El último Fénix

25: Equipo completo

La emoción casi no cabía en mí. Hace mucho tiempo que el corazón no me latía con tanta felicidad. Sentía el pecho hinchado y no me podía quedar quieta.

¡Mis demás compañeros están en el campo de batalla y ahora llegaré junto a Sasuke y los cuatro primeros Hokages...!

Quería poner mis pies en la tierra, aterrizar y pensar las cosas con más claridad, pero la emoción era tanta que casi no podía hacerlo. Si bien me había alegrado la decisión de Sasuke, también me había sorprendido, y tenía la leve sospecha de que él no solamente iría a pelear para proteger a Konoha y la voluntad de su hermano.

No quería romper mi momento feliz, sin embargo, tampoco debía dejarme llevar.

Suspiré varias veces, diciéndome a mí misma que debía calmarme, ser más astuta y menos ingenua.

—Sasuke —lo llamé en voz baja mientras salíamos del sótano de lo que era el Santuario Nakano.

—¿Mh?

—¿Planeas algo más que no me estés diciendo?

Él se volteó a verme.

—Voy a cambiar el orden de las cosas, para bien.

—Define lo que significa "para bien" en tu vocabulario...

Cuando salimos todos, Sasuke selló la entrada del Templo. Los Hokages caminaron hacia el borde del barranco dónde estaban sus caras talladas, sin embargo, nosotros dos nos quedamos más atrás.

—Voy a cambiar el sistema que rige al mundo shinobi... Toda esta situación fue causada por los conflictos de los anteriores kages, así que me aseguraré de que la historia no se repita.

—¿Y cómo planeas hacerlo?

—Me convertiré en Hokage.

Lo quedé mirando, esperando alguna señal de que esas palabras fueran broma, pero no sucedió. Sasuke no bromeaba.

—¿Cómo...? —me quedé en silencio, tratando de procesar la información— Sí sabes que estás más cerca de caer a la cárcel que de ser Hokage, ¿verdad? —Sasuke me miró mal— Oye, no me malinterpretes. Cambiar el sistema shinobi suena bien para mí... pero el que te conviertas en Hokage... —suspiré, negando con la cabeza—. Por lo menos coincidimos en algo —dije con optimismo—, no quiero que este sistema shinobi siga en pie, pero la verdad es que no tengo una idea clara de cómo conseguirlo. Buena parte de la población vive tranquila bajo este sistema, y cambiarlo de forma abrupta puede tener los efectos contrarios a los deseados...

—Hablas demasiado.

—¡Por supuesto! —le dije, poniendo mis manos en mis caderas— ¡Es un tema importante! Hay un montón de cosas qué decir.

—Soy más de acciones que de palabras —dijo, pasando a mi lado y yendo con los Hokage.

—Las palabras también son necesarias.

Me ignoró. Me picaron las manos por jalarle el cabello y obligarle a que al menos me mirara, pero me mantuve serena porque no era el momento de peleas absurdas.

Respiré hondo y me encaminé hacia los Hokage. Orochimaru, Juugo y Suigetsu también estaban con ellos. Suigetsu no parecía estar muy contento por ir al campo de batalla, por eso no me extrañó cuando de un momento a otro salió corriendo, lo que sí me sorprendió, fue el ver a una pelirroja aparecer de la nada y darle una patada en la cara al grito de:

—¡¡Maldito Sasuke!! —poco me tardé en reconocer a Karin— ¡Sentí el chakra de Sasuke, no pensaba que era posible, pero...! ¡Me escapé para verlo con mis propios ojos!