Mi vida siempre estuvo rodeada de muerte, siempre perdí gente a mi alrededor por lo que aprendí a vivir y pelear sin corazón. No había razón para hacerlo y todo se volvió una rutina, sin sentido ni objetivo hasta que el olor de tu piel despertó algo...
Hace un tiempo que estoy en el hospital. El personal médico me han cuidado bien, debo suponer que son órdenes de la corona, y aunque esa atención sea un poco incómoda a veces, es lo de menos ya que hace un par de días recibí una noticia que...
*Toca su vientre* Aún no sé cómo digerirla.
*Flashback*
¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?
Lentamente comencé a despertar, sin saber nada de lo que ocurría. En cuanto capté la luz de la habitación, me sentí abrumada y desorientada, todo el cuerpo me dolía, pero había algo que me faltaba.
Me sentía vacía.
Con las pocas fuerzas que tenía, y por instinto, deslicé las manos hacia mi vientre, esperando sentir a mi bebé, y no fue necesario mirar para darme cuenta de que ya no había nada ahí, mas que rígidas vendas.
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En ese momento sentí un nudo en mi garganta, mis ojos se empañaron y saladas lágrimas recorrieron mis mejillas mientras mi corazón se encogía y esa dolorosa sensación quemaba mi piel.
-No... No pude protegerte..- sollocé mientras abrazaba mi vientre.
****
Estuve llorando por un tiempo cuando una enfermera entró y se acercó a mí rápidamente, tocó mis brazos y me preguntó si estaba bien, suavemente me levantó para dejarme sentada, pero lo único que pude hacer fue llorar desconsolada, preguntando por mi bebé.
La mujer no dijo nada simplemente me abrazó y acariciando mi espalda con suavidad mientras yo me desahogaba, sin dejar de preguntar por mi bebé.
Quería respuestas.. Merecía saber lo que había pasado, al final era mi bebé y debía confirmar que esto había sucedido por culpa mía.
-¿Dónde está..?- pregunté aferrándome a su ropa.- ¿Dónde está mi bebé?
-Amelie...- susurró dolida.- No deberías...
-Por favor, dime.- rogué.- Dime, ¿Qué paso con él?
La mujer se quedó callada un tiempo mientras yo seguía rogándole que me dijera la verdad, por más cruda y cruel que fuera, debía saberlo ya que esta noticia no podría ocultarla a nadie y mucho menos a Erwin.
Debía contarle la verdad...
-Por favor...- susurré.
-Amelie, él... él murió anoche.- dijo la mujer con una voz dolida.
Apreté la mandíbula mientras mi pecho se contraía, provocándome dolor y la pérdida del aliento.
-¿No pudieron.. salvarlo?- pregunté dolida.
-No, cuando llegaron él ya estaba muerto.- dijo seria mientras me abrazaba más fuerte.- Pero si no fuera por él tú no hubieras sobrevivido.
Apreté la mandíbula al pensar que si yo hubiera muerto, tal vez él hubiera vivido.
