¿No hay nada como el hogar?

3.6K 347 42
                                    

Me encontraba viajando en el asiento de un autobús, esperando mientras volvía al lugar en el que había crecido y al que más de una vez pensé en nunca volver.

Como no disponía de un coche propio ni de nadie que me pudiera llevar, esta se convirtió en mi única opción de viaje. Esto empezó a traer algunos recuerdos de mi infancia, que comenzaron a invadir mi mente.

Alcé la mirada y pude verme a mí mismo sentado en el que era mi asiento favorito en mi antiguo autobús escolar, siempre mirando por la ventana el paisaje de árboles infinitos, o charlando con algún compañero de clase, divirtiéndome y riendo con ellos.

Personas entraban y salían en cada parada en la que se detenía el autobús, no sabía cuántas viajaban en ese momento con migo y la verdad tampoco es que me importara demasiado, yo solo tenía mi atención puesta en el exterior, para comprobar cuanto era que había cambiado el ambiente, y la verdad es que no noté ningún gran cambio.

Después de unas horas de viaje, tan solo quedaba yo en todo el autobús y claro está eso no pasó desapercibido para el conductor.

- Señor, ¿no tiene pensado bajar? - Preguntó el conductor en tono serio.

Este me miraba desde su espejo retrovisor con una mirada bastante sería. Como me encontraba en el último asiento decidí levantarme y acercarme para poder hablar mejor con el.

Al ponerme a su lado para poder verlo y hablarle mejor, me fijé que era un hombre fornido de brazos fuertes, que aún me miraba con seriedad. Vestía el típico uniforme de conductor de autobús, traje y gorra azules y camisa blanca.

- Disculpe, pero ¿No queda otra parada un poco más adelante? -Pregunté algo confundido.

Tras mi pregunta, la mirada del conductor cambió de inmediato a una de sorpresa, me miró de arriba abajo haciéndome sentir algo incómodo.

- Bueno sí, pero nadie suele bajar en esa parada, ya que lo único que hay allí por esta época, son árboles secos y una antigua cabaña abandonada -Respondió seriamente.

Tuve mis dudas sobre cuánta información debía revelarle al conductor, pero me pareció que lo mejor era simplemente ser sincero y así proseguir la ruta lo antes posible.

- Ya, es que esa cabaña que a mencionado es donde yo vivía de pequeño antes de mudarme, y ahora por motivos de trabajo he decidido volver -Expliqué sintiéndome algo incómodo.

Tras mi explicación no hizo falta decir más, el conductor cerró las puertas de nuevo y continuó la ruta en completo silencio, mientras yo volvía a mi asiento en la parte trasera del autobús, aunque esta vez podía notar como de vez en cuando me miraba por el retrovisor, lo que me hizo sospechar que seguramente conocía la trágica historia que ocurrió en esa cabaña, "mi historia" y con lo que le conté antes, habrá deducido quién era yo.

- Ufff, que mal -Dije en un suspiro algo incómodo.

No tardamos mucho más en llegar a la última parada, donde tras bajar del autobús y recoger las maletas del lateral, me dirigí a despedirme del conductor con amabilidad. Este me devolvió la despedida con una sonrisa notoriamente forzada y tiro de la palanca que cerraría las puertas, pero justo antes de cerrar del todo pude oírlo decir.

- Pobre muchacho.

Ignoré su comentario, ya que estaba más que acostumbrado a que la gente se compareciera de mí, por lo que solo cogí mis maletas y me dispuse a seguir la ruta más rápida a mi antiguo hogar siguiendo el río.

Caminaba mientras observaba los árboles desnudos a mi alrededor, y pisaba las hojas caídas y secas que se encontraban por todas partes, aunque esta no era la primera vez que veía el bosque así. A algunas personas no les solía agradar el paisaje que dejaba el paso del otoño al invierno, pero a mí me daba igual como se viera, este bosque siempre me encantaba.

Si Camino a Tú Lado (Furry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora