🌻Capitulo 67🌻

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Narra Erwin *a la mañana siguiente*

Era de mañana, una fresca brisa entró por la ventana, acompañada con el salado aroma a mar, haciéndome sentir relajado y con un poco de frío. Extendí mi brazo, buscando el cuerpo desnudo de mi mujer para poder abrazarlo y disfrutar de su aroma a flores.

 Extendí mi brazo, buscando el cuerpo desnudo de mi mujer para poder abrazarlo y disfrutar de su aroma a flores

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Al primer tacto no pude encontrarla por lo que seguí palmeando el lugar, sin éxito. Abrí lentamente los ojos, buscando su cuerpo en su lado de la cama, pero lo que terminé encontrándome fue su ausencia. 

Intenté moverme cuando me percaté de un bulto escondido en mi pecho. Sonreí mientras cerraba los ojos nuevamente, asumiendo que era mi mujer, que aún estaba dormida por lo que quise molestarla un poco y despertarla, pero cuando puse mi mano en lo que creí era su trasero, noté algo distinto. 

La zona era blanda, sin forma, algo completamente diferente a lo que realmente era. 

Abrí los ojos y miré, encontrándome con la cobijas hechas un bulto, pero no había rastro de mi mujer dentro de la habitación.

-¿Amelie?- pregunté con mi rasposa y mañanera voz.

No obtuve respuesta por lo que volví a llamarla alzando un poco más la voz.

-Amelie.- la llamé, pero la respuesta fue la misma.

Levanté la cabeza y la busqué en la habitación con la mirada, pero me encontré completamente sola por lo que perezosamente me levanté de la cama, me coloqué mi bóxer y comencé a caminar a la puerta de la habitación. 

Debía buscarla por toda la casa y volver con ella a la cama, pero al pasar por los pasillos y el salón noté que ella no estaba, sin embargo, había algo en el alrededor diferente que no lograba saber qué era. 

Mi mente aún estaba un poco adormilada, me sentía como en un sueño. 

Estaba desorientado por lo que sin ganas me senté en el sofá y tomé mi cabeza con mi mano mientras intentaba terminar de despertar, pero la ausencia de mi mujer y el nublado cielo me hacía sentir un poco deprimido.

Estuve pensando un poco cuando miles de recuerdos aparecieron en mi mente, mis compañeros, mis amigos, todos aquellos que murieron por mis órdenes y a los que despedimos un día como este. 

Poco a poco ese sentimiento de angustia y dolor volvió a mi pecho mientras las ganas de llorar venían a mis ojos porque una vez más estaba solo, justo cuando pensaba que podría tener una vida placentera. 

Tomé mi cabeza con la mano, intentando borrar todos esos dolorosos recuerdos, queriendo concentrarme en otra cosa, pero simplemente no podía hasta que un par de manos tomaron la mía. 

Levanté la cabeza de golpe, encontrándome con los hermosos y brillantes ojos de mi mujer, mirándome con felicidad.

-¿Amelie?- pregunté un poco desorientado. 

Con olor a flores //Erwin&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora