-Pasé todos mis exámenes hasta ahora, la próxima semana tengo cuatro más y en la tercera ya solo dos y termino la escuela -anuncié estando a un lado de mi mamá.
-Me alegro, de verdad... -sonríe ella.
Estaba conectada a maquinas mientras su piel se volvía un poco más pálida. Luego de una semana en tratamiento aún no podía dejar de querer llorar todas las veces que la veo en este estado y sabiendo lo que le pasa.
-Sí... Hunter y yo nos ayudamos a estudiar mutuamente, es más inteligente de lo que en realidad parece -mencioné sonriendo mientras miraba mis manos.
Mi mamá apoya la suya sobre las mías para que la mire de vuelta, me sonreía aún más ampliamente y con ternura.
-Hunter... es un buen chico... me alegro de que estés con él.
Sonreí más al escucharla y asentí dándole la razón, apoyando mi mano en la suya y sujetándola con miedo a perderla.
-Sí... a mí también me alegra estar con él, pero... hay veces en las que tengo miedo.
-¿Miedo a que ocurra lo de Marcos o tu papá? -pregunta suave. Asentí con la cabeza agachada-. A él se le nota que le encanta estar contigo, las fotos que me mostraste dicen más que mil palabras, Zaira.
-Es posible pero... hay más chicas en el mundo y temo que algún día Hunter me deje por alguien más.
-Lo amas ¿cierto? -asentí-. Y él a ti, te lo ha dicho. Yo estoy más que segura que para él, el resto de chicas no te llegan ni a los talones. Podría ser una modelo con cuerpo de Barbie y una sonrisa perfecta, pero para él tú serías la única perfecta en el mundo, y lo digo por todo lo que me cuentas y muestras de él.
Agarré mejor su mano y sonreí más animada, sus palabras me hicieron sentir mejor.
-Así que no tengas miedo... pero si algún día llega a hacerte daño, le jalaré las patas de noche y mi alma lo atormentará por el resto de su vida.
Esa broma amarga pero graciosa me hizo tener sentimientos encontrados. Mamá ya había aceptado su final, a mí me faltaban millones de vidas para hacerlo. Aún así me hizo sonreír con diversión y ese era su cometido.
-Gracias, mamá...
Ella asiente. En ese momento me llega un mensaje de Hunter diciendo que ya estaba afuera del hospital para buscarme e ir a casa a estudiar.
-Tengo que irme -avisé levantándome y agarrando mi bolso.
-¿Hunter ya está aquí? -asentí sonriendo-. Dale mis saludos y mi advertencia.
Me reí un poco nuevamente, la abracé al igual que ella a mí y me despedí antes de salir. Fui hasta afuera y vi a Hunter esperándome. Me acerqué a abrazarlo y él besa mi frente. Me abre la puerta del auto dejándome entrar para luego rodearlo y subirse junto a mí.
-¿Todo bien, princesa? -pregunta agarrando mi mano.
-Sí... Mamá te manda saludos y... dice que si me haces daño su alma te atormentará para el resto de tu vida -hablé sonriendo.
-Entonces te armaré un altar para rezarte todos los días, mi Diosa -responde sonriendo y besando mi mano delicadamente.
Me reí al igual que él antes de poner en marcha el auto e ir a casa. Nos acomodamos en mi habitación para estudiar juntos, como ya era costumbre. Camila nos trajo comida y nosotros seguimos estudiando mientras comíamos.
-Oye... ¿Cuándo piensas registrarte para ingresar a Harvard? -pregunta Hunter dejando su lápiz.
Yo suspiré mirando mi hoja un momento mientras lo pensaba. La verdad es que con todo esto de los exámenes y mi madre, poco tiempo tuve para pensar sobre eso.
-¿Crees que pueda hacerlo...? -solté de golpe.
-¿Por qué creerías que no? -Hunter junta sus manos sobre la mesa y frunce el ceño.
Me recosté contra el respaldo de mi silla, mirando al techo mientras volvía a pensar las cosas por un momento.
-Digo, sí, quiero salvar vidas, pero... ¿Qué pasa si no lo consigo... si alguien muere estando a mi cargo...?
-Ese siempre es un riesgo que hay que correr, pero... ¿Y si no? Conociéndote harías todo lo posible para salvar a esa persona -responde.
-Un error puede ser mortal...
-Sabrás solucionarlo. Zaira... si todos los doctores pensaran así, no habrían médicos, estoy seguro que más del noventa por ciento de doctores se hicieron la misma pregunta que tú, pero siguieron adelante apresar de ese riesgo.
Lo volteé a ver. Él tenía razón... yo quiero ser doctora para salvar vidas, pero si abandono esa carrera no lo podré conseguir, y puede ser que pueda evitar la muerte de alguien.
-Está bien, tienes razón -admití sonriendo y volviendo a recomponerme.
-Siempre la tengo, princesa -me guiña un ojo de forma arrogante y yo rodé los míos divertida.
-Oficial, usted es un arrogante -hablé haciéndolo reír entre dientes.
-Así es doctora, ¿y no hay cura para eso?
-Ninguna, es incurable -respondí.
Incurable...
Mi sonrisa desaparece al pensar en mamá. Hunter se dio cuenta de inmediato, me tomó por la barbilla y levantó mi cabeza.
-Hey... está bien, no pienses en eso... concéntrate en pasar tus exámenes y convertirte en la mejor doctora que haya existido.
Volteé la vista hasta sus ojos y sonreí. Acaricié su mejilla por la tentación que me causaba el querer hacerlo, asentí dándole la razón.
-Gracias, pero sí, tienes razón -respondí volviendo a agarrar mi lápiz y mirándo mis apuntes.
Tenía que concentrarme. Aunque hubiera un hermoso y delicioso futuro policía frente a mí que me tentaba más que mi comida favorita.
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LA POPULARIDAD NO LO ES TODO
Romance¿Recuerdan el cliché más popular? Aquella típica historia donde la nerd se enamora del chico más guapo y deseado del instituto. ¿Qué pasaría si todo eso ocurre, pero desde otra perspectiva? Desde el punto de vista de, nada más y nada menos, que la...