—Max...¿Porqué eres así?... Tengo tantas cosas que quiero decirte, tantas pa¿eleas que quiero hacer contigo y cosas para compartir... No quiero seguir con el arrepentimiento de no decir lo que siento... Max... Yo... Yo te quiero... y no me...— paro de hablar al ver como se crea una sonrisa debajo de la máscara de oxígeno
¿Pero qué...?
Me seco las lágrimas rápidamente y volteo al rededor.
Veo a Karla y Stephan, estaban sonriendo como si se aguantaran la risa... ¿es una broma?, me trajeron hasta aquí, para que le dijera a Max que lo quería... me trajeron para que pensara que se iba a morir el idiota... Lo bueno es que estamos en el hospital, porque yo si lo mato.
—Pero, ni modo, que te vaya bien en el más allá— digo para después caminar hacia la salida, no alcanzar dar ni un paso cuando ya siento que me toma de la mano para detenerme
—¿Cómo acabas de decir?— pregunta Max quitándose la máscara de oxígeno con la expresión de enfado en su cara.
—Que eres un imbécil, y si no te mueres ahorita te mato con mis propias manos—le digo enfadada para después comenzarle a dar zapes, golpearlo en el brazo y en el pecho lo suficientemente fuerte para que le duela, a lo que trata de evadir todos mis golpes mientras se ríe por verme enfadada.
—¿Todo esto fue una broma?— pregunta Isa secándose las lágrimas, al parecer ella tampoco sabía... ya no me siento tan mal.
—¡Y tu sabías!— me quejo señalando a Karla
—Ya te habías tardado en decirlo—contesta riéndose
—¡Por fin!—Dice Carlos a lo que lo veo mal
—¿Qué?— pregunto confundida
—Max, si fuera tu... moriría feliz— dice Carlos de broma
—¿Entonces me quieres?— pregunta Max sonriente
—Yo no dije eso— me defiendo
—Si lo dijiste— contestan todos
—Pero...— digo volteando a ver a Matías
—Me alegro por ustedes— contesta mientras me sonríe... aunque puedo notar que es una sonrisa triste...
—Matías... yo...
—Está bien, no querías herirme, yo también había notado que sentías algo por él, pero no estabas segura... Me alegra que... Me alegra que al menos seamos amigos— contesta con una sonrisa sincera pero aun así puedo ver un tono de tristeza
Me acerco a el y lo abrazo fuertemente, ahora con mis sentimientos ya en claro, y puedo comprobar otra vez que Matías es perfecto, me deja libre porque me quiere, ya sabe que seré feliz con Max.
—Gracias, Matías, por estar siempre para mi— le digo a lo que el me abraza más fuerte
—Siempre— contesta como en un susurro
—¡Hey! a mi me dijo que me quiere— se queja Max a lo que me río — ya sepárense
—Suerte con Don Furia— me dice Matías a lo que me río
—Estoy aquí en frente, si los escucho— se vuelve a quejar Max
—Tu te burlaste de mi, ahora me toca burlarme de ti, idiota
—Pero que amor— dice Max haciendo un puchero
—¿Cómo porque tienes que rentar un cuarto de hospital para asustarme?— le pregunto a Max mientras le vuelvo a pegar en su brazo —Si pensé que te había pasado algo... aunque ahora entiendo porque Karla venía tan relajada, les doy un consejo, a la próxima cuéntenle la historia falsa que quieren que diga, porque tarda años en inventarse una.
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Los pobres no se mezclan con los ricos
Ficção AdolescenteTodo era normal, todo era tranquilo si se le podía llamar así a mi vida, hasta que una de mis mejores amigas obtuvo una beca en la mejor escuela privada del país, una escuela en la que sólo pueden pagar los ricos, pero la cuestión aquí es que ella...