47: Nuestra historia.

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Me seguía sintiendo incómoda incluso después de varios minutos de haber dejado Konoha. Sasuke y yo estábamos viajando en absoluto silencio. Era normal que él estuviese callado, pero sentía una tensión extraña de su parte.

—¿Cuándo nos tomaremos un descanso? —pregunté.

—¿Ya quieres tomar un descanso?

—No, solamente pregunto...

Fruncí el ceño ante la rudeza en su tono de voz. ¿Qué demonios le pasaba? Acabábamos de salir de Konoha en un viaje que supuestamente los dos habíamos anhelado durante tantísimo tiempo. Si seguía con esa tensión extraña por su parte terminaría matando mi emoción.

Había añorado ese viaje con Sasuke y lo había idealizado tanto, que su poco entusiasmo y mal humor casi comenzaba a ponerme triste.

En un momento Sasuke dio un potente salto sobre una rama, alejándose varios metros de mí en cuestión de dos segundos.

¿Qué carajos...?

—Sasuke —lo llamé, apresurando mi paso para intentar llegar a su lado—, ¿te pasa algo?

—No.

A pesar de que había usado un tono de voz suave para referirme a él, pareció no importante en lo absoluto porque me respondió con su misma voz hostil de hace un rato.

—¿Estás seguro? —insistí, manteniendo mi voz suave.

—Ya te dije que no me pasa nada.

Suspiré intentando no poner los ojos en blanco. Parecía que el libro que Sai le había dado hace un par de años para que aprendiese a exteriorizar sus emociones no había servido de mucho.

Sasuke siguió avanzando por delante de mí, a una distancia de un par de metros.


Si la posición de sol no me mentía, pronto serían las 5 de la tarde. Habíamos estado andando todo el día sin descanso en completo silencio. Más de una vez intenté sacarle algún tema de conversación a Sasuke, pero él me respondía con un tono de voz tan seco que simplemente no daban ganas de siquiera tratar seguir platicando con él.

—Deberíamos detenernos para cenar.

—Más tarde.

—Pues yo tengo hambre ahora.

Bajé de la rama del árbol hacia el suelo y abrí mi mochila, dónde estaba el bento que Kakashi-sensei me había preparado.

Sasuke se detuvo a los metros de distancia y se quedó de pie mientras yo me sentaba en la tierra y comía con toda la calma del mundo. Pasé el último bocado con un sorbo de agua de mi botella y suspiré satisfecha.

—Esta noche no descansaremos, seguiremos avanzando.

Lo miré con cansancio pero él daba la sensación de estar muy concentrado observando hacia el horizonte.

—Sasuke, ¿quieres que me devuelva a Konoha? —pregunté con hartazgo.

—¿Qué? —volteó a verme, finalmente— ¿De qué hablas?

—En primer lugar, ¿para qué me propusiste que viniera contigo si vas a estar con esa cara cada vez que te hablo?

—No sé a qué te refieres.

—Sasuke, no te queda el papel de tonto, sabes de lo que hablo. He estado todo el santo día intentando sonsacarte algo, pero sigues con esa actitud que no me deja acercarme a ti.

—¿Y para qué necesitarías acercarte a mí? —preguntó mordaz.

Inhala, exhala, limpia tus pensamientos, cuenta hasta 10, no te enojes tú también...

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora