Con olor a flores //Erwin&tu

🌻Capitulo14🌻

Narra Amelie 

Después de vestirnos y retomar una mejor postura, Erwin me dejó en su despacho un momento mientras se encargaba de mi situación, estaba muy curiosa con el asunto, pero otro asunto era lo que ocupaba mis pensamientos.

Haberme encontrado con esa mujer en este lugar me traía muchos recuerdos y preguntas a la mente por lo que mis ansias de poder hablar con ella estaban rebasando mis niveles de autocontrol. 

*Flasback*

Estaba siendo escoltada por un cadete en silencio, cuando en uno de los pasillos vi a un pequeño grupo de jóvenes que reían entre ellos. Uno era rubio, fornido y alto, otro era moreno, demasiado alto y de apariencia tierna, otro moreno más bajo de ojo turquesa, pero la persona que más destacaba era una chica albina de piel blanca.

Mis ojos se abrieron al reconocer perfectamente aquella figura y aquellos orbes que en un momento se posaron en los míos. 

Pude notar, por algunos gestos faciales, que ésta me reconoció, pero por la presencia de los otros chicos no pudo reaccionar de manera evidente por lo que imité su acto e ignoré que ese momento sucedió. 

*Fin del flashback*

Siendo sincera no esperaba encontrarme con ella aquí, no era algo grato y podría ser peligroso ya que tanto ella como yo, tenemos nuestros secretos y conexiones, además de que tenemos gente a la que pondríamos en riesgo. 

Si alguien llegara a descubrirnos... no sé qué podría sucederle a Erwin, pero de algo sí estoy segura, no voy a permitir que nadie se acerqué al rubio de ojo azul. 

Nada va a sucederle... aunque eso implique...

-¿Pasa algo hermosa?- preguntó Erwin mientras me tomaba de los hombros y besaba mi mejilla.

-Solo me preguntaba si la panadería estaría bien.- mentí mientras le regalaba una sonrisa. 

-Estoy seguro de que sí, aunque la que realmente importa aquí eres tú.- dijo mientras me daba un abrazo y un suave beso en el cabello. 

-Eso espero sino no tendría a que volver.- dije mientras disfrutaba de aquel cariño. 

Esperemos que nadie vaya a buscarme...

****

Después de haber pasado un rato confortable con Erwin, fuimos a almorzar para después volver y tener una sesión de besos y arrumacos hasta que tuve que quedarme sola ya que éste debía atender alguno asuntos, dejándome sola en su oficina. 

-Tan lindo- pensé enamorada.

No podía evitar sentirme como si fuera su esposa ya que los cadetes que entraban, me preguntaban si se me ofrecía algo y por alguna razón me eso me hacía sentir atendida de esa manera tan particular

Una sensación extraña. 

Estaba mirando algunas cosas de las repisas que el rubio tenía cuando la puerta se abrió, miré y de esta apareció una chica de cabello blanco. Me sorprendió encontrármela aquí, no esperaba que ella viniera a ver al rubio y aunque quisiera hablarle, debo contenerme.

-Erwin, no está, pero...- dije amable, pero antes de que pudiera seguir ésta me interrumpió. 

-No venía a verlo... sino a hablar contigo.- dijo seria mientras me miraba.

Aquello me hizo abrir los ojos de golpe y sentirme un poco arrinconada, pero debía de mantenerme serena y en mi papel.

-Ya veo.- dije sonriendo segura.- ¿De qué quieres hablar?