🌻Capitulo 11🌻

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Narra Amelie

Erwin estaba besando mi cuello con desesperación, sus manos apretaban mis piernas y culo, estaba mojándome demasiado rápido, poco faltaba para que no pudiera detenerlo por lo que tomé sus hombros con fuerza y lo terminé empujando.

Me junté a la pared y lo miré fijamente mientras intentaba regular mi respiración. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando lo vi mirarme con cierto desafío como si estuviéramos a punto de jugar al gato y al ratón.

Tragué en seco, éste se lanzó hacia mí, pero antes de que pudiera tocarme un pelo, lo esquivé y salí corriendo a mi habitación. Esperaba poder llegar antes de que el rubio, retomara el equilibrio, pero cuando entré y me disponía a cerrar la puerta, algo la detuvo.

Por el susto y el miedo me alejé de ésta, miré y pude ver como el rubio azotaba la puerta mientras me miraba como depredador; sus ojos azules estaban oscurecidos por el deseo y la lujuria.

El hombre se me acercó hasta volver a acorralarme contra la pared, intenté bajar la mirada y ponerme en posición fetal, en un intento de proteger mi cuerpo de sus manos, pero antes de que pudiera moverme, sus manos tomaron mi cabeza.

Sus dedos acariciaron suavemente mi cabello, me miró un momento para así besarme de manera desesperada; su lengua entró a mi boca y acarició la mía con necesitada.

Intenté separarlo de mí, pero poco a poco el beso desesperado comenzó a volverse apasionado, pude volver a sentir como sus labios me declaraban el amor que el soldado tenía hacía mí; fue así que poco a poco comencé a ceder hasta que no pude más.

Cerré los ojos mientras mis manos pasaron por su cabello, despeinándolo y jugando con él mientras disfrutaba de sus labios. Poco a poco comencé a sentir como sus besos descendían de mi boca a mis mejillas, de éstas a mi cuello y busto.

En ese preciso momento, maldecía tener puesta la ropa, ahora odiaba este maldito vestido que solo impedía sentir las cálidas manos del rubio frente a mí. Sentí sus manos descender de mi cadera hasta que en un momento, dejé de sentirlas.

Abrí los ojos y al mirar me encontré con rubio metido debajo de la falda, sentí un maldito calor recorrer mis mejillas, iba a soltar un grito y sacarlo de ahí cuando sentí algo húmedo tocar mi zona íntima.

-Aggh...- gemí al sentirlo.- Er..Erwin...

Lo nombre, pero no recibí respuesta cuando volví a sentir como algo volvía a tocar la zona, iba a quejarme cuando sentí como quitaban mi braga y sentí como seguían tocando. Lo pensé un par de segundos hasta que llegué a la conclusión de que estaba haciéndome sexo oral.

Abrí los ojos de golpe, y cuando iba a decir algo sentí el mayor de los placeres. La lengua del comandante, jugaba con mi parte íntima, chupaba y lamía mi clítoris con tanta habilidad que me hacía tocar el cielo con las manos.

-Aaghh.. aghh..

Por el placer, mis piernas comenzaron a temblar, en un momento creí que iba a caerme, pero antes de que pudiera decir algo, sentí como me tomaban de la cadera para así levantarme.

Solté un grito por el susto, pero las fuertes manos de Erwin me sostuvieron, miré la escena y vi como se las había arreglado para poder mis piernas en sus hombros.

Iba a pedirle que me bajara, pero se me adelantó y siguió lamiendo. Seguí gimiendo y sintiendo placer mientras que con una mano intentaba aferrarme a la pared y con la otra, jalaba la melena rubia.

-Erwin... Erwin!- gemí mientras sentía su lengua pasar por mi punto G.

Él me ignoró y siguió con su trabajo hasta que lentamente comenzó a moverse, en un momento sentí como caía, abrí los ojos del susto, pero todo acabó cuando pude sentir la superficie suave.

Con olor a flores //Erwin&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora