45: Estigma

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Cuando desperté, me costó mucho orientarme sobre qué había pasado el día anterior. Miré la puerta de mi habitación, recordando mi encuentro con Sasuke. Pataleé de felicidad por debajo de mis mantas.

Me había despertado temprano aquel día, sin necesidad de que Kakashi-sensei fuera a tocar mi puerta como normalmente sucedía. Me levanté con una energía que no sentía desde hace años y fui al baño preparada para asearme. Me tomé mi tiempo sabiendo que era bastante temprano y que tenía el resto del día por delante.

Me vestí con un pantalón de entrenar negro y una camiseta de tirantes del mismo color. Me puse la toalla en el pelo para que mi espalda no se mojase y salí del baño.

—¿Y esto? Rara vez despiertas antes de que yo.

Kakashi-sensei traía su cabello desordenado, seguía con pijama y una toalla colgaba de sus hombros.

—Hoy tengo cosas que hacer —dije con simpleza y sonriendo.

Me dirigí a mi habitación para dejar mi pijama, deshacer por completo mi cama y abrir la ventana para que el lugar se ventilase. De mi escritorio, tomé la foto en dónde aparecían Shisui e Itachi. Caminé hacia la habitación de invitados y toqué la puerta.

—¿Mh...?

—¿Puedo pasar?

—Sí... ¿qué hora es?

—Temprano —respondí, superponiendo mi voz al chirrido de la puerta al abrirse.

Sasuke estaba acostado y se notaba que acababa de despertar. Tenía los ojos entreabiertos y  estaba tapado hasta el mentón.

Me fui a sentar a la cama. —Toma.

Sasuke se irguió ligeramente y tuve que hacer un esfuerzo por no reírme de la marca que la almohada había dejado en un costado de su cabeza. Tomó la fotografía y la observó. Su boca se abrió ligeramente y sus ojos parecieron brillar con anhelo.

—¿Me... me la estás dando? —preguntó luego de un par de segundos admirando la foto.

—Sí.

—Pero Shisui también está aquí... ¿no quieres tener a tu hermano...?

—Ya tengo otras fotos de Shisui-nii... tú no tienes nada de Itachi, ¿no? Se pudieron rescatar muy pocas cosas luego de la invasión de Pain.

—Gracias, Hanako, no era necesario que me regalaras esto...

—Con el simple gracias bastaba. ¿Cómo dormiste?

Sasuke no separaba sus ojos de la foto.

—Bien, aunque me costó un poco quedarme dormido. —Pestañeó un par de veces y volteó a verme. —¿Asumo que tú dormiste bien?

—¡Excelente! Aunque recuerdo lo que soñé... Bueno, a esta hora suelo desayunar con Kakashi-sensei, ¿vendrás?

—Eh... Me levantaré pronto.

Asentí y salí de la habitación cerrando la puerta detrás de mí.

Luego de hacer mi cama y ordenar un poco las cosas que tenía en mi escritorio y velador me fui a la cocina para poner a calentar el agua en la tetera. Mientras estaba en eso, Kakashi-sensei se apareció en la cocina, ya bañado y vestido para ir a trabajar.

—La toalla que tienes en la cabeza ya está muy húmeda...

Me saqué la toalla y la fui a colgar afuera. El sol ya brillaba en el cielo.

—¿A qué hora sales hoy del trabajo? —le pregunté a Kakashi-sensei cuando volví con él a la cocina.

—Ya es viernes así que a las 4. ¿Qué harán Sasuke y tú? 

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora