Mi vida siempre estuvo rodeada de muerte, siempre perdí gente a mi alrededor por lo que aprendí a vivir y pelear sin corazón. No había razón para hacerlo y todo se volvió una rutina, sin sentido ni objetivo hasta que el olor de tu piel despertó algo...
Nos tomó varios días, pero por fin llegamos a las murallas. Una vez entramos, tuve la ligera sensación de tensión en el aire, a pesar de que todo parecía normal, y la gente iba y venía, aquella sensación no se iba.
Estuvimos pasando por las calles cuando noté que nos habíamos pasado la calle que llevaba a la panadería, iba a llamar a Levi y Hanji creyendo que era un pequeño error, pero al mirar su aura pude notar que había algo en ellos.
Algo diferente.
Estuve mirando el panorama para poder mirar disimuladamente por el rabillo del ojo a los cadetes. Estuve viéndolos lo más que pude y al hacerlo todos mostraban algo diferente, pero fue la reacción de Armin la que llamó mi atención.
Me atrevía a decir que todos preocupados, pero ¿por qué?
Me acerqué a los chicos para preguntar a dónde nos dirigíamos y qué era lo que me estaban ocultando.
-¿A dónde vamos?- pregunté serio y confundido.
Levi se quedó callado un momento mientras Hanji ni siquiera volteaba a verme.
-Iremos al hospital.- contestó el azabache.
-¿Al hospital?- pregunté confundido.
-Nos encontraremos con Chunta.- dijo Hanji serio, aún sin mirarme.
-Lo siento, pero no puedo ir.- dije serio mientras me preparaba para salir cabalgando rumbo a la panadería.- Debo ir a ver a mi mujer, quiero saber cómo está. Nos vemos después.
Iba a desviar al caballo cuando escuché a Hanji hablarme de una forma casi demandante.
Realmente no me interesaba mucho el saber de otras personas ahora ya que en lo único que podía pensar era en mi mujer y mi hijo, pero algo me detuvo.
Levi estaba serio, parecía apretar la mandíbula mientras la castaña apretaba la rienda con fuerza, ambos parecían tensos e incómodos.
-No lo sabemos.- dijo Hanji seria, pero su rostro afligido me decía que aún se callaba algo.
Iba a pedirle que fueran sinceros conmigo cuando Levi miró a la castaña cansado y rendido.
*Suspiro cansado*- Erwin.- me llamó firme y serio.- Es Amelie, ella está internada en el hospital.
En el momento en lo dijeron, sentí como un cubo de agua helada me caía encima, entendiendo que todo lo que había sentido antes era porque algo le había sucedido a mi mujer.
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Sin esperar a que dijeran algo más, apresuré al caballo para llegar lo más rápido posible al lugar, para poder saber con certeza lo que había sucedido y saber el estado de mi familia.
