Capítulo 29

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Capítulo de larga duración. Disfrútenlo, los amo. 


Adrien

La luz del sol se distorsionaba horriblemente a través de aquellas cortinas color naranjo. No era algo agradable a la vista y por lo tanto no era algo que yo hubiera elegido para decorar el cuarto. Lo que me daba luces de que, una vez más, no amanecía en mi propia cama.

Me voltee perezosamente hacia el lado contrario de la chica que dormía a mi lado pues tuve repentinas y atronadoras ganar de estar solo. Me sentía pesado, y no porque anoche hubiese gastado de muy placentera forma mis energías, sino porque algo dentro de mi pensaba que todo eso no era lo correcto.

Lo que hacía parecía no estar bien. Pero joder, no podía hacer otra cosa.

Eso era lo que pesaba, como si de alguna estúpida forma hubiese culpa dentro de mí, aunque fuera totalmente ridículo. No le debía explicaciones a nadie, era mi jodida vida y podía hacer con ella lo que venga en gana. ¿Cómo es que aun sabiendo eso no era libre de aquello que me pesaba en la mente?

- Mierda –susurre molesto sin poder volver a conciliar el sueño con esa estúpida luz en mis ojos.

Volví a voltearme y el cabello rizado de Danielle invadió mi espacio. Dormía plácidamente, como si nada en el mundo le preocupara y desee sentirme igual casi con envidia. Ella dormía y yo como idiota deseando estar en cualquier otro lugar.

Su cabello tenía un aroma extraño, como a producto químico de salón de belleza. No a frutas como el de ella.

- Mierda –repetí levantándome y rindiéndome ante el hecho de que definitivamente no podría volver a dormir. Menos si otra se aparecía en mi mente.

Daban casi las siete de la mañana y decidí darle en el gusto a mis caprichos. Me vestí en completo silencio, contemple la salida como sondeando si debía despedirme, y finalmente me salí sin hacerlo en el mismo silencio.

No sabía qué nivel de apego podría sentir Danielle por mí pero de seguro no era uno que la hiciera enfadarse por no despedirme. Mal que mal nuestra relación era solo sexo y aquellas ventajas que ella sacaba por estar con alguien como yo. Ventajas que le habían traído un ascenso y más dinero por supuesto.

El aire afuera estaba frio comparado con el apartamento en el que vivía. Un sitio de segunda que en otras circunstancias no me habría rebajado a visitar, pero como ella tenía lo que necesitaba y yo tenía lo que ella quería, lo hacía sin quejarme. Éramos el uno para el otro en ese sentido, dos simples parásitos.

Sopese la posibilidad de llamar a mi chofer pero como últimamente lo tenía cumpliendo las exigencias de Danielle me movía en mi propio auto para todos lados. Por esa razón es que paso la noche estacionado ahí fuera. Me subí rápido, prendí el aire acondicionado y partí rumbo a mi casa. Necesitaba una ducha, algo de comer, cerciorarme de que Sophie estuviese ahí y partir de nuevo a Journal, tal como eran la mayoría de mis días desde hace semanas.

Al llegar, el baño fue mi primer objetivo pues estaba convencido de que el agua caliente me ayudaría a liberar la aparente tensión que se acumulaba en la parte baja de mi cabeza, el cuello y los hombros, por lo que fácil fue media hora bajo la caída de agua. Luego me arregle para la oficina y baje a desayunar. Faltaba comida en la alacena así que tome nota mental para escribir una lista de cosas que Sophie podría comprar en la tienda. Si estaba todo el día desempleada sin hacer nada por ultimo podría ayudar en casa.

Eso me recordaba que debería avisarle a mi hermana que estaba por irme al trabajo. Eran casi las nueve por lo que supuse que sería una buena hora para que moviera el trasero de la cama e hiciera algo productivo.

Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora