Un breve momento de paz

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Narra Mike:

Estaba enfadado y muy molesto con Wolfver, cuando se marcho a no se donde solo sentía que debía salir de este lugar para poder despejar mi mente durante un rato, pero cuando abrí la puerta me sobresalté al ver que Luxi se encontraba justo al otro lado de esta, *¿Qué hacía ella aquí?*

-Lo siento Luxi pero Wolfver no está, salió hace un rato -le expliqué dando por sentado que venía buscándolo.

-Sí, ya lo sabía. -habló con tono seco- venía a verte a tí y... Snif Snif -se detuvo y comenzó a olerme muy de cerca para luego alejarse de golpe- hueles fatal.

Su cercanía me resultó algo incómoda al igual que cuando me solía olisquear Wolfver, ¿Será alguna costumbre lobuna?.

-Pues lo siento -respondí dando un paso hacia atrás- pero llevo sin tomar un baño desde que me trajeron, y tampoco tengo una muda ni ninguna de mis cosas.

-¿Muda? -parecía algo confundida- no sabía que los humanos mudaban -reí ligeramente al oír su confusión- pero en cuanto a eso de tus cosas puede que tenga algo que te ayude.

Con un rápido y directo gesto de cabeza, me indicó que la siguiera, así que caminé tras ella no más que unos metros, hasta que llegamos a una cabaña cercana. Luego de que abriese el trozo de madera que usaba de puerta, traté de entra tras ella, pero fui detenido abruptamente por la loba.

-Quédate aquí -me ordenó muy seria.

De forma algo molesta por su actitud, me cruzo de brazos y espero a fuera de la que supongo sería el lugar donde residía ella, luego de un par de minutos, Luxi regresó sosteniendo unos bultos sobre sus brazos. Al observar mejor que eran esos objetos que cargaba, no puede más que emocionarme al reconocer incrédulo mis maletas de viaje, las cuales creí que se habían quedado en mi hogar después de ser traído aquí.

-¿Como es que tienes eso? -Le pregunté mientras se los cogía lentamente.

-Pues Wolfver fue el que trajo estas cosas a la misma vez que a ti -Sus orejas se bajaron un poco al decir eso- y la verdad no se muy bien que son, pero parecía saber que te resultarían útiles por alguna razón.

Miré a Luxi algo sorprendido, pues no imaginé que Wolfver en verdad caería en traer algo mío, y mucho menos mis maletas de viaje. Comprobé que estaban todas y cada una de ellas y cuando por fin me decidí a comprobar el contenido de estas, la expresión de Luxi ante mis rápidos movimiento y el sonido de las cremalleras fue muy divertida y más aun fue su rostro curioso al momento en el que comencé a sacar algunos objetos.

Entre todas las prendas de ropa que tenía nuevamente en mi poder, se encontraban también un equipo básico de escalada, linternas solares, una pequeña tienda de campaña auto montable e incluso... ¡mi móvil!, no creí volver a verlo de nuevo nunca más. Al divisar el pequeño aparato de comunicación, lo encendí rápidamente para poder confirmar que no recibía ninguna señal de cobertura ni de internet.

Luego de dejar el móvil a buen recaudo en un bolsillo lateral de la maleta, Luxí se había fijado en unas tiras de tela negra, las cuales agarro con cierto desagrado.

-¿Qué es esto humano, alguna especie de cuerda para atar o algo así?

-¿Cómo? ¡No!, esos son cinturones de lucha -respondí molesto por su insinuación- se utilizan en prácticas de combate, atandolas en la cintura para mostrar el rango de cada luchador.

Le explicaba de forma simple para poder aclarar sus dudas, pero creo que no acababa de entender del todo mi respuesta, o solo no entendía el simple hecho de utilizar trozos de tela para marcar el nivel de los luchadores. Me acerque a ella y recogí los cinturones para mostrárselos mejor.

Si Camino a Tú Lado (Furry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora