Narrador omnisciente
Después aquella hermosa propuesta, la tarde siguió en un ambiente mágico, disfrutando del pequeño picnic y del panorama que las murallas mostraba, riendo y gozando de su compañía hasta el momento en que volvieron a casa.
Como una pareja.
La chica se encontraba recargada en el hombro del contrario, disfrutando del suave movimiento que el caballo blanco producía mientras disfrutaba del calor del rubio y el sonido de su corazón.
Aquello estaba arrullándola para dormir cuando una pregunta golpeó su cabeza.
-Erwin.- llamó la azabache suave.
-¿Qué sucede?- preguntó tranquilo.
-Quisiera preguntarte algo.- dijo serena, pero un poco incómoda por lo que iba a preguntar.
-Dime.- dijo confiado.
-¿Por qué te alejarte de mí antes? ¿Hice algo para merecer tu desamor?- preguntó un poco desanimada.
El silencio se hizo presente y fue en ese momento en que la chica quiso retractarse de sus palabras.
-No hermosa, tú nunca hiciste nada malo.- dije rendido y temiendo arruinar la situación.- Ese día yo te mentí, todo lo que te dije y esa indiferencia que tuve fue mentira.
En ese momento sentí como su cuerpo se tensaban mientras sus manos se aferraban a mi ropa.
-¿Por qué?- preguntó confundida.- ¿Mi trabajo como bailarina o mi verdadera identidad te molestaba? Yo... yo pude cambiar si me hubiera...
-No Amelie.- dije firme cortando su voz y volviendo a un ambiente silencioso.
-Entonces ¿Por qué?- preguntó confundida.
Miré sus ojos, encontrándome con aquellos hermosos ojos brillantes por la incertidumbre.
-Tenía miedo.- admitió serio y avergonzado.
-¿Eh? ¿Tú?- preguntó incrédula.
-Soy humano hermosa y yo también tengo miedos aunque no los llegue a demostrar, los tengo.- dije serio mientras me sentía estúpido por lo que iba a admitir.
-¿Entonces de qué tenías miedo?- preguntó dulce como si quisiera protegerme cual cría.
Bajé la mirada apenado de temer de mis propias percepciones y no de los titanes.
-De no ser suficiente, de no poder cumplir mis promesas, de no ser el hombre que mereces.- dijo serio, lo último lo hice mientras movía mi brazo derecho.- De no poder volver a tu lado.
-¿Por qué nunca me lo dijiste?- preguntó serena y suave.
-Me molestaba imaginar el dolor de tu corazón si supieras que estaba herido o si... te dijeran que no volvería.- dije serio mientras intentaba contener la frustración.
Era hora de decir la verdad.
-No quería que envejecieras esperando por mí. Creía que si desaparecía, podrías encontrar a un hombre mejor, uno que pudiera darte todo lo que mereces.- dijo serio.
Quemaba admitirlo, pero cualquier persona podría tener la facilidad, aunque eso lo matara de los celos.
-Solo quería que fueras feliz.- admitió sereno con un pequeño nudo en la garganta.
Ambos se quedaron callados un momento, aparentemente incómodos cuando era todo lo contrario.
-No sabes como lo siento...- dijo derrumbándose por sus acciones, pero antes de que siguiera hablando sus labios impactaron con los míos.
Aquel dulce gesto provocó que mi mente se aclarara y mi cuerpo se relajara completamente.
Aún no estoy seguro de cómo es que lo hace, pero siempre que puedo a estar cercanía con ella además de sentirme cómodo y protegido, mi mente se aclara, todas mis ideas se acomodan y los problemas que me ahogaban ahora no son más que humo.
No sé si es por el delicioso y dulce aroma fresco de su piel o el dulce tono de su voz lo que provoca todas esas sensaciones en mí.
Al separarnos del beso noté una pequeña mueca en sus labios, parecía ser un gesto amargo, pero sus ojos contaban una historia totalmente diferente.
-¿Por.. por qué esa cara?- pregunté curioso y tímido por no entender su reacción.
-Eres un estúpido.- susurró divertida devolviendo su sonrisa mientras sus ojos se empañaban por lágrimas.
Me quedé mirándola curioso por su respuesta y cambio de actitud.
-¿Acaso no puedes entenderlo?- preguntó con un nudo en la garganta.- ¿Por qué no entiendes que yo esperaría por ti sin importar nada?
Me quedé callado sin poder contener aquel extraño hormigueo recorrer mi piel mientras una cálida sensación recorría mi pecho, haciéndome sentir en mi hogar.
-No importa el tiempo que me tomara, yo te esperaré por ti porque nunca podría ser capaz de ama a otro hombre que no fueras tú.- concluyó mientras me sonreía con sus brillantes ojos.
Debo admitir que aquellas simples palabras me hicieron sentir una ola de sensaciones recorrer todo mi cuerpo como si le estuviera dando vida, una nueva esperanza y razón para vivir en este mundo.
Si pudiera explicarlo solo diría que me sentía feliz, optimista y enamorado.
-¿Aunque me falte un brazo?- pregunté con cierta burla mientras movía lo que quedaba de él.
-Aún si solo quedara tu torso, yo te seguiría amando.- dijo mirándome directamente a los ojos mientras su mano alcanzaba mi mejilla.- Un brazo o una pierna no te hace menos hombre.
Sonreí satisfecho al confirmas una vez más que ella me amaría no importara el caso, al igual que yo la amo en todas sus facetas ya sea como bailarina, panadera, soldado, etc.
Tomé su mentón suavemente, pasando mi pulgar por la orilla de sus rozados labios mientras sentía como su piel comenzaba a calentarse un poco mientras pequeñas contracciones cruzaban mi espalda.
-¿De verdad crees que soy un buen hombre?- pregunté en un susurro al sentir un cosquilleo donde pasaban sus labios.
-El mejor del mundo.- contestó sonriendo.
-¿Y sabes que todo buen hombre, como yo, necesita a una gran mujer?- susurré al sentir un escalofrío al sentir su aliento.
-¿Una mujer?- preguntó pícara, sonriendo mientras sentía sus pequeñas manos recorrer mi pecho, intentando desabrochas los botones de mi ropa y meter los dedos.
Dejé salir un sonido de afirmación, deseoso de llegar a la casa para poder hacer mía a esta mujer.
A la que sería la señora de Smith.
-¿Y qué clase de mujer?- preguntó mientras paseaba sus labios por mi cuello.
-Una mujer hermosa, valiente...- dije al sentir como dejaba pequeños besos en la zona de mi cuello.- Simplemente perfecta como tú.
Dicho eso, y con el deseo de volver a unirme con la mujer que amo, junté nuestros labios en un suave y ansiado beso mientras en mi mente cruzaban miles de pensamientos, entre ellos el que decía que debíamos llegar.
Debíamos llegar a casa lo antes posible o no podría controlarme por tanto tiempo.
CONTINUARÁ...
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Con olor a flores //Erwin&tu
FanfictionMi vida siempre estuvo rodeada de muerte, siempre perdí gente a mi alrededor por lo que aprendí a vivir y pelear sin corazón. No había razón para hacerlo y todo se volvió una rutina, sin sentido ni objetivo hasta que el olor de tu piel despertó algo...