Capítulo 23- Viaje

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Llegamos finalmente a una bodega mucho más grande de lo normal y mucho más alejado de la ciudad; si me quisiera regresar caminando seguramente me perdería en el camino... esto parece inicio de película de terror.

Volteo a ver a Max, el cual tiene una cara de triunfo al ver su reloj nuevamente y saliendo del auto emocionado.

—¡Max! —grito ahora ya desesperada abriendo la puerta del auto... Golpeando sin querer al mayordomo que estaba a punto de ayudarme a abrir la puerta —¡Perdón! ¿Le hice daño? — pregunto arrepentida mientras Max comenzaba a reírse a carcajadas

—No se apure señorita— me contesta mientras se soba su muñeca

—De verdad lo siento— le pido arrepentida a lo que el solo me contesta con una sonrisa amable para que no me preocupara

—Por eso hay que controlar el mal humor, Mía — se burla Max

—Lo dice el que casi despide a una señora solo porque no le hizo un capricho — me defiendo pero eso no le quita la sonrisa a Max —¡Y ahora si me tienes que explicar que hacemos aquí!

—Ya vas a saber en unos... 10 minutos—dice revisando su reloj, y al levantar la vista su mirada que clava en un lugar y su sonrisa se ensancha más

Lo miro extrañada y dirijo mi mirada hacia donde está volteando él, otros tres autos muy lujosos se estacionan junto donde se había estacionado Max, donde comenzaban a salir los GH y... ¿Mis amigas?

—¿Qué planeas hacer Max?

—Solo espera.... creeme... te va a gustar

—¡Mía! —Karla corre hacia mí preocupada, en cambio Isa parecía más relajada, como si eso se le hiciera lo más normal del mundo—¿Estas bien? Dijeron que les había pasado un accidente

—¿Un accidente? — pregunto enfadada antes de golpear a Max en el brazo —¡Y todavía quieres preocupar a mis amigas!

—Tranquilas, todo va a estar bien— dice esta vez Isa a lo que Karla y yo la vemos con con ojos como platos

—¿Tu sabes porque estamos aquí? — pregunto aun enfadada

—Si... Me mandó un mensaje Stephan, le dije que Karla no le gustaría faltar al trabajo así que te tenían que dar una buena excusa para traerte... Y lo hizo

—¿Faltar al trabajo? — preguntamos Karla y yo al unísono

—¡Todo el camino me viste preocupada y no me dijiste nada! —se queja Karla

—¿¡Isa, que hacemos aquí!? — pregunto ya cansada de que me tengan que ocultar cosas

—Es una sorpresa— contesta emocionada

—De hecho... Ya es hora— Comenta Max mientras el mayordomo pasa a lado de el cargando la maleta llena de ropa que acabábamos de comprar —Siganme — ordena antes de comenzar a caminar hacia una puerta pequeña que estaba en la esquina derecha

Entramos y puedo observar que si este lugar se veía grande por fuera, se ve mucho más espacioso de lo que esperaba por dentro, pero eso no es lo que más me impresionó, lo que sí me impresionó fue que había un gran avión en medio de todo este pequeño aeropuerto muy lujoso, las paredes eran blancas, pero también había unas habitaciones pequeñas donde se podía esperar el vuelo, con sillones que a simple vista se ven muy cómodos, también hay una gran pantalla de plasma, varias bebidas, un cesto de frutas frescas y otro cesto de de pan dulce.

Cuando por fin logró despegar mi mirada de esa habitación con ese delicioso pan recuerdo la situación en la que estoy y volteo a ver rápidamente hacia Max que estaba justo en medio entre el gran avión y yo.

Los pobres no se mezclan con los ricosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora