Capítulo 6: Mar de disculpas

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VANESSA:

Cuando volvimos a la Barbacana para pasar algo de tiempo, todos los chicos que antes estaban en la zona de tiro con arco se nos acercaron.

-Dios Vanessa, -dijo Ally, la novia de Jake- tienes una mente suicida.

-Todos nos acostumbramos -dijo riendo Anthony.

-Ja, qué gracioso -reí con sarcasmo.

-Pero enserio, ¿no te has parado a pensar que Josh puede chivarse a Jai? -siguió Ally- Puedes meterte en un buen lío.

No me lo había imaginado... A Josh le podía dar un ataque de locura y chivarse de lo ocurrido a Jai. No me podía imaginar en el lío en que me podría meter si mi madre se enterase. Dios, Vanessa, ¡la has cagado! ¿Y todo para qué? Para hacerte la chula con un chico que no merecía la pena.

-Tranquila -interrumpió mis pensamientos un chico de diez años-. Prometemos defenderte en todo momento.

-¡Eso! -gritaron otros.

-Gracias chicos, pero creo que hay otras soluciones posibles, aunque vuestra oferta suene tan tentadora -les dije.

Sabía que por muy absurdo que sonara, tenía que disculparme antes de que a Josh se le pasara la mínima idea de chivarse. Pero haber, no penséis que lo hacía porque me sentía mal por Josh. Claro que no. Lo hacía por bien propio, obviamente.

Nos sentamos a la mesa a jugar, hablar y tomar algunos snacks antes de la cena. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

JOSH:

Todavía sentía el cosquilleo que sentía cuando Vanessa me lanzó las flechas. En ningún momento dudé de que me hiciera daño. Lo que sí me asustó fue cuando se giró y me lanzó aquella flecha. Sentí de todo en aquel momento: miedo, admiración por su buena puntería, rabia y una sensación extraña que sentía cuando la tenía cara a cara.

En aquel momento se me mezcló la rabia con la sensación rara; al agarrarle del brazo sentí como me fulminaba con la mirada. Me sorprendió la reacción que tuvo. No saltó con ningún comentario irónico, que a veces parece que las palabras se le salían de la boca. No. Se limitó a decirme "¿qué? " con un tono de voz muy raro en ella. No sé. En ese instante me sentía raro: como si yo hubiese sido el culpable, que no me lo hubiera ganado si no hubiera sospechado de que ella era buena en ello.

Me encontraba en mi cabaña, que estaba cerca de la Barbacana. Era genial ver a los chicos corriendo uno detrás del otro, como yo lo hice en algún momento. Miré mi reloj, y vi que quedaban menos de diez minutos para la cena, así que me puse mis tennis y fui a la Barbacana.

Cuando llegué la vi. Estaba sentada en una de las mesas, junto a sus amigos, jugando y hablando. Me miró y noté algo extraño en mi interior. Por un momento se me ocurrió la idea de acercarme y pedirle perdón por lo idiota que fui esa tarde, pero Jai me llamó, y perdí mi oportunidad.

VANESSA:

Vi entrar en la sala a Josh. Era mi oportunidad, que perdí en un instante. Cuando iba a tomar el impulso para levantarme de mi silla, Jai se le acercó. ¿Y si se iba a chivar? Ya estaba perdida.

Cristina vio mi gesto de desánimo y me preguntó que qué me pasaba.

-Nada -contesté.

-Vamos Vanessa, sabes que puedes confiar en mí.

Ella iba a estar conmigo durante todo el verano. Tal vez debería comenzar a construir las bases de nuestra amistad. El principal cimiento es el de la confianza, así que...

-Está bien -me acabé rindiendo-. Le iba a pedir disculpas a Josh.

-¿Al tío que no ha parado de vacilarte en toda la tarde? Perona que te diga que estás loca.

-Claro, ¿y si se lo cuenta a Jai? No volveré a ver el exterior en mi vida.

-¿Ese? Ese no se chiva, y si lo intenta hacer, ya hablaré yo con él -dijo-. Ahora solo céntrate en pasar el rato con nosotros y ya está.

-Mira -dije señalándole a Josh, queriéndole decir que en ese mismo momento podría estar haciéndolo.

-No seas paranoica -sonrió.

Cristina era de esas personas que con tan solo una sonrisa te alegraba el día o, al menos, lo que quedase de él.

-Tienes razón -le devolví la sonrisa.

(...)

Terminamos de cenar (la comida no estaba como me la esperaba: ¡¡estaba riquísima!!). Me levanté y me dirigí a las mesas que había en el exterior. Casi todas las noches habría una velada, pero ese día por ser el primero, tenían mucho lío y no pudieron organizarla. Sin darme cuenta, pasé al lado de Josh. Éste me agarró por el antebrazo. Acercó su boca a mi oído:

-Tenemos que hablar -me dijo.

Lo miré y asentí.

No sabía qué sentir: ¿Miedo, por si me iba a amenazar con chivarse?, ¿confianza, por si me iba a decir unas cuantas condiciones y punto? No sabía que esperar de él.

-¿Cuándo? -pregunté.

-Ten por seguro que no será a la luz del día y que no será esta noche -dijo y me soltó.

Me guiñó un ojo y se fue. Ese guiño no era el típico para ligar. Era más bien un mensaje que decía "no me falles" o algo así.

Como tantas cosas se cocían en mi cabeza, me fui a mi cabaña, sin las demás, me cambié y no tardé nada en quedarme profundamente dormida.

Summer love Memories [Wattys 2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora