🌻Capitulo 36🌻

586 68 18
                                    

Narra Amelie 

Gracias a un carruaje que Pixis nos consiguió podríamos ir a mi casa, sin embargo es un viaje largo así que podríamos tomarnos un descanso.

Durante el viaje estuve mirando por la ventana, pensando algunas cosas, entre ellas me sorprendía la rapidez con la que recuperar a Tora se volvió nuestra mayor prioridad, algo que debía hacerse de emergencia.

¿Pero dónde podría estar? 

El único que podría saber su paradero sería Kenny y su estúpida pandilla, pero él no estaría aquí, no podía estar dentro de las murallas sin que yo lo supiera por lo que debía estar... 

Fuera. 

*Bostezo* 

En el momento en que ese sonido resonó en mis oídos, mi mirada se centró en el rubio que se encontraba sentado junto a mí; al mirar noté las ligeras bolsas que se encontraban debajo de sus orbes azules.

Fueron cuestión de segundos cuando lo vi cabecear en su lugar, evidentemente estaba incómodo, y a pesar de no querer volver a involucrarme con él, no podía verlo somnoliento y en ese estado. 

Me molestaba. 

-Erwin.- lo llamé suave.- Puedes recargarte en mí si gustas.

No escuché nada de su parte, pero en cuestión de un par de segundos sentí un peso recargarse sobre mi cuerpo, miré, encontrándome con el suave rostro del rubio dormido. 

Me fue inevitable sonreír suavemente mientras recargaba mi cabeza en su hombro, se sentía tan cómodo y cálido que me hizo recordar todos aquellos momentos que pasamos juntos en la panadería. 

*Sonríe* Extraño esa vida normal y tranquila, pero por desgracia no podía desaparecer ahora, aún tengo cosas pendientes, muchas de ellas se encontraban fuera de las murallas. 

Y no sé si vaya a salir salir viva de esas.

****

Después de unas horas viajando, por fin llegamos a mi casa lo que significaba despertar al rubio para que así pudiera descansar en condiciones. 

-Erwin.- lo llame suavemente mientras lo movía.- Hemos llegado.

-Ghhm.- se quejó mientras abría lentamente los ojos. 

Poco a poco el rubio se despertó, para así acomodarse en su lugar, mirando por la ventana orientándose mientras yo simplemente lo miraba adormilado. 

-Vamos.- dije para así descender del carruaje, ayudando al rubio a hacer lo mismo. 

Una vez abajo, tomé su brazo para así colocarlo sobre mis hombros, tomando su cintura con suavidad, haciendo que su peso quedara sobre mí y poder caminar lentamente hacia la puerta, guiándolo al interior de mi casa.

Caminamos por el lugar hasta las escaleras, lentamente comenzamos a subirlas para así llegar a la que era mi habitación, lo llevé hasta la cama para así recostarlo suavemente, haciéndolo soltar un suspiro de alivio. 

Me senté en la orilla de la cama, respirando tranquilamente mientras el piso, ignorando miles de recuerdos y sentimientos que este lugar me traían a la mente. 

-¿Estás bien?- preguntó el rubio. 

Miré al rubio, centrando mi mirada en cada moretón, arañazo y golpe que tenía en el rostro. Me molestaba verlo así por el simple hecho de que pude haber hecho algo para evitarlo, yo sabía que pasaría, pero mi maldito orgullo me lo impidió.

-Iré por toallas y agua caliente.- dije cansada para así levantarme de la cama. 

Sin esperar una respuesta, salí de la habitación en búsqueda de lo que necesitaba ya que debía limpiar y sanar sus heridas, evitando que sus heridas se hincharan más. 

Con olor a flores //Erwin&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora