Capítulo 12- Amigos

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Escucho mi alarma y la pago al instante, es viernes pero al parecer mi cuerpo no lo sabe, éste es un viernes con sabor a lunes, pienso en Matías y no quiero ir a la Élite donde seguramente lo veré con Rebecca, y menos quiero ir al recordar a Max vomitando como ayer, ya ni siquiera se que somos ahora, si somos amigos o si seguimos siendo enemigos...

—Mía, ya levantate—me ordenó Karla pero yo solamente agarro mi almohada y la presionó en mi cara para no escuchar a mi amiga

—Te vas ahogar— me regañó y me quitó la alohada

—No quiero ir— refunfuñe

—Pareces niña chiquita, ya ni Isa hace tanto berrinche

—¿Ahora yo qué? — preguntó Isa divertida

—Y tu pareces mi madre— le contesté a Karla

—Okey... solo te digo que si no despiertas, no vas a alcanzar a desayunar el pan francés que acabo de preparar

—¿Hay pan francés? —pregunté mientras rápidamente me sentaba en mi cama

—Si— se rio Karla

—¡Wow! Que cool, ya extrañaba desayunar esto— exclamé olvidando del porque no quería ir a clases

—Lo hicimos Isa y yo para que no te sigas sintiendo mal por Matías— y... me recordó porque no quería ir

—¡Ash! ¿Porqué me lo recuerdas? — me quejé mientras me servía un poco pan francés en un plato —Bueno, te perdono por haber cocinado el pan francés, y... ¿Quién les dijo que con el pan francés se cura el corazón roto?

—Cómo mi hermana siempre dice "Para sanar el corazón roto, hay que tragar como loco" — contestó Isa mientras se comía su pan francés sentada en frente de la barra de la cocina

—Pero siempre comes aunque no tengas el corazón roto — me recordó Karla a lo que reí

—Ah... Me estuve preparando para esto toda mi vida entonces— respondí mientras me llevaba a la boca un gran pedazo de pan francés, estaba delicioso

Había veces que cuando yo me sentía muy mal para ir a la escuela o muy triste mi mamá siempre me preparaba pan francés para animarme un poco, este es mi desayuno favorito, aunque hubo una época en la que ni con pan francés me podía levantar de mi cama... cuando mi hermano murió, en ese tiempo tenía muchas pesadillas y no podía dormir bien en la noche, casi me retrasaba el año escolar por no ir a la escuela si no hubiera sido por Karla e Isa que me ayudaron a ponerme al corriente.

Terminamos de desayunar esos deliciosos panes franceses y nos cambiamos con el uniforme de la escuela, tomamos nuestras mochilas y salimos del departamento, cruzamos la calle y caminamos hasta la entrada de la Élite y al entrar lo primero que veo es a Matías hablando con Max recargados en un auto blanco, siento una presión en el pecho al recordar que Matías está con Rebecca... ya nada iba a ser igual, ya no lo podía volver a ver como un amigo.

—Vamos Mía —me animó un poco Isa para seguir adelante, y eso hice siguiendolas en el camino

Lo bueno de los viernes es que éste día tengo clases con Karla e Isa así que esto me puede animar un poco.

—Y ahora que recuerdo... No nos has contado de lo que pasó ayer con Max, Mía — dijo Karla a lo que abrí mis ojos como platos

—Es cierto, ¿que pasó? — preguntó Isa divertida

—¿La historia larga o la corta? — pregunté divertida

—La que sea— contestó Karla mientras subíamos las escaleras para llegar a nuestro salón

Los pobres no se mezclan con los ricosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora