Capítulo 46

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Mi sonrisa se amplía, agarré la toalla y la dejé caer hasta el suelo destapando mi cuerpo. Hunter me observa de pies a cabeza pero se mantiene en mis ojos, su sonrisa aparece dejando ver su perfecta dentadura. Se levanta lentamente y sin dejar de mirarme a los ojos, su imponente figura me hizo retroceder un paso para darle más espacio; la diferencia de estatura se hizo más notoria.

Se quita la remera por encima de su cabeza dejándome ver su cuerpo escultural y marcado. Volví la vista a su rostro cuando acarició mi mejilla tan tiernamente que me sentía como si fuera a derretirme con su tacto.

Sonreí de lado y empecé a bajar hasta que me arrodillé frente a él. Desabroché su pantalón y lo bajé para sacar así su miembro, el cual ya estaba duro y erecto frente a mí. Lo tomé con mis manos para sujetarlo y lamer la punta, escuché que suspiró profundo cuando lo hice. Besé su longitud antes de meterlo a mi boca y comenzar a succionarlo; jadea y gime mientras disfruta, su mano sujeta mi cabeza y empuja de mí para meter más profundo su miembro.

-Princesa... -jadea.

Llevé ambas manos a mis senos, sin dejar de mover mi cabeza para meter y sacar su miembro. Lo saqué de mi boca para encerrarlo entre mis senos y frotarlo con estos.

-Hm. Dios, Zaira...

Seguí moviéndome a mi ritmo, además de frotar su miembro con mis senos agaché la cabeza y lo metí de nuevo en mi boca. Usaba la lengua para estimularlo, cosa que parecía funcionar porque lo veía al borde de la locura. Finalmente, no pudo soportarlo más y empezó a mover sus caderas para empujar su miembro más adentro de mi boca mientras de igual forma empujaba mi cabeza hacia él.

Iba rápido y eso nos encantaba a ambos. Tocaba mis pezones y los pellizcaba mientras él se frotaba a la vez que follaba mi boca, hasta que no aguantó y se corrió a la par que soltaba gemidos y empujaba mi cabeza hacia él. Saqué su miembro de mi boca sonriendo y limpiando mis labios mientras me levantaba del suelo, lamiendo mis dedos. Apoyé una mano en su pecho y lo empujé hacia la cama para recostarlo y subirme sobre él, quien sonríe con la lujuria desbordando por sus ojos.

Me subí sobre él, pero apoyando mis rodillas en la cama. Agarré su miembro con una mano, como hice con el toro en la feria, y lo froté contra mi intimidad ya mojada, y así mojando más su miembro.

-Mhm... -murmuré sonriendo.

-Mhg, princesa... deja la tortura y déjame sentir tu interior.

Mi cuerpo se mueve por sí solo, acatando su pedido. Me levanté un poco y acomodé su miembro contra mi entrada, bajé hasta meterlo en mí y dejando escapar un gran gemido por sentir como tocaba en mi interior.

-Ah, d..dios... -murmuré mientras lo apretaba.

-Si aprietas así es más difícil contenerme. Haznos un favor y empieza a moverte, princesa.

Me toma por los muslos y mueve sus caderas. Apoyé mis manos en su pecho para ayudarme y así como dijo, empecé a moverme. Ambos nos movimos coordinados, sacaba y metía su miembro en mi interior, golpeando el punto más profundo y delicioso en mí. Mi mente se puso en blanco a causa del placer, solo quería más.

Fui más rápido cada vez y Hunter no perdió tiempo en tocar mi trasero o mis senos, haciéndome estremecer. Me dio varias nalgadas que me hicieron retorcerme del placer, en una de esas no pude contenerme y terminé siendo la primera en correrme, dejando escapar otro gemido aún más fuerte. Pero Hunter no se detiene, nos da vuelta para dejarme acostada en la cama y sigue embistiendo en mi interior.

-¡Hunter...! ¡Ah! ¡Oh dios! -baja la cabeza para chupar mis pezones mientras me embiste con fuerza.

Enredé mis piernas en su cintura haciendo que llegara aún más profundo y que mis gemidos sean más fuertes y desenfrenados. Su cuerpo golpeaba el mío con fuerza y sus embestidas eran tan rápidas que la fricción me hizo sentir un dolor placentero.

-¡Mhm! ¡Ah...!

Finalmente, su orgasmo impulsó el mío de nuevo y ambos nos corrimos. Descansamos solo por un segundo, porque Hunter me miró lujurioso, salió de mi interior para darme espacio.

-Vamos princesa, ponte en cuatro... esta noche será larga y placentera.

Sonreí e hice lo que ordenó, al instante de estar en aquella posición, él sujeta mi trasero, podía sentir la punta de su miembro presionando en mi ano. Se inclinó sobre mí y besó mi nuca cuando embistió aquel agujero con fuerza. Apreté las manos entre mis puños al sentirlo dentro, gemí ahogada por el placer. Sujetó mi cabello desde atrás y me jaló de él para poder besar mis labios mientras golpeaba mi trasero.

Mordió mi labio antes de separarse, bajó su mano y estimuló mi clítoris sin abandonar sus movimientos. Su mano libre me toma por la nuca para apegarme a la cama. Mordí la manta por un momento pero luego lo solté por la serie de gemidos que no podía retener hasta llegar a mi orgasmo por tercera vez y luego fue el suyo.

¡Dios!

Si así es ahora no me imagino como sería si descargaba sus celos o ira conmigo, podría ponerlo a prueba en algún momento.

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