Capítulo 9

1.1K 72 0
                                    

-Entonces... ¿me llamas tú o te llamo yo para la próxima vez? -pregunta el pelirrojo del café de la otra vez.

Sonreí seductora y caminé sobre la cama estando sobre mis manos y rodillas hasta donde él se encontraba sentado, acomodándose su pantalón.

-Yo te llamo -respondí y lo besé, bajando por su cuello y finalmente dándole una leve mordida que lo hizo jadear.

-Esperaré ansioso -habla sonriendo.

Me levanté y me coloqué bien mi falda para luego salir de la habitación del motel, cerrando la puerta tras de mí y dejando escapar la mueca que estaba aguantando.

¡Ugh! Fue como follar con un tipo que no sabe nada. Que desagradable, nada placentero.

¿Soy yo o ahora todos son un asco en la cama?

Bufé y salí del motel. Estaba con una expresión de haber dormido mal o haber tenido el peor sexo de la vida, lo cual tampoco era una mentira muy grande. Estaba que necesitaba de algo o alguien, pero no confiaba en que nadie me lo hiciera bien.

Rodé los ojos molesta y fui al auto. Esta vez no me había traído Louis, vine sola porque en realidad tengo mi licencia. Así que, lo único que pude hacer es inclinar los asientos de atrás para tener más espacio.

Hace tiempo que no necesitaba hacerlo yo sola. Conseguir a un hombre dispuesto no me era nada difícil, pero ahora lo difícil era conseguir a alguien que sí sepa darme un buen orgasmo.

Saqué la caja que tenía bajo el asiento del auto, ahí era un lugar seguro para que nadie los encontrara y tenerlos a la mano por si estaba fuera de casa y esto ocurría. Creo que ya se imaginan a lo que me refiero.

Me deshice de mi braga y desabroché mi camisa, agarré mi dildo y lo metí en mi interior sin esperar mucho más. Lo encendí y éste comenzó a vibrar, enseguida comencé a jadear o gemir por lo bajo.

-¡Hmg!

Suspiré y cerré los ojos mientras me retorcía del placer. Busqué en mi caja y saqué un vibrador más pequeño, dejé el dildo dentro de mi pero pegué el vibrador a mi clítoris y lo encendí.

-Ah... -comencé a mojarme más que con el pelirrojo.

La frustración desaparecía rápidamente; agarré el dildo y lo comencé a mover de adentro afuera simulando embestidas.

<<-Empieza a tocarte, linda... esos lindos senos ruegan por atención, dásela ->>

La voz y el rostro de Hunter aparecieron en mi mente repentinamente. Sin esperar más llevé mis manos a mis pezones endurecidos y comencé a pellizcarlos.

-Mhm... Ay Dios... -tiré mi cabeza hacia atrás y arqueé mi espalda.

Todo mi cuerpo vibraba. Era una mejor sensación que con el pelirrojo. Gemí bastante fuerte hasta que me corrí en gran cantidad. Apagué los vibradores y me los quité mientras suspiraba. Me quedé un momento quieta y pensativa mientras miraba el techo del auto.

-Al fin acabas.

Me sobresalté a más no poder y miré al asiento del conductor sentándome mientras chillaba del tremendo susto que me ha dado.

-¡¿Pero qué mier...?! ¡¿Hunter?!

-Eres muy descuidada, ¿lo sabías?

-¿Qué carajos?

-No trabaste el auto y tus gemidos se escuchaban hasta afuera -me mira por el espejo retrovisor.

Me sonrojé hasta el punto de que pareciera que mi cabeza explotaría por la vergüenza.

LA POPULARIDAD NO LO ES TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora