El último Fénix

05: Sai

Junto con Yamato nos fuimos dando una especie de ánimo mutuo mientras caminábamos a la entrada principal.

Si se tratara de otra persona no me preocuparía, pero se trataba de controlar a Naruto en su forma de kyubi. Si ya en su forma normal de humano era imposible mantenerlo quieto... ¿qué tan difícil sería controlarlo cuando estuviese fuera de sí? Además, me daba miedo que en un intento de inmovilizarlo pudiese hacerle daño. 

La primera en llegar fue Sakura, luego Naruto y finalmente Sai.

—¡¿Es que acaso siempre llegas tarde?! —le gritó Naruto.

—No es que haya llegado tarde, llegó a la hora. Los demás llegamos temprano, eso es todo. No sigas buscándole pelea, Naruto —lo regañé.

—¡Hanako-chan, ponte de mi parte! ¡Antes siempre lo hacías! —Y me puso ojos de perrito.

¿Es que se está aprovechando de mí?

Sai me miraba fijamente. ¿Estaría esperando una respuesta de mi parte? Naruto había hablado de un "antes", eso estaba prohibido en Raíz. ¿Así que Danzo-sama en serio lo había enviado para vigilarme?

—El pasado quedó en el pasado, Naruto —le dije, volteándome y empezando a caminar fuera de Konoha—. Vámonos ya.

No quise ver la cara de Naruto.

Ni siquiera eran las 3 de la tarde y ya había experimentado más emociones de las que había sentido el año pasado. Primero: la nostalgia y desestabilidad que me trajo la misión secreta de matar a Sasuke, segundo: el sentimiento de calidez que me produjo el estar con la compañía de Sakura en mi casa, tercero: mi preocupación por Kakashi, cuarto: mi furia hacia Jiraiya, quinto: incertidumbre frente a si seré capaz de ejecutar jutsus tipo ofensivos contra Naruto, sexto: la tristeza por negar mi pasado y séptimo: la molestia por la desconfianza de Danzo-sama.

Bueno, al menos podía identificar mis emociones y no sentirlas como un remolino irreconocible dentro de mí. 

Por otra parte, ¿no tenía razón Danzo-sama al desconfiar de mí? Desde que me había unido al equipo Kakashi para ser la protectora de Naruto bajo órdenes de Tsunade, había olvidado parte de mi entrenamiento en Raíz. Había tenido muchos recuerdos últimamente, como también había expresado emociones genuinas.

¿Por qué no puedo dejar de quererlos...?

Sin importar que estuviera al tanto de que estar con miembros del equipo 7 me hacía retroceder en mi entrenamiento especial de Raíz, era incapaz de contarle sobre eso a Danzo-sama, porque tenía miedo de que me separara de ellos.

No quería fallar en mi misión, tampoco quería que Danzo-sama dejase de necesitarme, pero... volvería a sentirme muy triste si ya no pudiera pasar tiempo con el equipo 7...

¿En verdad es necesario borrar todo sentimiento?

Ya llevábamos caminado un buen tramo del recorrido cuando Naruto se me acercó a susurrarme.

—Hanako-chan, ¿no crees que este idiota se parece a Sasuke?

Miré a Sai y luego a Naruto, quién tenía su típica expresión molesta e infantil. Él nunca había dejado de llamarme Hanako-chan, y a pesar de que yo me había demostrado muy distinta a cuando éramos niños, seguía tratándome como siempre.

En ese momento, ser Hanako-chan se sintió mucho mejor que forzarme a ser Phoenix.

—Bueno, en los ojos se parece un poco. Pero, ¿sabes en qué se parece más? —le dije juguetonamente, poniendo una de mis manos sobre su cabello y revolviéndolo—. En que es un completo idiota, igual que Sasuke.