Capítulo 32

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Abrí los ojos poco a poco, estirándome para quitarme la pereza, me di vuelta para ver el lugar de Hunter pero él no estaba, me senté y miré a todos lados pero ni siquiera lo vi en el balcón. La puerta del baño estaba abierta así que él no estaba allí.

Demonios, así que así se sienten los hombres cuando luego de pasar la noche conmigo ya no estoy cuando despiertan. Se siente feo he de admitir.

Escuché pasos rápidos que me confundieron además de gritos en otro idioma, me arrastré sobre la cama un poco para acercarme a la puerta cuando esta se abre de golpe, obligándome a cubrirme rápido con las mantas. Me sentí incómoda al ver que se trataba de un chico desconocido y no de Hunter.

Pero justamente él aparece atrás y mira fríamente a aquel chico para luego agarrarlo por la nuca y lanzarlo afuera de la habitación mientras le gritaba algo en húngaro. Pude ver como el chico cayó al suelo por la brusquedad de Hunter pero reía.

Escuché como tres voces más que no entendí ni una palabra de lo que decían, hasta que Hunter cierra la puerta de golpe con él fuera.

-¿Qué carajos...? -murmuré pausada y me levanté aún cubriéndome con la manta.

Sentía molestia en mis caderas aún pero era soportable. Agarré mi ropa del suelo y me comencé a cambiar rápidamente; cuando me estaba poniendo mi remera Hunter entra y cierra la puerta tras él resoplando pesadamente y apoyándose contra la puerta.

-Lo siento -dice, supongo que refiriéndose a lo de ese chico, yo negué para que se calmara.

-No te preocupes -me acomode la remera ya puesta- ¿Quienes eran?

-Unos amigos de Hungría, vinieron de sorpresa -responde.

-¿Y por qué aquel chico entró así? -pregunté divertida y cruzada de brazos.

-Pues... tal vez les dije que tenía a una hermosa chica durmiendo en mi cama para que no fueran. Tuve que haber dicho que eras hombre -bromea.

Solté una corta carcajada relajando mis brazos y acercándome a él, un poco sonrojada.

-Bueno... por suerte me había despertado antes o me daba un infarto por como había entrado -mencioné.

Hunter ríe entre dientes pero se escucha como llaman a la puerta y dicen algo inentendible para mí, Hunter les responde de la misma forma, aunque con un poco de irritación.

-Pueden llegar a ser unos pervertidos odiosos pero te aseguro que son geniales cuando los conoces.

-Ah... -murmuré sonriendo mientras me daba la vuelta e iba al baño.

Pero en ese momento se escucha a una chica gritándoles en húngaro a los de afuera, Hunter se ríe imaginando lo que estuviera pasando y se despega de la puerta.

-Esa es Imara -comenta-. Siempre es la que los pone en su lugar.

Asentí comprendiendo mientras me arreglaba el cabello y rostro en el espejo del baño, pero vi a Hunter acercarse a mí desde atrás, me toma por la cintura y comienza a besar mi cuello.

-No sabes cuánto me muero por tenerte, princesa... -su voz ronca me hizo suspirar.

Mi piel se eriza ante él, sus manos acariciaban mi piel con tentación pero yo me forcé a detenerlo y apartarlo de mí.

-Lo siento pero no. Me duelen las caderas por tu culpa y además, tienes visitas.

Primero sonríe con orgullo por la primera razón, pero luego bufa quejoso.

-¿Desde cuándo te importa la gente a nuestro al rededor? -pregunta.

-Desde ahora, con permiso -hablé apoyando una mano en su pecho para empujarlo y sacarlo del baño aunque él se quejara.

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