🌻Capitulo 17🌻

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Narra Amelie *meses después*

Ha pasado un tiempo desde la última vez que supe algo de Erwin, la última carta que recibí de Hina fue hace unos días en la que me decía que irían a una misión pronto y que no sabía cuándo volverán.

Para mi sorpresa no había mencionado al rubio como usualmente lo hacía por lo que me quedé un poco inquieta, pero Erwin era muy inteligente y fuerte así que él volvería a mí tarde o temprano.

Hoy era un día lluvioso, más fresco de lo normal y como cualquier día así, las calles estaban completamente solas, todos se encontraban en casa por lo que podía cerrar temprano y limpiar un poco la casa.

Me encontraba recogiendo la panadería, cuando la puerta sonó, dejé las cosas sobre el mostrador y fui a abrir para decirle que ya estaba cerrado, pero me tragué las palabras al encontrarme con la última persona que esperaba.

-¡Erwin!- grité contenta de que estuviera aquí.

Él se encontraba cubierto de sangre, mojado y con un gesto serio, pero nada de eso me importó, iba a abrazar su cuello cuando éste me detuvo tomando mis muñecas y empujándome lentamente.

-¿Erwin?- pregunté confundida al ver su actitud

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-¿Erwin?- pregunté confundida al ver su actitud.

-Señorita...- dijo serio.

-Hey, ¿Qué sucede?- pregunté preocupada por él ya hacía mucho no me llamaba así.

-Yo no puedo seguir con esto.- dijo serio y firme mientras me miraba.

-¿Con qué?- pregunté sin entender a qué se refería.

Erwin me miró un momento como si esto fuera un discurso de la legión, se estaba comportando de una manera seria y desinteresada, pero había algo en su mirada que su boca no podía decir.

-N.no.. No entiendo.- dije confundida y nerviosa al verlo así.

-No podemos seguir viéndonos señorita.- dijo firme y serio.

-Deja de bromear.. y dime qué es lo que...- decía cuando las manos que acercaba a su rostro, fueron detenidas.

-¡Esto no es una broma!- dijo serio mientras me tomaba de forma brusca de las muñecas, deteniéndome.- ¡Ya no deseo volver a verla!

-¿¡Por qué!? ¡¿Qué mierda es lo que te pasa?!- grité confundida y sin poder creer lo que decía.

-¡Por qué yo ya no la deseo, ya no es suficiente para mí! ¡Y ya no quiero volver a verla en mi vida!- gritó con tanta seguridad mientras me miraba con pena y lástima.

Aquello lo dijo tanta frialdad que sentí como si me tiraran un cubo de agua helada, me sentía completamente fuera de lugar sin saber cómo reaccionar. En ese momento, varios recuerdos de nosotros juntos, sonriendo y compartiendo besos aparecieron en mi mente como si fueran un teatro mal montado.

Con olor a flores //Erwin&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora