Capítulo 31: Oreos, guerras de agua y... eso

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JOSH

Se me pasó por la cabeza una idea que me hubiera encantado haber hecho... Unirme al sándwich que habían montado los chicos, pero, en mi sueño, había una excepción: quería que Vanessa y yo estuviéramos solos. El verano es largo, lo sé. Pero no quiero que se me acabe el tiempo con ella. 

-¿Ya hebéis vuelto? -le pregunté a Jai, que estaba allí con nosotros

-¿No lo ves? -dijo burlón

-¿Y a dónde habéis ido? -preguntó Vanessa, que se estaba sacudiendo la arena de las piernas

-A dar una vuelta por la playa, pero a los peques les hace ilusión decir que van a descubrir un barco de piratas o algo por el estilo -le contestó Jai

Sonrió, y miró hacia los peques. Antes, cuando les estaba ayudando a hacer el castillo, había otra Vanessa que no era la de siempre. Normalmente, está a la defensiva, tomando impulsos absurdos, o babeando por Austin Mahone, One direction y esos tíos... Pero con los niños estaba más dulce, más divertida. No sé, estaba... más como una chica. Y desde ahí, no ha parado de ponerse colorada. Me ha hecho mucha gracia cuando se mosquea porque la miro al estar colorada.  Dicen que con los niños, todos sacamos nuestra mejor parte, la que verdaderamente somos. Si la parte impulsiva de Vanessa me encanta, esa ni os cuento...

-¡Tenemos que quedarnos hasta el atardecer! -saltó Danna- ¡Son muy románticos!

Pensé que lo diría por el plan que teníamos de juntar a Jai y a Irene. Y por alguna razón, Vanessa le pegó un codazo que supuestamente, debía ser disimulado. Me reí a mis adentros.

-Mira que sois tontas... -insinuó Cristina

Ésta se llevó una colleja por parte de sus dos amigas. Quién iba a decir que en tan poco tiempo se iban a llevar tan bien esas 3... En mis épocas de campista, también hice muchos amigos, como ellas, e incluso ahora sigo teniendo contacto con algunos de ellos.

-Pues entonces tendremos que quedarnos hasta tarde -dijo Jai- Porque en verano anochece mas tarde...

-¡Pues hacemos tiempo bailando! -exclamó Irene a las espaldas de Jai. Éste se giró y sonrió al ver a esa muchacha de pelo rizado tras él.

-¡Di que si! -gritamos todos al unisono

La canción que estaba sonando por los altavoces de mi coche era "De noche y de día" de Enrique Iglesias. Irene comenzó a marcar el ritmo, y empezamos a seguirla. Nos tiramos más de unos tres cuartos de hora bailando un amplio repertorio de canciones.

Cuando ya nos cansamos se sudar (sí, de sudar) nos fuimos a por unas cuantas botellas de agua de las neveras. 

Vanessa cogió la suya, y cuando bebió, se tiró bocarriba en la arena.

-¿Ya estás cansada, pequeñaja? -le dije

-Vamos, que tú no -replicó

-A mi aún me qudan fuerzas para un chapuzón más -indirecta mandada

-Si lo que querías es que me bañara contigo, lo has conseguido -dijo levantandose, pero sonriente

Nos fuimos a la orilla. Empezó a darle pataditas a las olas pequeñitas que ya habían roto. 

-Mira que eres aburrida -le dije

Y la empecé a imitar, pero le daba con fuerza, para que la salpicase.

-¡Para! -me gritaba- ¡Qué está fría!

-Pues así te acostumbras -le dije

Empezó a correr hacia más adentro. Lo fascinante de aquella playa era que podía andar muchos metros, y que el agua no te subía de la cintura. Cuando más o menos le pisaba los talones, pasé mis brazos por encima suya, y la empujé junto a mí en el agua. 

Cuando sacó la cabeza del agua, a la misma vez que yo, me empezó a salpicar agua. Esta chica no se entera que yo salpico más que ella...

