12: Determinación

11.1K 1.1K 1.7K
                                    

El rasenshuriken de Naruto era asombroso. Kakuzu había dado pelea, pero en el estado en que encontraba no pudo hacer mucho.

Kakashi-sensei comenzó a caminar hacia el cráter que había quedado gracias al nuevo jutsu de Naruto, dónde estaba Kakuzu, finalmente derrotado. Me paré como pude y empecé a caminar tras él.

—¡Hanako...! —me llamó Ino, sin embargo la ignoré.

Si bien no podía mover los brazos, el resto de mi cuerpo ya se había recuperado un poco. Lo suficiente como para caminar cierta distancia. Kakashi-sensei también se veía mejor.

Bajé al fondo del cráter quedando frente a Kakuzu, que estaba tirado boca abajo en el suelo. Me paré al lado de Kakashi-sensei.

—No puedo creer que... haya perdido... contra unos mocosos —habló dificultosamente.

—No hay duda de que nos vemos como unos niños para alguien que luchó contra el Primer Hokage —suspiró Kakashi-sensei—. Pero para nosotros, tú eres un viejo decrépito y sin energía. Por eso estás aquí ahora, humillado y esperando la muerte. La siguiente generación siempre superará a la anterior y tomará su lugar, y así eternamente. —Kakashi-sensei elevó su mano derecha y me miró por un momento. —Como superiores, es nuestro trabajo guiar a las futuras generaciones que nos sobrepasarán. 

Unos rayos empezaron a condensarse en la palma de Kakashi-sensei.

—Espera —lo detuve—, es que quiero quiero preguntarle algo a Kakuzu. ¿Qué propósito tenías que te impulsó para vivir durante tantos años, haciendo algo tan horrible como robar corazones ajenos?

—¿Propósito? —Kakuzu movió sus pupilas en mi dirección— Ninguno en especial. No me compares contigo, mocosa.

—Por eso es que siendo una mocosa pude destruir uno de tus corazones. Ya tengo mi propósito claro y con eso le puedo plantar cara a quién sea. Incluso si tengo que destrozar mi cuerpo para lograrlo. Ya has vivido mucho, ya no tienes nada más qué hacer en este mundo. A mí aún me quedan muchas cosas pendientes y no pienso morir ni darme por vencida hasta conseguirlo. ¿Y sabes? Verte de pie tan firme aún cuando llegaron nuestros refuerzos y ya estabas seguro de tu muerte, me inspiró un poco. Inspirar a tu enemiga fue lo último que hiciste en este mundo, Kakuzu. Ahora dime, ¿no te sientes culpable después de haber hecho tanto sin perseguir nada en específico?

—No. ¿De qué te sientes culpable tú, Fénix de Konoha?

Me había calado.

—Se nota que has adquirido experiencia con los años —murmuré—. No tengo nada más que hablar contigo.

Por un momento estuve tentada a cerrar los ojos cuando Kakashi-sensei remató a Kakuzu con un raikiri, pero mantuve mi mirada en los ojos cansados del Akatsuki. Su cuerpo dio un pequeño salto al recibir el impacto y él terminó por cerrar sus ojos.

—Lo hiciste muy bien contra el monstruo de fuego y viento —dijo Kakashi-sensei.

Lo miré y me topé con su expresión relajada.

—Uy, sí. Qué bien lo hice. —Quise mover mis brazos pero me dolían demasiado como para hacerlo. —Un brazo como si lo hubiese metido a una licuadora y el otro como si lo hubiese querido cocinar a la parrilla.

—¡¿Parrilla?! —Chouji se asomó por el cráter, mirándonos— ¡¿Vamos a celebrar con una parrillada?!

—Si la pagas tú...

El ánimo de Chouji pareció decaer.

Reí un poco. De un salto salí del cráter, siendo seguida por Kakashi-sensei. Las piernas me temblaron un poco. Todavía no me recuperaba bien.

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora