32: Volver a lo que era

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¿Y si... fue Sasuke quién lo hizo?

"—Entonces debería apuñalarte en el pecho para la próxima.

—¿Va a haber una próxima?

El ambiente se tensó. Comencé a sentir que todo el avance que había hecho por hacerme más cercana con Sasuke se había ido al carajo.

—Quién sabe."

¿Estaba hablando en serio aquella vez?

Ese recuerdo era de los últimos que tenía, así que me resultaba fácil relacionarlo con lo que me estaba sucediendo, pero...

¿Sasuke tenía el poder para hacer heridas que no se regenerasen?

Y si así fuera... ¿por qué él me atacaría de esa forma? Sasuke no lo haría... Se preocupó por mí.

Estoy pensando estupideces porque tengo demasiado tiempo libre...

Tsunade me había dicho que me cambiaría las vendas, así que estaba impaciente esperándola. Estaba ansiosa por ver cómo era mi herida, además de que quería ver cómo estaba mi piel.

Aún no podía recordar nada de lo que había pasado, mi último recuerdo seguía siendo el fin de mi discusión con Sasuke en la guarida de Akatsuki. En mis sueños divisaba una fuerte luz amarilla entre un montón de negrura, pero por alguna razón no podía acercarme a esa luz por más que quisiera.

Mis funciones cerebrales seguían siendo lentas pero ya no tanto como el primer día, aunque la mayoría del tiempo estaba durmiendo y me seguía cansando demasiado rápido para mi gusto. El cabello se me caía a montones, además de tenerlo muy seco y opaco. No sabía si quería verme en el espejo o no.

¿Qué me pasó?

Justo después de dejar salir un suspiro cansado, Tsunade entró a la habitación. Como siempre, Shizune junto con Tonton venían detrás de ella. Tsunade traía consigo un carrito lleno de vendas, algodones, botellas plásticas y otros recipientes de los cuales desconocía su contenido.

Tsunade se veía más seria de lo normal y Shizune cargaba con una cara de preocupación y tristeza.

Shizune dejó a Tonton en el suelo y me ayudó a sentarme en la cama, poniendo almohadones en mi espalda.

—Hanako, vamos a necesitar que estés tranquila durante todo el proceso, de lo contrario, tendré que sedarte.

Tragué en seco al escuchar esa indicación saliendo de la boca de Tsunade.

¿Qué cosa podría pasar que me inquietase lo suficiente como para ponerme un sedante?

Comenzando a sentirme nerviosa, asentí.

Shizune movió las mantas, me destapó por por completo y me desabrochó la bata del hospital, la parte superior de ésta cayó sobre mi regazo. Tomó mi mano derecha y comenzó a quitarle las vendas.

Mantuve mis ojos sobre los movimientos de Shizune, que eran delicados y firmes. En cuanto mi piel quedó a la vista, entrecerré mis ojos en un deseo de enfocar y poder tener una mejor imagen de lo que se presentaba ante mí, pero mis ojos ya no tenían la capacidad de ver bien.

Me recosté contra los almohadones dejando salir un suspiro lastimero y resignado.

Había podido reconocer un color opaco en mi piel, pero nada más allá de eso.

—Está mucho mejor de lo que pensaba —dijo Tsunade una vez que Shizune me quitó las vendas hasta el codo—. Tu recuperación va muy bien.

—¿Cuándo voy a saber qué es lo que me pasó? —pregunté con voz desganada.

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora