—Se dice buenos días... Pero que modales— me regaña Max a lo que ruedo los ojos
—Perdón, ¡Buenos días! ¿Como estás? ¿¡Cuanto tiempo que no nos vemos!? — le comencé a decir fingiendo entusiasmo, para regresar después a mi cara seria —En serio, ¿que haces aquí? ¿Como sabes donde vivo?
Sé que ahora somos "amigos" pero eso no quiere decir de que en ocasiones todavía no me estrese, y no puedo creer que en los pocos días en los que no lo tengo que ver a diario... ¡Bum! Llega a mi casa como si nada.
—Alguien despertó de malas— dijo entredientes pero lo suficientemente fuerte para que lo alcance a escuchar
—El fin, yo solo vine a...—¡Cariño! ¿Quién es? —me pregunta mi mamá desde la cocina
—Es... Un amigo — le contesto desde la puerta
—Ahh... ¡Invitalo a pasar! —me vuelve a gritar mi mamá
—No creo que quiera...
—Claro— respondió Max pasando a mi casa como si fuera suya
—Claro, pasa— digo ya cuando Max entró a inspeccionar mi casa, cierro la puerta y suspiro.
Volteo hacia la cocina para ver a mis amigas y a mi familia, pero al verlos me doy cuenta que todos están volteando a ver a Max, no me había dado cuenta que había llegado con una camisa blanca, pantalones oscuros, zapatos mocasin y con peinado muy marcado como siempre; todos aquí estamos mucho mas informales que el.
Volteo hacia Isabella, está con la boca abierta, corro hacia ella antes de que se la caiga su sobrina de sus brazos por la impresión y la ayudó a sostenerla.—¿Que hace aquí? — pregunta Isa
—No sé —contesto igual de confundida que ella
—Hey— llega Karla con nosotras susurrando —¿Porque invitaste a Max? — preguntó confundida
—No lo hice
—¿Y como sabe dónde vives? —volvió a preguntar ella
—No sé
—¿Entonces porqué pasó a tu casa?
—Por sus... productos de gallina
—¿Qué? — preguntó Karla confundida
—Huevos— le aclaró Isa
—¡Mía! — me grita mi mamá todavía sin despegarse de la estufa —No seas maleducada y habla con tu invitado
—Técnicamente tu lo invitaste— dije entre dientes
—¿Qué? —preguntó mi mamá
—Nada— le contesto
Camino hacia donde se encontraba Max, estaba examinando todo con asombro desde una esquina para poder apreciar mejor la casa.
—Toda tu casa es del tamaño de mi habitación —me susurró asombrado
—Tu habitación es anormal, como su dueño
—Mi habitación no es... ¡Oye!
—¿Como sabes dónde vivo? — le pregunté todavía entre susurros
—Yo lo sé todo
—No, la verdad
—Si quiero saber algo solamente lo pregunto, le pregunté a la directora y ella complacida me dio tus papeles del colegio... A propósito, que bueno que Karla es lista, de otra forma no hubieras ganado la beca... tus calificaciones no son nada del otro mundo
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Los pobres no se mezclan con los ricos
Ficção AdolescenteTodo era normal, todo era tranquilo si se le podía llamar así a mi vida, hasta que una de mis mejores amigas obtuvo una beca en la mejor escuela privada del país, una escuela en la que sólo pueden pagar los ricos, pero la cuestión aquí es que ella...