Salí del edificio de deportes corriendo, no me iban a detener de lo que le iba a hacer al principito
Llego al edificio principal con respiración entrecortada... no tengo condición, pero no me voy a distraer por eso; volteo hacia los lados y solamente me encuentro con las caras de los demás estudiantes que seguramente estarán pensando que parezco loca: despeinada, respiración entrecortada por correr y con los ojos llenos de furia. Me acerco hacia uno de los estudiantes, los cuales retrocedieron unos cuantos pasos al ver mi cara de desesperación.
-¿Dónde está Max?
-¿Max? - preguntó uno de los del grupito de estudiantes con los ojos abiertos.
Ya se que doy miedo, pero no tienen que ser tan transparentes.
-GH- dije
-¿Maximiliano? - preguntó
¿Qué nadie le dice Max? ¿Porque tan formales?
-Si- dije girando los ojos
-En su cuarto club GH
-¿Y donde está? - pregunté ya frustrada
-¿Ya te vas a disculpar?
¿Cómo es posible que toda la escuela me conozca cómo la chica que se tiene que disculpar?
-¿Dónde... - respiré fuerte y seguí -está?
-En el piso de abajo, es el único cuarto que hay- contestó rápidamente
-Gracias- y rápidamente me dirigí a las escaleras
Escucho un "¡Pero no pueden pasar los demás!" a lo lejos pero lo ignoro.
Ahora si... Nunca pensé que lo que me enseñaba Isa lo iba a necesitar, pero ahora si le iba a sacar provecho.
Llegué al piso de abajo y me dirigí a la única puerta que se veía en este piso, agarro la manija y la abro sin trabajo, pensé que iba a estar bajo llave pero al parecer con todo el miedo que les tienen los demás y decirles "No pueden pasar" lo respetan y no pasan, pero yo no soy como los demás, así que de ahora en adelante deberían de usar llave para esa puerta, porque yo voy a pasar de todos modos.
Al entrar veo un gran cuarto elegante, tienen su propia cocina acá abajo que no creo que usen, excepto por el refrigerador, tienen mesa de billar, futbolito, tienen una repisa llena de libros solamente para ellos, y tienen un televisor con varios videojuegos, en el cual, está jugando Max justo ahora.
Camino y me paro justo en frente de él estorbando en su juego.
-¿Que haces aquí? - pregunta enfadado, mientras trataba de voltear a ver su juego, a lo cual se lo seguí impidiendo.
-¿Por qué te metiste con mis amigas? - pregunto enfadada
-¿Te acabas de dar cuenta de eso? - dijo finalmente pausando su juego y volteandome a ver, se rió y siguió hablando - Ya se me había hecho raro que me dijeras que yo pensara en los demás y tu no hubieras pensado en tus amigas
-Ellas no te hicieron nada, déjalas fuera de ésto
-Ellas te han apoyado... Y eso no se permite cuando una tiene la tarjeta roja, así que lo que les está pasando es por tu culpa y tu necedad de no querer disculparte
-¿Porque estás tan interesado en que todos se disculpen contigo? ¿Tu te has disculpado de todas las cosas que has hecho?
-¡Otra vez! Me aburren tus lecciones de valores
-Es que sencillamente no puedo creer que alguien tenga tan pocas neuronas en su cerebro- me quejé
Escuche unas pequeñas risas, voltee hacia el ruido y vi que estaban Stephan y Carlos hablando en una mesa redonda de cristal mirándome divertidos y a Matías leyendo un libro en un sofá cómodo... también estaba viéndome con una cara de diversión, luego me disculparia con el por incomodarlo tanto por la pregunta que le había hecho de su madre.
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Los pobres no se mezclan con los ricos
Ficção AdolescenteTodo era normal, todo era tranquilo si se le podía llamar así a mi vida, hasta que una de mis mejores amigas obtuvo una beca en la mejor escuela privada del país, una escuela en la que sólo pueden pagar los ricos, pero la cuestión aquí es que ella...