Capítulo 51: Yo soy la alumna ejemplar, ¿vale?

476 25 10
                                    

VANESSA

Increíble, esas son las palabras que describían todo lo que me había pasado en ese tiempo. Increíble la manera en la que me obligaron a ir al campamento; increíble la manera en la que conocí a mis amigos; increíble la manera en la que me enamoré y... la cagué toda. Porque sí, aunque no quiera admitirlo, la cagué.

Última tarde, cerca de la última noche. Recuerdo una clase de historia que se quedó grabada en mi mente. Los griegos pensaban que todo era una rueda, que todo se repetía, y volvía a ser igual. Pero llegaron los ilustrados, y demostraron que la vida era una línea en ascendente, que todo evolucionaba. En su momento, adoraba a los ilustradores, pero ahora que me estoy dando cuenta que la línea va a seguir subiendo, quiero que esto vuelva a ser una rueda. Quiero volver a chocar con Josh, quiero volver a contestarle mal junto al autobús, quiero volverle a lanzar flechas, para luego volverme a dar cuenta que no me cae mal, sino que lo amo. Supongo que no solo todo lo bueno y que me trae buenos recuerdos se repetiría. También se repetiría el sufrimiento, el dolor y la inseguridad.

"Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler, me duele hasta el aliento". Nunca mejor dicho, mi queridísimo Miguel Hernández, nunca mejor dicho... Sí, si, diréis que hoy estoy en plan alumna ejemplar que atiende a todas sus clases, pero en momentos como estos, en los que estás tirada boca arriba en la cama, no se te ocurre otra cosa en la que pensar.

Danna y Cristina estaban volando libres por ahí, lo que significaba que estaba sola en la cabaña. Lo peor de las despedidas, es que quieres que sean inolvidables, pero te da tanta melancolía, que acabas pasando de ellas. Ese era mi caso. Habían organizado una tremenda fiesta para decir adiós a la última velada, pero solo de pensarlo... Que no, que no iba a ir.

Para Irene y Jai era fácil. A partir de ahora trabajarían juntos ya que están en la misma empresa del campamento. Se verían todos lo días, se casarían, tendrían una enorme casa con muchos hijos y bastantes nietos. ¿Qué? Si trabajan en un campamento con niños, ¿no querrán tener hijos? Les encantan los niños.

Para Danna y Dylan no sé como sería. No llevaban saliendo ni 24 horas, todavía no les ha dado tiempo de pensar como verse, etc. Para ellos, en cierta parte, también era sencillo. Misma edad, mismo curso, mismo centro.

Para mí... todo volvería a ser como antes...

No me dió tiempo pensar en mi futuro próximo cuando mis dos compañeras entraron hablando muy animadamente.

-¡Todos los culos arriba! -gritó Cristina- Hay que irse arreglando si queremos ser puntuales. ¡Tenemos que ser las más divas de toda la fiesta!

Se chocaron las manos.

-Sobre eso... yo no voy... de momento -dije de momento para que tampoco se pusieran histéricas al nivel 100.000.000. Simplemente, al nivel 99.999.999.

-¿Has escuchado eso, Cris? Que no viene -empezó a reírse ruidosamente- Enserio, me lo he creido y todo.

-Voy en serio -dije algo molesta- No tengo ganas de... decirle adiós a las veladas...

-Mañana será tarde para hacerlo, Vane -me dijo Cristina- Venga... Solo un ratito...

Empezó a tirar de mis brazos.

-Que no -alargaba cada vez más las palabras.

-Venga... unas cuantas de canciones y luego ya te puedes venir a llorar tranquila... -me dijo Danna, quien empezó también a tirar.

-No podeis obligarme a ir... -dije.

-Hazlo por nosotras, porfa -me pedía Danna.

A base de tirones y sacudidas conseguí quitármelas de encima.

-Vanessa -me dijo Cristina- Si la razón por la que no quieres ir allí es Josh, pasa de él. Ve para despedirte del campamento, no para echarte en cara los fallos que has cometido con él.

-No solo es por Josh, es por todo -dije mirándola- No quiero que el verano se acabe, no quiero despedirme del campamento, y no quiero decirle adiós a todo esto. Prefiero quedarme aquí, sola, pensando y preparando las cosas para mañana.

Las chicas se miran, y finalmente dirigen su mirada hacia mí.

-No podemos sacarte a rastras de aquí... -me dijo Danna

Acabaron aceptando con gran pesar. No tardaron mucho en arreglarse. Con no "tardaron" me refiero que no "tardó", y con no "tardó, me refiero a Cristina. Danna se echó, lo que se dice, la producción.

-Decidle a Jai que me dedique alguna canción de Austin Mahone, anda -les dije cuando se estaban despidiendo de mí.

Me abrazaron y se fueron.

Me levanté de la cama, y me dirigí al armario, para coger la maleta. La puse encima de mi cama, y comencé a meter cosas que sabría que no volvería a utilizar: bolsa de playa, gel y champú (ya me había duchado, con que no lo volvería a coger), y otras cosas varias. Iba a empezar a recoger la ropa del armario, pero simplemente me entró flojera para hacerlo.

Me asomé por la ventana. El sol ya estaba muy bajo. El cielo estaba hermoso. Me giré y fui de nuevo al armario, para coger algo que ponerme para dar un paseo. Lo que no quería era estar con la multitud. Un paseo a solas no me vendría mal. Me vestí, me peiné y cogí mis llaves. Salí dando un pequeño portazo.

Comencé a caminar sin rumbo alguno. Junto a mí pasaban corriendo niños y niñas. Se les veía felices, aunque al día siguiente tuviesen que volver con sus familias.

Seguí caminando, y sin darme cuenta acabé en uno de los embarcaderos. Mejor dicho, en el embarcadero. Aquel embarcadero en el que me senté con alguien para pedirle disculpas por lanzarle flechas. Estaba como yo: solitario. Me senté con los pies colgando sobre el agua, y me quedé observando la nada. De vez en cuando cogía alguna piedra que tuviese a mano, y la lanzaba al agua. Alguna la lanzaba con más mala leche que otras...

Noté que la madera temblaba por los pasos de alguien. No me giré para ver quién era.

Ciertamente no me hizo falta hacerlo, porque segundos antes o segundos después, lo acabaría descubriendo...

Summer love Memories [Wattys 2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora