Adrien.
Aquellas doce horas de vuelo fueron un puñetero martirio.
Doce eternas horas para pensar y re pensar, analizar, comprender, valorar, planear y discutir en mi mente varias cosas que no me dejaron dormir.
La primera era dilucidar como carajo me metí en este puto embrollo, y después de un buen par de horas llegue a la conclusión de que llamar a Kagami después de tanto tiempo fue, en definitiva, mi error fatal.
Me había metido yo solo en este embrollo y Jenkins no dudaría en sacármelo en cara a la hora de preguntarme como es que perdí a las estrellas más valiosas de la empresa. Estaba más que jodido, aunque mi fuero interno aun conservaba cierta esperanza en que Journal records me respaldara y luchara por nuestros intereses.
Después me dedique a ensayar que es lo que le diría a todo mundo, y eso precisamente me llevo otro tortuoso par de horas en las que no pude conciliar el sueño. ¿Cómo se lo explicaría a la junta directiva? ¿Qué les diría a mis padres? ¿Qué pensaría Sophie de todo esto?
¿Qué diría Marinette?
¿Habrá sido ella la verdadera razón por la que Luka decidió largarse? ¿O realmente pensaba en que era lo mejor para la banda?
En el primer caso sería mi culpa, en el segundo caso era algo que no hubiese podido controlar. Yo les di todo lo que podía, todo mi trabajo, todo mi esfuerzo, puse todas mis cartas en esa banda de tres desconocidos tocando algo de música por las calles de Paris y logre hacerlos estrellas. Logre lo que pocos logran en tan poco tiempo, nadie podría negar eso, aunque tal vez si pasarlo por alto como Nathan y Luka habían hecho ahora.
Es decir, si necesitaban más solo debían pedirlo, joder.
Así fue mi viaje en general. Eso, sentir dolor en la espalda, ver como se oscurecía un feo moretón que cruzaba parte de mi ojo derecho y el puente de la nariz, y pedirle a la azafata que rellenara mi copa una vez cada tres horas con la esperanza de que el alcohol inhibiera todo el fracaso que invadía mi mente, cosa que por cierto no logro pero definitivamente ayudo a que al final pudiera reírme del asunto.
- ¿Acaso estas ebrio? –me pregunto Jordan cuando faltaba poco más de una hora para aterrizar.
- Claro que no –conteste desfajándome la camisa y quitándome la corbata.
- ¿Seguro?
- Claro que no –repetí metiendo ahora la corbata en el bolso de mano de la señora que dormía a mi lado.
- Joder Adrien, ¿para qué quiere ella tu...?
- Ya no la necesito –le dije acabándome lo que quedaba del vaso– de todas formas estamos jodidos.
- No digas eso, Jenkins nos ayudara. Él sabrá que hacer.
- Darme una elegante patada en los bajos y un jugoso cheque para capear mi desempleo –complete
- ¿Cómo crees?
Por su muy dudosa respuesta supe que Jordan realmente se preguntaba si eso sería posible. Como si de algún modo su fuero interno supiera que Jenkins seria perfectamente capaz de hacerme algo así, por muy descabellado o anti ético que fuera o aunque que vaya contra todas las leyes del trabajador asalariado.
- Estaremos bien –soltó al final luego de que yo, por fin, cerrara los ojos.
Y no para dormir sino para seguir pensando, hasta que luego de cuatro turbulencias y un aviso de "abroche sus cinturones" aterrizamos en París.
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Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]
Fiksi Penggemar- ¿Sabes? -me pregunto Marinette evidentemente molesta- En tiempos de Copérnico se descubrió que el mundo gira alrededor del sol, no alrededor tuyo A pesar de que la habitación estaba a oscuras pude ver su contorneada silueta recostarse en la cama...