🌻Capítulo 66 - p3🌻

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Narrador omnisciente

Erwin esperaba recostado en el sofá, mientras su mujer preparaba su regalo de bodas. El rubio se sirvió un trago para hacer más amena la espera, y apenas dio un trago al vaso, la luz de la habitación se volvió un poco tenue mientras la música se escuchaba de fondo. 

De entre la oscuridad, la fina figura de la chica apareció desde una esquina de la habitación, para así modelar el llamativo y provocador traje color rojo con detalles dorados hasta quedar frente a él. 

Al verla, los ojos azules brillaron mientras una sonrisa se pintaba en sus labios, se acomodó en el sofá, mirándola con toda su atención mientras miles de sensaciones recorrían su cuerpo y miles de imágenes cruzaban su mente.

Amelie se colocó el velo, en segundos le regalo una mirada misteriosa para comenzar con la danza.

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Para que vean mejor la escena 💃

Erwin miraba con una sonrisa el baile de su esposa mientras sentía como aparecía una presión en la zona de su entrepierna, debido a la excesiva muestra de piel que su mujer le mostraba en aquellos intencionales y provocativos movimientos. 

En un punto, dejó el vaso a un lado para desabrochar su pantalón, dejando a la vista el bulto aún cubierto por su bóxer, liberándolo de la molesta prenda que lo reprendía.

-Sigue tentándome y no me contendré...- pensó apreciando sus provocativos movimientos. 

En un movimiento de cadera, la falda de la azabache se levantó más de lo esperado, mostrando la desnuda zona íntima de la chica, acto que fue la gota que derramó el vaso. 

-Se acabó.- declaró firme al no poder soportar seguir negando la erótica invitación de su mujer.

En el momento en que las orbes azules se posaron en aquella zona, el rubio estiró su brazos rápidamente para así jalar a su mujer, haciendo que esta cayera en sus piernas, sacándole un pequeño susto.

Erwin no esperó nada, para tomar el sujetador del traje y levantarlo, exponiendo los pechos de la chica. Sin esperar ni un solo sonido de su parte, comenzó a masajear uno de ellos mientras capturaba el pezón del otro para lamerlo y succionarlo como si intentara sacar leche.

-Agh...- gimió mientras sentía placenteros escalofríos recorrer su espalda.

Lentamente se acomodó en el regazo del rubio para así abrazar su cabeza y unirlo más a su cuerpo mientras su cadera comenzaba a moverse en círculos, creando una placentera fricción entre sus genitales.

Poco a poco la mano del rubio, abandonó el pecho para así deslizarse lentamente hasta el trasero de la chica, por debajo de su traje, comenzando a apretarlo y palmearlo un par de veces sacando pequeños quejidos placenteros y enrojeciendo la piel.

El rubio siguió succionando y lamiendo el pezón, sacándole uno que otro sonoro gemido de entre los jadeos de la azabache hasta que se detuvo completamente, sobresaltando a Amelie, ganándose la mirada parda de la chica.

-Si quieres que continúe obedecerás a tu comandante.- susurró seguro para relamerse los labios, intentando limpiar el hilo de saliva que aún caía de la comisura de su labio.

La chica iba a objetar ya que la idea del papel de sumisa no le gustaba del todo, por lo que solo sonrió burlona.

-¿Se le olvida que yo no obedezco a nadie?- susurró burlona mientras se acercaba a su cara.

Erwin dejó salir una gruesa risa mientras lentamente deslizaba su mano hacia la intimidad de la chica y lentamente jugando con sus labios vaginales, rozando la entrada a su vagina con malicia. 

Con olor a flores //Erwin&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora