31: Ausencias y vacíos

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narra uchiha hanako

Cuando Sasuke apareció por la entrada del complejo Uchiha, sonreí casi con culpa en su dirección. Su rostro expresó sus emociones con total libertad y sinceridad: las comisuras de su boca se fueron hacia abajo y sus cejas se arquearon en una triste y desamparada expresión. Estiré mis brazos hacia Sasuke, deseando acercarme a él, y pronto corrió a mi encuentro. Me abrazó, creí que rompería en llanto y que ya no podría mantener mi sonrisa, pero eso no ocurrió.

Lo recibí entre mis brazos, sorprendida por su efusividad, pero muy lejos de rechazarlo.

Sentí su pecho contra el mío, su rostro caliente en la curvatura que se encontraba entre mi cuello y hombro, sus manos en mi espalda empujando mi cuerpo hacia el suyo  y sus lágrimas tibias en mi piel.

Acaricié su cabello y espalda con suavidad y Sasuke siguió llorando, sin aflojar ni un poco su abrazo.

—No pensé que tardarías tan poco en venir aquí —dije.

—Yo tampoco... —murmuró. Sasuke estaba tan pegado a mí que sentí su garganta y pecho vibrar sobre mi piel—. Tenía otros planes en mente.

—Oh, ¿en serio? —pregunté con voz burlona sin dejar de pasar mis manos por su cabello— ¿Podría saber qué planes eran esos?

Ante el silencio de Sasuke, decidí tomar sus hombros y separarlo levemente de mí. Vi sus ojos culpables y avergonzados que miraban en todas direcciones menos a mi rostro y suspiré.

Llevé mis manos a sus mejillas y lo obligué a verme. Sonreí de lado cuando confirmé que su mirada ya no era la misma, ya no era indescifrable ni fría. Pude ver culpa, pena, indecisión y por sobre todo: necesidad. Tal y como lo había hecho antes de abandonar el mundo terrenal, acerqué mi rostro al suyo e hice que la punta de mi nariz tocara la suya.

Sasuke cerró los ojos e inclinó su cabeza hacia adelante; nuestras frentes quedaron juntas.

—¿Sabes dónde estamos, Sasuke? —pregunté.

—No —respondió en un hilito de voz.

—Es el camino al mundo puro, por eso es que Naruto se fue, porque aún existe la posibilidad de volver.

Sasuke abrió sus ojos con exageración y me miró con asombro.

—Entonces, si tú también estás aquí...

—Mírame —dije, apartándome completamente de él. Con una sonrisa resignada, giré sobre mis talones, mostrándole todo mi atuendo—, es la ropa de una sacerdotisa. Estoy aquí para llevarlos de vuelta... Naruto ya volvió por sí mismo, ahora solamente me falta llevarte a ti.

—No... —Sasuke negó con la cabeza, mirándome con tristeza.

—¿No quieres volver?

—Pero estaré solo...

—¿Cómo puedes decir eso? —le recriminé, poniendo mis manos en mis caderas— ¡Mira hasta dónde llegó Naruto por ti! Sakura y Kakashi-sensei también te aceptarán de vuelta y si eres sincero con tu arrepentimiento y redención, ¡nuestros demás compañeros de Konoha también te aceptarán y estarán contigo!

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora