🌻Capitulo 70🌻

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Narra Amelie *8 meses y medio después*

Ha pasado un tiempo desde que Hina y Bertholdt fallecieron, y creo que no he sido la única que ha resentido su ausencia, pero a ella no le hubiera gustado que nos estancáramos por esto por lo que todos hemos reiniciado nuestra vida.

En mi caso, su ausencia me caló en los huesos, especialmente porque ella me acompañaba esa semana cuando Erwin se iba a las murallas por suministros o iba a ver cómo iba la legión, y ahora sin ella aquí me cuesta un poco tener ánimo sin Erwin aquí.

*Pateo en el lateral del vientre*

-¡Oh!- dije sorprendida al sentir aquella patada, pero mi ánimo creció cuando supe que él me escuchaba y me regañaba cuando me ponía así.

-Ya, ya... Perdón, a veces olvido que tengo a su mini remplazo.- dije sonriendo enternecida por las acciones del bebé.

Dejé salir una risa al pensar que un bebé estaba regañándome y que ahora tendría que lidiar con eso, pero mi sonrisa se borró cuando sentí como me daban otra patada del otro lado de mi vientre.

Aquello me pareció extraño y curioso, sobre todo cuando no lo había sentido moverse hacía ese lado, pero no le tomé mucha importancia por lo que me dispuse a hacerme un té para descansar un poco los pies.

Terminé por doblar la ropa limpia para así acomodarla en los respectivos cajones y, así, terminar por bajar a la cocina a calentar el agua. Mientras el agua llegaba a su punto, me senté en el sofá y acaricié mi vientre con miles de pensamientos en la cabeza.

Tal vez... solo tal vez... Necesitemos más cosas para bebé.

****

Después de haber tomado un poco de té con una rebanada de pie, me fui a dar un baño para irme a descansar temprano, estaba contenta de que pronto vendría Erwin, pero toda mi felicidad se fue en el momento en que me quité el vestido y vi mi reflejo en el espejo.

Aquel cuerpo que antes tenía marcas y que me molestaban, ahora era mucho peor. Las marcas ya no eran pequeñas sino que se extendían desde mis laterales hasta querer llegar al centro, pero lo que molestaba más era el tono rosado de mi piel al estar mucho más estirada.

-Como he cambiado.- dije un poco descontenta, pero no quise darle mucha importancia ya que Erwin me había dicho que me amaba así. 

Aquel recuerdo me hizo sonreír y sentir la confianza de que este cuerpo, aún con sus complejos, era capaz de traer vida sin dejar de ser atractivo. Y con ese pequeño pensamiento en mente, me fui a bañar sonriendo. 

****

Estaba tallando mi cuerpo cuando escuché la puerta del baño abrirse lo que me sorprendió un poco y me hizo sacar la cabeza de la bañera para ver a mi esposo. 

-Oh, lo siento... No sabía que estabas aquí.- dijo con una mirada ajena y ausente.- Quería bañarme.

-Hmmm... sí, aquí estoy...- dije un poco desorientada por verlo así.- ¿Quieres acompañarme? Podrías ayudarme a tallar mi espalda.

Lo último lo dije sonriendo con un tono pícaro como lo había hecho en otras situaciones. 

-No, esperaré a que termines para entrar.- dijo un poco distante para después salirse.

Aquello me hizo sentir un poco mal, sobre todo cuando ni siquiera me veía a lo ojos como antes sino que me miraba sin interés. 

Con un mal sabor de boca, terminé de bañarme, cubrí mi cuerpo con una toalla y salí para encontrarme con Erwin sentado en la orilla de la cama, mirando el suelo de manera perdida.

Con olor a flores //Erwin&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora