49: Nosotros

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"Hola Hanako, ¿cómo has estado? Espero que estés comiendo bien.

Ya te lo he dicho varias veces, pero me sigue sorprendiendo lo silenciosa que está la casa sin ti por aquí. Pese a que han pasado poco más de dos meses desde que ya no estás, no logro acostumbrarme del todo. El otro día salí del trabajo en la tarde y pasé a comprar comida pues no tenía ganas de hacer la cena y por la costumbre compré dos raciones.

Las cosas en Konoha siguen tranquilas, tanto que a veces me aburro. Debería conseguir un hobby o pasearme por el vertedero de la aldea para ver si (de nuevo) me encuentro con algún bebé del cuál hacerme cargo.

Lo único interesante es que ya han empezado las preparaciones para que Naruto sea el siguiente Hokage, Tsunade-sama por fin tendrá sus merecidas vacaciones, solamente espero que no vuelva a caer en el vicio de las apuestas.

¿Cuándo vendrán de visita? Supongo que habrán muchas cosas de las cuales ponernos al tanto.

Deseando que Sasuke y tú se encuentren bien, me despido.

Hatake Kakashi."

—¿...por qué estás llorando?

Me pegué la carta al pecho mientras miraba a Sasuke.

—Kakashi-sensei pasó a comprar comida luego del trabajo y por la costumbre pidió dos raciones —lloriqueé—. ¿Cuándo podremos pasar a Konoha?

Sasuke suspiró y me miró de lado.

—Creo que no podrá ser por lo pronto —resopló—. Kakashi no fue el único que envió una carta.

—Cierto —dije, recordando que el ave mensajera había llegado con dos cartas—. ¿Qué dijo Tsunade?

—La contactaron desde el País del Rayo para mandarme a una misión en una mina —respondió, tendiéndome la carta que le habían mandado—. Hay algo que está matando y haciendo desaparecer a los trabajadores. Kumogakure se encargó inicialmente del tema, pero sus ninjas también han sido desaparecidos o asesinados. Quieren que use mi defensa infalible del Susanoo para resolver el problema.

Tomé la carta y la leí rápidamente. Tsunade no se había explayado mucho, diciendo que una vez llegásemos a la mina, nos darían más detalles de la situación. Además, Sakura también sería enviada pues sospechaban que se trataba de alguna especie de veneno el que mataba a los trabajadores, y si había alguien capaz de contrarrestar un veneno y encontrar su cura, esa era Sakura.

—Es bueno que estemos cerca del País del Rayo —comenté.

No era la primera vez que nos pasaba algo así, durante nuestro viaje solíamos recibir peticiones de gente que nos encontrábamos en el camino o Tsunade de alguna forma encontraba la manera de darnos misiones cerca de los lugares en los que estábamos.

—Sí, probablemente lleguemos al lugar mañana por la noche.

—Mh... —Me quedé viendo el papel y las indicaciones escritas— ¿Crees que paguen bien? Si han perdido a sus propios ninjas con lo que sea que esté pasando ahí...

—Está calificada como misión rango S, la paga es buena.

—Está bien... Me pregunto si al Raikage le costó mucho pedir tu ayuda, después de todo, él te quería muerto.

—Normal, traté de secuestrar a su hermano menor.

Miré a Sasuke. El ave mensajera se había apoyado en su hombro y él le hacía cariño en la nuca.

—Qué lejanos se ven esos tiempos... a veces parecen un sueño.

—Fueron un mal sueño.

Luego de mandar una contestación a Tsunade diciéndole que Sasuke aceptaba la misión, marcamos nuestro camino hacia la mina. 

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora