JOSH
Vanessa y yo íbamos camino a su cabaña, ya que me iba a preparar para la velada. Estábamos cogidos de la mano. No os podéis imaginar qué subidón de adrenalina cuando vi que la había aceptado. Cuando pasamos frente la Barbacana, ella rompió el silencio:
-¿Tienes una idea de lo que quieres que te haga?
-La verdad, es que no... -le contesté-. ¡Sorpréndeme! -hice una especie de arco frente a mi cara con la mano que me quedaba libre.
Ella se limitó a sonreír y a seguir caminando.
Llegamos a la puerta de su cabaña, se sacó la llave de sus vaqueros negros, y abrió. Cuando entramos, dejó la llave sobre una mesita baja y empezó a sacar cajas con pinturas.
-Por favor -dijo mientras buscaba las cosas-, siéntate.
-Muy amable por tu parte.
-Si dejas de hacer el idiota, acabamos antes -y me callé.
Todo lo que sacaba era de colores fluorescentes: sprays, ceras, pinturas, pinceles...
Cogió un pincel fino y unas pinturas amarillas, y empezó a dibujarme algo bajo el ojo. Tras esto, cogió un lápiz negro y perfiló lo que había dibujado. Después cogió una... ¡barra de labios! Me vería la cara rara cuando dijo:
-No eres el único chico con los labios pintados; es para que se te vean mejor las facciones de la cara en la oscuridad -me explicó.
-Confío en ti.
Me dio unos toques en los labios. Ahora mis labios estaban verdes fluorescentes... Siguió pintándome hasta que sacó un spray.
-Es tinte temporal -me dijo-. No dura más de cinco horas con el color inicial. ¿Puedo?
-Qué remedio... ¡Me estás echando todos lo que pillas, Vanessa!
-Tú solo cierra los ojos, anda.
Así lo hice. Me echó el spray ese, y luego, con un cepillo, me lo peinó un poco.
-¿Sabes que existen unas cosas llamadas peines? -dijo sarcástica.
-Claro que lo sé -le dije-. Lo que pasa es que el pelo despeinado me da un toque más sexy.
-A veces no se va a lo sexy, sino a lo decente -dijo, mientras seguía peinando.
-¡Habló! La que babea con el primer tío bueno que le ponen delante.
-Al menos lo admito -dijo echándome una miradita.
Cuando terminó de peinarme, me echó un no sé qué fijador y me dio los últimos retoques.
-Listo -dijo-. Estás muy...
-¿Muy qué? ¿Te cuesta admitir lo despampanante que estoy?
-Iba a decir guapo, nada más.
-Si es que a mí lo que se me haga me queda muy bien -dije presumiendo.
-Lo que tú digas -rodó los ojos-. A veces pareces peor que una chica... -murmuró.
-¡Te he oído!
Fue al armario y sacó una caja llena de cintas, corbatas, pulseras, etc. Me dio unas cuantas cintas y una corbata.
-Toma -me pasó las cintas-, esto a las muñecas -me pasó la corbata-, y esto, al cuello.
Me puse las cintas, y me comencé a poner la corbata. Ella se me acercó y me quitó las manos del cuello.
-A ver -dijo-, deja que te ayude.
Terminó de hacerme el nudo de la corbata.
-Ahora, sí. Estás... increíble.
-Gracias a ti -sonrió.
Estábamos muy cerca. Compartíamos el mismo aliento. Ella me miraba con sus ojos verdes claro y yo la miraba con los míos. Por un instante se me pasó la idea de eliminar el espacio que nos separaba, pero, reaccionó.
-Ya te puedes ir -dijo rascándose la nuca.
-Lo siento, pero yo me quedo -le dije sonriendo.
-Pensé que no querrías esperarme.
-Paso de que te vayas luego sola, y obviamente, no me quiero ir ahora yo solo -le dije-. Yo aquí me quedo -me senté en una de las camas.
-Como quieras -dijo.
Se sentó en una silla y, con un espejo delante, empezó a pintarse. Se pintó los labios de lila, se hizo una especie de llama bajo un ojo, se echó máscara de pestañas azul, etc. El pelo se lo dejó suelto, aunque se recogió con una cinta una parte de él para no tenerlo en la cara. También se hizo alguna que otra mecha. Estaba genial. Ella de por sí era preciosa, pero aquella noche se veía estupenda.
-Guau, has puesto el listón muy alto.
Rió.
-Gracias -dijo sonriéndome-. Me muero por ver si de verdad brilla en la oscuridad.
-¿Y por qué no verlo ahora?
Ella sonrió.
Como ya era de noche, todo estaba oscuro, así que con tan solo apagar la luz estaríamos completamente a oscuras. Le di al interruptor y... ¡Guau! Todos los accesorios brillaban. Era precioso. Gracias a los labios pintados, pude ver que Vanessa estaba sonriendo.
-Es... increíble -dijo.
Volví a encender la luz
-Deberíamos irnos si no queremos que nos regañen -dije.
-Tienes razón.
Cogió la llave, cerró la cabaña, y fuimos a la zona recreativa del campamento.
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Summer love Memories [Wattys 2015]
Teen Fiction© Todos los derechos reservados. Portada por: @starthatshine Se podría decir que yo no vine por gusto propio, que vine obligada por mis padres... Me imaginaba lo peor... Pero... ¿cómo pudieron cambiar eso unos chicos? Casi todos eran mis amigos, ex...