17: El dolor

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Cuando llegué a Konoha lo primero que escuché fueron gritos de dolor a lo lejos y luego, el terrible olor a quemado llegó a mi nariz. La vista de mi aldea destruida, rodeada de humo y llamas me dejó congelada por un segundo. La sangre me hirvió y quise echarme a llorar de la rabia e impotencia, mas no lo hice porque sabía que ese no era el momento para preocuparme por mis sentimientos.

Debía ayudar en todo lo que pudiese a la aldea. Me moví de inmediato. En el camino me encontraba con gente herida, muchos de ellos aplastados por escombros, sangrando y llorando. Luché mucho por mantener una expresión tranquila y no alarmar aún más a los civiles.

Concentré chakra en mis brazos y manos y levanté un escombro que mantenía presa a una señora de edad avanzada. La abuela se arrastró apenas hasta salir de debajo del escombro. Comencé a aplicarle la Palma Mística en su pierna herida mientras le pedía que respirase hondo y con detenimiento.

—¿Podría explicarme qué sucedió? —le pregunté con voz suave.

—No sé —sollozó, llevándose una mano a la cara—. Estaba tomando el té con mi vecina, escuchamos explosiones, salimos a ver qué sucedía y un insecto gigante nos atacó... y sucedió esto... y ahora no sé dónde está mi vecina ni mi familia... no sé qué está pasando —lloró, aún más fuerte que antes.

Aumenté el proceso de curación, concentrándome lo máximo posible.

—¡Hanako-neechan!

¿Ah?

Volteé y me encontré con Konohamaru, que venía en mi dirección con Ebisu sobre sus hombros. Ambos se veían golpeados.

—Konohamaru, ¿sabes los detalles de todo esto? Además de que es Akatsuki el autor de esta catástrofe.

—Vienen por Naruto-niichan, le preguntan a todos por él y los que no responden o no saben... los matan. ¡Pero vencí a uno de ellos, así que no hay manera de que Naruto-niichan pierda contra Akatsuki! —gritó, muy convencido de lo que decía.

La hemorragia de la mujer se detuvo. Rápidamente la tomé en brazos con toda la delicadeza que se podía emplear en un momento así.

—¿Venciste a uno de ellos? —pregunté un poco incrédula— ¿Y cómo?

—¡Con la técnica que Naruto-niichan me enseñó! —respondió, comenzando a caminar. Lo seguí.

—¿El jutsu erótico?

—¡No! ¡El Rasengan!

—Bueno, eso tiene más sentido...

Así que Naruto ya tenía a su aprendiz, que heredó su técnica más característica. ¿Konohamaru seguirá con su legado cuando Naruto ya no esté...?

Cuando Naruto ya no esté.

 Y cuando mi tiempo llegue... 

Las palabras de Kakashi-sensei diciéndole a Kakuzu que las nuevas generaciones estamos para superar a la anterior y tomar su lugar vinieron a mí.

Soy la aprendiz de Kakashi-sensei, eso significa que cuando su tiempo se acabe... ¿yo seguiré con su voluntad...?

No, no debo pensar en esas cosas en este momento.

Pero estando rodeada de tanto caos y sufrimiento se me hacía un poco dificultoso el no pensar cosas horribles.

Como era de esperarse, el hospital estaba colapsado. Había muchas invocaciones de Tsunade dando vueltas por ahí y ayudando a la curación de las personas. ¿La Hokage se estaba haciendo cargo del hospital? ¿O Shizune?

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora