Capítulo 10

1K 69 2
                                    

Al abrir los ojos lentamente y ver las paredes de mi habitación decidí no darle importancia y que era mejor decisión acomodarme en mi cama y seguir durmiendo.

Esperen...

Me senté de golpe y de forma alarmada. Estaba en mi habitación, pero si yo estaba en el auto con... Hunter. Miré a todos lados pero no vi a nadie más, me levanté pero al instante me caí al suelo.

-Auch... -me quejé-. Mierda -murmuré y me apoyé de mi cama para levantarme.

¡Ese idiota me dejó inválida! ¡¿Qué era?! ¡¿Una máquina?! ¡Necesito una silla de ruedas! ¡Auxilio!

Dios, no siento las piernas, pero aún las veo temblando un poco. De repente, el celular comienza a sonar, estaba a mi lado en la cama. La vibración me hizo estremecer por recordar lo del auto, pero lo agarré y contesté rápido al ver quién era.

-¡Oye idiota! ¡Estoy inválida por tu culpa!

Escuché su carcajada que me hizo estremecer nuevamente y erizar cada vello de mi cuerpo. Tenía una muy linda risa... ¡Concéntrate! No es momento para romanticismo.

-Pero bien que cuando lo hacía despacio tu decías "Hazlo duro, estás siendo muy suave"

Yo me sonrojé y gruñí irritada por su respuesta.

-Idiota... tampoco suplicaba que me dejes sin caminar -obviamente estaba exagerando todo porque... era divertido de cierto modo.

-Letras pequeñas, princesa -fue su respuesta-. Si quieres entonces voy a cuidarte.

-¡Jódete!

Hunter vuelve a carcajearse de mí pero ahora por más tiempo que la primera vez. Yo resoplé y decidí interrumpir su risa.

-Oye.

-¿Si... pequeña inválida?

Rodé los ojos pero lo ignoré por el bien de ambos.

-¿Tú... me trajiste? -cuestioné.

-Claro, no te iba a dejar en medio de un estacionamiento de motel para que te secuestren o algo -responde.

-¿Cómo supiste dónde vivo?

-Ah, secretos del mago.

Resoplé de nuevo pero sonreí un poco porque me había causado algo de gracia.

-Idiota.

-Un idiota que te folló duro, tal como te gusta.

-¡Basta!

Él vuelve a reír mientras que yo me ponía más roja que el mismo color rojo.

-Bien, solo llamaba para saber si estabas bien y para cuando terminar con la última parte del proyecto.

-Mañana, porque hoy estoy indispuesta, ya sabes -volvió a reír desde el otro lado de la línea pero más leve.

-Puedo ir a tu casa y así no tienes que moverte.

-Solo si me juras por algo sagrado para ti que solo vamos a hacer el proyecto, nada de toques, ni sexo, ni nada.

-Uy, estas negando mi naturaleza... Bien, juro por el sexo que no haré nada de eso, iré ahora, ¿te parece?

-Está bien.

-Nos vemos, princesa.

-No me llames princesa, idiota -reclamé.

-Sí, sí, como sea, adiós, princesa.

Corta antes de que pueda gritarle más reclamos y yo gruñí frustrada.

LA POPULARIDAD NO LO ES TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora