capítulo 36: llegando

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Junio estaba cada vez más cerca, y con él, los exámenes finales.

Yo de eso no solía preocuparme, no tenía dificultad para acordarme de lo que ponía en los libros, los encantamientos eran sencillos y pociones era una de las asignaturas que mejor se me daban, por mucha manía que me tuviera el profesor Snape.

En cambio, todo el resto del colegio se pasaba día y noche con los codos incados sobre la mesa. Incluso Fred y George Weasley habían estado estudiando, ya que se preparaban para el TIMO.

Pero sin duda alguna, las dos personas que estaban a punto de sufrir un colapso eran Percy, que se preparaba para el ÉXTASIS y Hermione, que tenía más asignaturas que cualquiera. Incluso me había ofrecido para ayudarla con todo... Esquive el libro por los pelos.

Los que sí iba terriblemente mal era mi relación con Oliver, mucho me temía que no pasaría de este de este curso. Desde lo que pasó en el partido, discutíamos casi a diario, y el centro de conversación siempre era Malfoy. Y aunque no me gustará para nada admitirlo, Wood tenía parte de razón: si que sentía algo por Draco.

Tampoco había vuelto a subir a la torre de astronomía, me negaba a enfrentarme a Malfoy si no era en la seguridad de las clases.

Caminaba por los pasillos del primer piso con rumbo fijo. La verdad es que no quería entrar en la sala común y ver a todo el mundo estudiando, era deprimente con el buen tiempo que estaba haciendo estos días.

Para mi mala suerte. Desde que le pregunté a Dumbeldor sobre Sirius Black, mis salidas a los alrededores estaban indirectamente restringidas, y si lo hacía, era imposible no sentir más de dos pares de ojos sobre mi.

Eso provocaba que pasara la mayor parte de mi tiempo deambulando por los pasillos o sentada en las plazas interiores del castillo leyendo tranquilamente el libro muggel que Hermione me había regalado por navidad, al fin y al cabo, con todo lo que había pasado no había tenido tiempo para leerlo.

Ahí es donde me dirigía, a una pequeña plaza medio escondida por la cual no pasaba gente, con mi libro en la mano y un pequeño cuaderno y un lápiz por si me aburría y decidia dibujar algo.

La plaza era muy tranquila, con una pequeña fuente de piedra apagada en el centro, llena de enredaderas con flores, individuales bancos también de piedra vieja, dos concretamente, pegado en las paredes, uno enfrente otro con la fuente de por medio. Todo estaba lleno de planta, pero no habían mosquitos ni arañas, como mucho algunas hormigas y de arriba entraba la luz suficiente para leer cómodamente.

Me senté en el banco izquierdo, subí mis piernas al banco cruzando les en forma de indio y apoyé el libro sobre ellas.

"Robin Hood"

Leí a la vez que pasaba los dedos por encima de la tapa dura, notando el relieve de las letras. Abrí el libro notando la resistencia del lomo a doblarse. La páginas eran ásperas y finas, con la letra pequeña y con la forma de una máquina de escribir. Perfecto.

"Los hombre olvidados son hombres peligrosos"

Esa era la primera frase de todo el libro, venía sola, en la tercera página, 2 hojas después empezaba el primer capítulo.

Estaba muy concentrada, inmersa en las páginas de mi libro, hasta que una voz me sobresaltó.

- ¿Qué lees? - levanté la vista encontrándome con una muy inesperada, fruncí el ceño.

- ¿Que quieres? - dije directa y desagradable, él sonrió de lado.

- saber que lees.

- un libro, Pucey, ¿Lo has hecho alguna vez? - dijo con la total intención de ofender.

Adrián Pucey, uno de los cazadores de Slytherin, jugué contra él en el último partido, creo que era de cuarto o de quinto curso. Guapo pero imbécil.

- a ver - me quitó el libro de las manos y lo cerró haciendo que perdiera la página, suspiré cansada, él se quedó mirando la portada. - ¿Que libro es este? ¿Quien es Robin Hood? - dijo con el ceño fruncido.

- si pudiera leer el libro tranquila te contestaria - dije borde.

- o podrías dejármelo, lo leo yo y luego te lo cuento - lo miré incrédula.

- como te dejé el libro no volveré a verlo, así que no - intenté quitarle el libro de las manos pero se alejó y acercó su cara a la mía obligándome a retroceder. - devuélvemelo - ordené, pero no me hizo caso.

- se cuenta que tú y Wood os estáis dando un tiempo - dijo mirando al frente mientras encerraba el libro entre sus manos.

- eso es mentira, Wood y yo estamos bien, hablando de Oliver, no tardará en llegar y... - dije convincente, no nos estábamos dando un tiempo (todavía) pero tampoco estábamos bien.

- no qué va - me interrumpió con una sonrisa - Wood está estudiando en su sala común... - se giró y me miró sin quitar esa asuqerosa pero perfecta sonrisa - ... No intentes mentir a un mentiroso. - alzó su malo y pasó entre sus dedos unos mechones de me pelo. Bufé y me levanté del banco dispuesta a irme, aunque fuera sin mi libro.

Sentí su mano acariciando la mía intentando cogerla, la aparté al instante y saqué mi varita de la túnica apuntando a su cuello, el hecho la cabeza hacia atrás instintivamente.

- no me toques - amenacé. Él soltó una sonrisa nerviosa y asustada.

- hey, baja la varita, vamos a relajarnos un poco, ¿Vale? - dijo claramente nervioso.

- no vamos a relajarnos, vas a devolverme mi libro o acabarás muy mal.

- vamos... Eres de Gryffindor, te meterás en problemas si me haces algo - ahora era yo la que sonreía, pero de una manera cínica y malvada.

- pero antes de Gryffindor fui Slytherin, ¿Quieres ver mi lado Slytherin?

- podrían expulsarte - volvió a excusarse, me reí exageradamente y rodé los ojos.

- porfavor, estamos solos y nos soy principiante, podría hacerte desaparecer para siempre - dije evidentemente con segundo singificado.

- Robin - giré mi cabeza hacia la derecha al escuchar mi mombre, mi sonrisa se fue cuando vi al chico. - baja la varita, Pucey fuera - bajé la varita a regaña dientes a la vez que el moreno se iba corriendo.

- cobarde - dije recogiendo mi libro del suelo (Pucey lo había dejado caer), volví al banco - me sorprende como apareces siempre en el momento más interesante, Malfoy.

- ¡¿Acaso quieres que te expulsen?! - gritó.

- ¿Y tú? ¿Quieres que me expulsen? - obviamente estaba enfadada, no con él, con todo, aunque más que enfadada, cansada.
Él no contestó, yo tampoco seguí hablando, miré hacia mis pies, me incliné y apoyé mi frente sobre las palmas de mis manos.

- lo siento - soltó de repente, subí la cabeza, se había sentado al lado mío - por lo que te dije. - suspiré con una sonrisa.

- ¿De verdad crees que tienes que disculparte? - dije con una pequeña sonrisa. - Draco, no te entiendo... No dejas de salvarme, pero luego te alejas sin dar explicaciones, me tratas mal, me ignoras... Y yo sigo estando en deuda... Eres la serpiente más entrometida que conozco... ¿Sabes que tú eres la razón de que mi relación con Wood se esté yendo a la mierda?... Y todo porque no dejas que nadie más me salve... - nos quedamos en silencio durante un rato.

- ¿Sabes qué es lo más gracioso? - le miré esperando su respuesta - que no necesitas ser salvada

CAOS... (Draco Malfoy Y Tú)//1°parte Finalizada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora