Después de que mis amigos me distrajeran por un rato y que Max y Matías entendieran que no les iba a abrir la puerta, por lo menos hoy no, finalmente me quedo sola... Admito que no me puedo dormir, es muy difícil porque aún no sé lo que les voy a decir mañana, trato de pensar en lo que me dijo Stephan y pensar que mañana se les pasará pero no estoy segura, no puedo dejar de pensar en eso, todavía necesito de mis amigos para que me distraigan, necesito algo ... Tal vez agua... ¿Habrá alguien afuera? No creo es muy noche.
Después de pensarlo por unos segundos me decido a salir de mi habitación con miedo a encontrarme con alguno de los inombrables, tengo miedo porque sé que me van a pedir que les diga cómo me siento y a quien quiero, no quiero que haya peleas y no sé que decir para que no las haya.
Camino por los pasillos usando calcetines para no hacer tanto ruido y no despertar a nadie, siento que estoy caminando en una casa de terror moderna... muy cara, siento que con cualquier ruido que haga alguien va a salir por cualquier puerta y me van a volver a bombardear de preguntas.
Llego a la cocina, tomo un vaso de vidrio y tomo la jarra de agua que hay encima de una mesa, tomo la jarra y siento como si hiciera un gran ruido al chocar el agua a mi vaso.
-Shh- me quejo, como si con eso pudiera callar el ruido del agua.
Me terminó de servir y por fin logro tomar un poco de agua, necesito tranquilizarme para poder dormir, ya mañana me vuelvo a preocupar.
-¿Tampoco puedes dormir?- pregunta una voz a mis espaldas haciéndome dar un pequeño salto del susto
Matías...
Volteo lentamente y lo veo... Tiene su cabello despeinado y claro que cae por su frente, tiene una pijama gris que con solo mirarla se ve que es muy fina, no tiene pantuflas, también estaba usando calcetines negros, por eso no lo logré escuchar. Sus ojos se clavaron en los míos... Dios, esos ojos verdes tan hermosos...
Nos quedamos en silencio unos segundos, solamente viéndonos no lo sentía incómodo, la verdad es que quería verlo de nuevo pero no quería hablar. Veo cómo se acerca a mi un poco a lo que siento que el corazón me comienza a latir de prisa.
-Sabes que todo lo que te dije es cierto ¿Verdad?- pregunta mientras agacha un poco la cabeza para verme de frente a frente
Yo solamente asiento con la cabeza, le creo, y él lo sabe.
-No tienes que contestarme nada ahora, sé que puede ser algo incómodo para ti... Solo quería que de verdad supieras que todo lo que dije que siento por ti es verdad.
Se acerca más a mi a lo que me pongo nerviosa, no puedo siquiera respirar por volver a imaginar nuestros labios juntos.
Matías nota que me pongo nerviosa así que solamente extiende su brazo y toma la jarra de agua que estaba detrás de mi, toma un vaso de vidrio como el mío y se sirve un poco de agua, hecho esto, toma un gran trago para después volver a voltearme a ver, sé que aunque dijo que no tengo que contestarle nada, espera que le diga algo, pero al ver qué no contesto deja su vaso en la mesa con suavidad y regalándome una sonrisa me dice:
-Ya no te molesto más... nos vemos mañana- y comienza a caminar fuera de la cocina con la mirada baja
-Espera- le pido, esto es lo que no quiero que pase, no quiero que nadie se sienta mal, Matías da vuelta para verme a los ojos nuevamente, puedo ver qué en sus ojos hay esperanza a lo que mi corazón se detiene-Perdona, es solo que... No sé ni qué decir, pasaron demasiadas cosas tan rápido que yo...
-Lo sé... Y te entiendo si ahora te sientes confundida, quiero que sepas que decidas lo que decidas no me vas a perder tan fácil, siempre, para lo que necesites voy a estar para ti- me contesta con una hermosa sonrisa a lo que hace que mi corazón vuelva a latir con prisa... Esto no es sano para mi salud
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Los pobres no se mezclan con los ricos
Teen FictionTodo era normal, todo era tranquilo si se le podía llamar así a mi vida, hasta que una de mis mejores amigas obtuvo una beca en la mejor escuela privada del país, una escuela en la que sólo pueden pagar los ricos, pero la cuestión aquí es que ella...