La oscura sombra

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Narra Mike

Despierto y todo lo que hay a mi alrededor es oscuridad, no se donde estoy ni como he llegado aquí pero por alguna razón me siento alterado. Trato de calmar mi respiración mientras la tensión de mi pecho se encuentra aplastándome como si soportase un yunque pesado. Mis esfuerzos son inútiles.

Empiezo a incorporarme aun con este malestar que me aflige, por suerte parece que mis ojos se empiezan a adaptar a la oscuridad. Pienso que es algo bueno, hasta que reconozco el lugar en el que me encuentro.

Un pasillo de hospital, muchas puertas cerradas de un color verdoso, a excepción de una doble de color rojizo que se encuentra al fondo. Camino paso a paso ignorando el resto de puertas, ya fue inútil intentar abrirlas la primera vez, no sé porque ahora sería diferente. Atravieso el pasillo esperando que la criatura de mis pesadillas aparezca tras de mí, pero no lo hace. Al llegar a la puerta, respiro profundamente y la atravieso esperando encontrar la misma sala de quirófano que dejé la última vez, y al entrar me sorprendo al ver que el lugar estaba destrozado.

Entro al lugar preguntándome del por qué está todo patas arriba. Los armarios han sido golpeados, había arañazos por las paredes, las luces que no habían sido rotas titilaban y lo productos y utensilios sanitarios típicos estaban tirados por todas partes, aunque de entre todo el desadtre una cosa sobre salía sobre todo lo demás, y eso era que ahora había dos camas en el centro, con figuras bajo unas sábanas blancas de aspecto impecable.

Busco señales de la criatura de ojos verdosos que encontré la otra vez, la que desde que conocí estuvo atacando y abusando verbalmente de mí en mi mente, para ver si él podía darme alguna explicación de lo que estaba pasando.

-¿Shad? -miraba y buscaba el resplandor verde entre los rincones y esquinas donde no alcanzaba la luz- ¿Dónde estás? -No contestaba, ni daba señales de estar en el lugar.

La situación se volvía demasiado extraña, mientras que el peso que sentía en mi pecho aumentó notoriamente cuando pasé cerca de las camas.

La última vez que miré bajo la primera cama, el cuerpo de mi padre descansaba sin vida en ella. Y ahora, por alguna razón que no alcanzo a comprender había dos.

Me acerco a una de las camas y la presión volvió a aumentar, era como si mi curepo ya supiese que era lo que había oculto.

Extiendo mi manos para agarrar y tirar lentamente de la fina tela, descubriendo el cuerpo de mi padre, y al igual que la última vez tenía una gran marca en el costado.

Aparto la mirada, apenas puedo enfrentarme a esta imagen que hay ante mí, el simple hecho de recordar me resulta muy desagradable. Al girar mi rostro, la otra cama entra inevitablemente en mi campo visual, por lo que ahora centro mi atención en esta, y mi cuerpo tiembla al pararme justo al lado.

El silencio solo es interrumpido por el parpadeo inconstante de las bombillas, haciendo de esta situación aún más siniestra.

Con el valor que pude reunir nuevamente, agarro la sábana de la cama contigua a la de mi padre, y sin pensarlo tiro, pero esta vez con fuerza.

Todo mi ser tiembla al ver al Blinkus tumbado inmóvil en ellas, con sus ojos cerrados, y el vientre con heridas abiertas y frescas, desde la parte superior de su pecho hasta la base de su ombligo.

Mi cabeza me produce una punzada tan fuerte que caigo al suelo de rodillas con la pantera a la altura mi cara, y una oleada de recuerdos vienen abruptamente. Vuelvo a abrir mis ojos, pero ahora comprendo el motivo de esa gran presión en mi pecho, junto a las lágrimas que comenzaron a brotar sin poder pararlas.

-Blinkus... no, nononono -poso mi mano en su mejilla- despierta, despierta por favor -las gotas se deslizan por mi rostro, y caen en su hocico- no puedes irte, aún tenemos que buscar a tu familia ¿recuerdas? "Sniff".

Si Camino a Tú Lado (Furry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora