19: La Reunión de los Cinco Kages

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—¿Qué fue todo eso?

—¿A qué te refieres?

Kakashi-sensei me miró con cansancio.

—Sabes de lo que hablo.

La fila para tomar la porción de almuerzo avanzó.

—Te estás colando en la fila —le avisé—. Tú no ibas detrás de mí. —Kakashi-sensei no se movió. —¿Le vas a robar el puesto a alguien que estaba antes que tú? Esa no es la moral de un shinobi.

—Perder los estribos cuando un compañero está herido no es la formación de un shinobi. Eso lo enseñan en la academia.

—Tengo dos cosas para decirte; primero: eso fue un golpe bajo. Segundo: no asistí a la academia así que no vale. Llegué para el examen de graduación y listo.

Recibí mi porción de arroz, pescado y verduras y me alejé de ahí. Kakashi-sensei caminó detrás de mí.

Comencé a buscar un lugar cómodo dónde posicionarme para comer en paz. Decidí que era perfecto ir a un pequeño semicírculo de personas alrededor de una muchacha cantando. Cuando me acerqué, pude ver que era la misma mujer que el día anterior estaba con Kakashi-sensei, quién todavía me seguía el paso.

—Canta muy bien, ¿no? —le dije a Kakashi-sensei mientras tomaba mi porción de pescado y la dejaba en su plato.

—Sí —respondió encogiéndose de hombros.

—Y toca muy bien ese instrumento, ¿no?

—No sé mucho de música pero supongo que sí.

—Y es muy guapa, ¿no?

—¿A qué quieres llegar con esto?

—¿Por qué no me respondes la pregunta?

—Es guapa, supongo.

—¿Supones?

—Ya sé lo que estás pensando y te voy a detener ahí mismo. Ayer solamente estaba conversando con ella.

—¿Y por qué hablas de ayer? Yo nunca mencioné nada de ayer. De hecho, ni siquiera sabía que habías conversado con ella.

—Naruto y tú son las personas menos discretas en todo el mundo, ¿crees que no los vi tratando de esconderse detrás de la tienda? Sus habilidades de espionaje son horrendas.

—De todas formas —repliqué—, tú nunca tienes interés de hablar con nadie, ¿entonces por qué hablaste con ella?

—Eres sorprendentemente celosa, ¿por qué te interesa tanto el saber con quién hablo y con quién no?

—No son celos —me defendí—, solo quiero saber. Tú siempre ocultas todo. Si me vas a conseguir una mamá, quiero saberlo.

—No te voy a conseguir una mamá, en serio, créeme. Y si lo fuera a hacer, te lo diría.

—¿De verdad me dirías? —pregunté, arrimándome hacia él.

—De verdad.

—Mhh... voy a confiar en ti... ¿y cómo se llama ella? ¿Qué hace aquí?

—Hanare, es una artista callejera. Está de paso por Konoha.

—¿Justo viene cuando la aldea está en crisis...? —murmuré— ¿Hablaste con ella porque te pareció sospechosa? —pregunté en un susurro.

Kakashi-sensei se encogió de hombros. Estuvimos un rato en silencio. Yo, haciéndome la ocupada revolviendo mi arroz con verduras, tratando de buscar las palabras adecuadas para decirle a Kakashi-sensei que no iba a estar en la aldea en los siguientes días.

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora