre sus piernas para apoyar mi espalda es su pecho. Era el sitio más cómodo del planeta.
- ¿Tu estas bien? –pregunte pasándole una palomita.
- Mas que bien –respondió estrechándome más fuerte. Momento en que se aprovechó de la situación y me planto un agarrón en un pecho que me hizo saltar con plato y todo.
- ¡Adrien!
- ¡Perdón! ¡Perdón, no lo vuelvo hacer! –grito riéndose sin remordimientos. Extendiendo los brazos para evitar el inminente cojinaso– ¡No lo vuelvo a hacer! ¡Te lo juro Marinette!
ESTÁS LEYENDO
Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]
Fanfiction- ¿Sabes? -me pregunto Marinette evidentemente molesta- En tiempos de Copérnico se descubrió que el mundo gira alrededor del sol, no alrededor tuyo A pesar de que la habitación estaba a oscuras pude ver su contorneada silueta recostarse en la cama...