Capítulo cuatro

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Adrien

Llevaba a lo sumo media hora esperando en la oscuridad de ese sucio estacionamiento a que esa engreída chica se dignara a salir después de haberle lanzado la mejor propuesta que habría podido escuchar jamás.

Claramente mis contrincantes intentaron igualarme, y lo sé porque luego de mi retirada me escabullí donde no pudieran verme para escuchar si alguno osaba quedarse con ella, pero finalmente las cosas resultaron a mi favor.

Nadie le ofrecería más dinero que Journal Records porque sencillamente nadie se arriesgaría tanto con una novata como ella. Pero si Jenkins quería verla en su oficina el lunes por la mañana tendría que bancarse la suma que debería desembolsar. De otra manera no me habría escuchado.

Y creo que eso era lo que me dejaba peor sabor de boca.

No me molestaba tanto el hecho de estar esperando en ese inmundo sitio, o verme rebajado a convivir con la prole por los caprichos de mi jefe. Lo que en serio me había enfadado era que esa mujer se había atrevido a rechazarme a mí, Adrien Agreste, uno de los mejores productores musicales de todo París, sin un motivo aparente y sin ninguna clase por lo demás.

Solo un simple y descarado no. ¡¿Cómo se atrevía?!

- Quien se cree que soy –escupí arrojando mi cigarrillo número cuatro.

Estaba realmente nervioso, y no recordaba haberme puesto así desde hace mucho puesto que solo pensar en que podría perder mi maravilloso empleo por culpa de esa niñata me ponía los pelos de punta.

Me dispuse a encender otro tubo de cáncer prensado cuando el ruido de la puerta trasera me sobresalto. Se oían estruendosas risas y al poner atención me di cuenta que era ella con la gritona de su amiga y uno de los empleados del lugar.

Lo recordaba porque el día anterior había hablado con él en persona para arreglar el asunto de la presentación, y fue precisamente a él a quien amenace duramente para que tuvieran a todas las chicas hoy.

Simplemente otro individuo que se cruzó por casualidad con mi condenado mal humor, pensé respirando profundo y escabulléndome mas cerca para escuchar la conversación que tenían mientras cargaban algunos equipos en el maletero de un auto.

- Aun no lo creo –decía la morena llevándose las manos a la cabeza– Marinette... al fin venderás tus canciones. Ya no tendremos que preocuparnos por la renta nunca mas

- Exageras Alya, solo será algo de dinero extra –le decía esa tal Marinette. Una linda azabache de ojos azules que en otras circunstancias habría llamado mi atención por lo atractiva que era

- Treinta mil dólares es suficiente razón para exagerar –agrego el chico de lentes cuyo nombre ni siquiera me había molestado en recordar

- No serán treinta mil. Creo que prefiero aceptar los quince de Misti Records

- ¡¿Qué?! –dije un poco más alto de lo que merecía mi anonimato, siendo afortunadamente cubierto por sus dos amigos que por suerte gritaron lo mismo

- Aun con la mitad nos ayudaría mucho para los gastos –menciono la azabache en lo que a mi parecer era un real idiotez

- Bueno eso es cierto, les servirá mucho para el bebé

¿El bebé?

- ¡Exacto! Esto ayudara mucho con los gastos del pequeño Julian

¿Alguien tendrá un bebé?

Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora