24: El ideal

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Mientras que Suigetsu fue corriendo a esconderse detrás de Kabuto, yo me hice la tonta y me fui a buscar mis sandalias ninjas, pues aún estaba descalza.

Orochimaru encabezaba la lista de personas que no me agradaban, además de que su contextura de serpiente me provocaba una mezcla de miedo y asco. No quería verlo, no quería estar en el mismo lugar que él y mucho menos entablar conversación con él. Estos sentimientos habían sido potenciados luego de enterarme que Orochimaru había profanado la tumba de mamá. El sentimiento de rabia y asco seguía latente en mí.

No me costó mucho esfuerzo encontrar mi calzado. Antes de ponérmelo me palmeé un poco los pies en un intento de sacarles el exceso de polvo.

Con pesar, volví con Sasuke, que estaba con Orochimaru y los demás. En cuanto aparecí en el campo visual de Orochimaru, él sonrió como si algo le causara gracia y de inmediato fruncí mis facciones con enojo.

—Mh, qué interesante es verlos a ustedes dos reunidos nuevamente —dijo él, sin quitarnos los ojos de encima—. Interesante, pero no sorprendente —concluyó al mismo tiempo que concentraba su mirada en Sasuke.

—Ese no es el tema ahora —repuso Sasuke. Extendió a Orochimaru el pergamino que Suigetsu le había llevado. —Es este.

Orochimaru frunció las cejas en un gesto de curiosidad.

—¿Para qué quieres verlo?

—Hay demasiadas cosas que no sé. Le preguntaré todo... a la persona que lo sabe todo.

—¿Todo? —preguntó Orochimaru, sonriente— No hay razón para que sepas tanto. No eres más que un niño.

—Eso no es cierto —gruñó Sasuke, mostrándose molesto ante esas palabras—. Ya no soy un niño. No puedo seguir siéndolo. ¿Cuándo empezó todo...? ¿Cómo debería haber actuado, qué acciones debí tomar...?

—¿Dudas sobre tu venganza? —inquirió Orochimaru.

Miré a Sasuke con interés al oír esa pregunta.

—No es eso. No tengo motivos para dudar sobre mi venganza. Reencontrarme con Itachi ha reforzado más que antes mi odio por Konoha. Solo es... los sentimientos de Itachi como shinobi de Konoha que se convirtió en traidor para proteger la aldea. ¿Qué era Itachi? ¿Y el clan, la aldea...? Quiero saberlo todo, pensar en ello por mí mismo y encontrar la respuesta. Para ver por mí mismo lo que debo hacer y llevarlo a cabo por mi propia voluntad.

Orochimaru pareció sopesar las palabras de Sasuke por unos momentos. Luego se volteó hacia Kabuto y comenzó a caminar hacia él. Suigetsu, que estaba escondido tras Kabuto, salió de un salto de ese lugar y corrió detrás de Sasuke, dónde yo también estaba.

—¡Quiere succionar todo el poder de Kabuto y matarlo! —acusó Suigetsu, viendo cómo Orochimaru ponía una de sus manos sobre los hombros de Kabuto— ¡Ten mucho cuidado! ¡Puede que le corte la cabeza!

En efecto, parecía que le succionaba el poder a Kabuto, pero no le hacía ningún daño, al contrario, parecía volver a Kabuto a sus inicios: sus cuernos desaparecieron, dejó de tener escamas en todo el cuerpo y la sombra en sus ojos que indicaba su poder ermitaño desapareció.

Esta amabilidad no es normal en Orochimaru...

—Sigues teniendo los mismos hábitos de siempre —escuché decir a Sasuke. Lo miré, él también me estaba observando. Me había agarrado de su brazo sin darme cuenta. —¿Tanto te asusta Orochimaru? —me preguntó en un susurro.

—¡Sí, me asusta muchísimo! —respondió Suigetsu, agarrándose del otro brazo de Sasuke.

Me fue imposible no reír al ver la cara de desconcierto de Sasuke.

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora