Narrador omnisciente
Después de otro encantador día en familia, la deseada noche cayó sobre la cabaña de la familia Smith. La calma y la serenidad reinaba en el semi silencioso ambiente junto a una brisa fresca, produciendo que cualquier simple y pequeño roce de pieles fuera más cálido, cómodo e, incluso, placentero.
Una noche ideal para avivar esa llama.
En la cabaña no podía escucharse ningún sonido, a excepción de los suaves cantos de los grillos, que arrullaban a los críos que descansaban cerca de la ventana, pero no todos se encontraban descansando.
En medio de aquella paz, unos extraños, cortos y ahogados sonidos podían escucharse en la habitación del fondo, donde el matrimonio dormía.
-Aggghh... Erwin...- gimió la chica complacida al sentir los grandes dedos de su esposo acariciar su clítoris mientras su entrada era acariciada por la punta de su pene, mojándola aún más.
El rubio sonrió complacido al notar el sonrojado rostro de su mujer junto a sus ojos empañados por el placer; aquella imagen que hacia tiempo no veía. Erwin movió suavemente su cadera, dejando que su pene erecto acariciara la húmeda y cálida entrada de la mujer, que deseosa lo esperaba.
Sin decir nada, el pene del rubio se introdujo en su vagina, resbalándose suavemente entre sus paredes causando una descarga eléctrica en la chica y un sentimiento de satisfacción en él.
-Se siente.... muy bien...- pensó Erwin al percibir la intimidad de su mujer más húmeda de lo normal y dilatada.
Lentamente la cadera del rubio comenzó a moverse lento, causando más de un jadeo y uno que otro gemido, y que las piernas de Amelie rodearan su cintura, atrayéndolo más a su cuerpo.
De un momento a otro, los ojos azules se posaron en la figura frente a él, admirando la vista cuando un llamativo y apetitoso rebote llamó su atención, causando que centraran la mirada y que su boca salivara.
En segundos, Erwin se inclinó hacia delante, a la altura del pecho de su mujer, y así atrapar uno de los pezones de la chica, pasando la lengua sobre estos en un excitante juego.
-Aaahhh... Agghh...- gimió Amelie al sentir como sus pezones se endurecían.
Los lentos y juguetones movimientos de su lengua provocaron que pequeñas gotas de leche comenzara a salir del seno de la chica, causándole al rubio un extraño y erótico fetiche.
Por inercia, los labios del rubio se cerraron, comenzando a succionar el líquido mientras su mano se alejaba de su intimidad para así masajear el otro seno, estrujándolo suavemente; sacando leche como si de una vaca se tratara.
-Erwin... Si.. sigues bebiendo... no va a quedar nada.- regañó la chica al sentir como su esposo cambiaba de seno para volver a succionar.
Aquella extraña acción le pareció erótica y placentera que comenzó a sentir pequeños espasmos en su espalda, pero debía detenerlo si quería tener suficiente leche para sus hijos.
Las manos de la chica tomaron los hombros del rubio, en un intento de detenerlo, pero este simplemente ignoró el intento y siguió bebiendo , aumentando la velocidad de sus embestidas, deteniendo a la chica y produciendo gritos más altos.
*Risa ronca*- Si elevas la voz... los niños despertarán.- susurró separándose escasos centímetros de su pecho mientras un fino hilo de leche caía de un lateral de su boca.- Baja la voz.
Odiaba darle la razón en esas situaciones por lo que sin decir algo, abrazó el cuello de su esposo, pasando sus manos por su espalda, arañándola al sentir una embestida fuerte y pausada.
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Con olor a flores //Erwin&tu
FanficMi vida siempre estuvo rodeada de muerte, siempre perdí gente a mi alrededor por lo que aprendí a vivir y pelear sin corazón. No había razón para hacerlo y todo se volvió una rutina, sin sentido ni objetivo hasta que el olor de tu piel despertó algo...