Por la espalda noté que alguien me estaba salpicando, y no, no era Vanessa. Me dí la vuelta, entrecerrando los ojos para que no me entrase agua en los ojos. Era Jai, junto a Irene, que la muy buena persona se estaba riendo.

-¿Que pasa aquí? ¿Tres contra uno? ¡Injusticia! -salté

-¡Mira el que habla de justicia! -exclamó Jai

-¡Pues yo me voy al equipo de Vane y tu al de Jai! -dijo Irene- ¡Chicos contra chicas!

Irene se fue hacia el lado en el que estaba Vanessa, y empezamos una guerra de agua tremenda. Las chicas no se quedaron cortas, os lo digo yo. Nos tiramos cada uno un montron de veces al agua, sumersiones, agua volando... Tambien se acabaron uniendo Dylan, Cris y los demás. Fue una guerra muy intensa. 

-¡Chicos! ¡A merendar! -dijo Jai

Nos salimos del agua, y fuimos a las mesas desplegables. El sol se estaba empezando a "apagar", pero aun no estaba atardeciendo del todo.

Había galletas y batidos. Empezamos a repartir a los campistas las galletas y los batidos. De todas las personas a las que le había dado la merienda, ninguna de ellas era Vanessa. La busqué con la mirada, y la encontré. Había movido su toalla, llendose a una zona más alejada. Era una mini montaña de arena. Estaba allí, con las rodillas en el pecho, y con los brazos alrededor de ellas. Cogí galletas y un batido, y me dirigí hacia allí

-Hey, ¿no quieres nada? - le pregunté. Ella seguía mirando hacia el frente.

-No tengo ganas -me dijo

-Pues es tarde, porque ya te lo he traido yo -le dije- ¿Puedo?

-Claro -contestó

Se echó a un lado, y me senté. Le puse las cosas delante.

-Espero que te gusten las Oreo, porque no se me ocurrían otras que te pudiesen gustar... 

-Son mis galletas favoritas -dijo mirándome al fin

¡¡¡Punto para Josh!!! 

-¿Y el batido de chocolate...? -le dije, esperando la respuesta

-El chocolate es mi vida, con eso te lo digo todo -me contestó, dibujando una linda sonrisa en su rostro

Arrancó la pajita del envanse, y la clavó. Dió un sorbo.

-¿Quieres? -me dijo. ¿No estaría de coña, verdad? Para que no pareciera que estaba plan ¡Eso ni se pregunta!, opté por asentir con normalidad, y coger el brick. Bebí y le devolví el batido.

Abrió el paquete de galletas, y también me ofreció. Las acepté.

Nos comimos las galletas y nos terminamos el batido.

-¿Por qué te has venido aquí? -le pregunté

-No sé... me apetecía pensar... -dijo

-¿El qué?

-Cosas mías, nada que te interese -lo dijo con tono "son tonterías" no con tono "¡Nada que te importe cotilla!"

El cielo ya estaba con el tono anaranjado, osea, que ya estaba atardeciento.

-Hey mira -le dije- ya se está poniendo el sol

Nos quedamos mirando el atardecer. Le pasé un brazo por los hombros, y al cabo del rato, ella apoyó la cabeza en mi hombro. La situación no podía ser más perfecta. No quitamos la mirada ni un segundo del horizonte. El sol se iba llendo poco a poco, dando paso a la noche. Cuando el sol se fue completamente, escuchamos alguien gritar:

-¡Ehh! ¡Vane! 

Era Cristina, que estaba llamando a Vanessa para que la ayudase a ordenar unas cosas, ya que Jai ya nos estaba mandando a recoger. Vanessa se incorporó, y me miró a los ojos.

-Gracias, Josh

Y me plantó un beso en la mejilla... Se levantó y fue a donde la estaban llamando. Yo me quedé, allí, en su toalla, asimilando que Vanessa Jones, la chica de la que estoy enamorado, me había besado en la mejilla.


Summer love Memories [Wattys 2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora