18: La resolución

10.4K 1K 653
                                    

Dentro del árbol estaba todo muy oscuro. Tomé a Naruto del brazo y ambos nos adentramos.

Se escucharon unos pasos apresurados y luego una voz:

—Konan, apártate.

—¿Nagato...?

—No hay problema.

Lo primero que pude divisar fue una especie de máquina con muchos tubos y barras conectadas a un hombre delgadísimo y pelirrojo. A su lado, una mujer de cabello azul que usaba la característica bata de Akatsuki.

Sentí a Naruto tensarse y temblar.

—Así que tú eres la verdadera forma de Pain...

—Llegó la paz, eh —habló él con cierto esfuerzo.

Se notaba fácilmente que estaba agotado. No era para menos. Desde que había empezado la invasión a Konoha, él había estado ocupando una inmensa cantidad de chakra. Además, para poder manejar el rinnegan... Ese hombre tenía un chakra inmenso y una resistencia increíble.

Ver al líder de Akatsuki me hizo temblar. Sentí una mezcla de sentimientos muy poco agradable. Pena, rabia. Mi pecho se hizo pesado y la garganta se me apretó.

—Me odias, ¿verdad? —preguntó Pain mirando a Naruto—. Tienes a tu enemigo frente a tus ojos, ¿no vas a matarme? ¿No trajiste refuerzos para eso? —dijo, ahora poniendo su rinnegan sobre mí.

Me sentí acorralada y sin darme cuenta activé mi sharingan en respuesta.

—Si mataran a Nagato aquí en este momento, no cambiaría nada. Sólo sería para su propio beneficio —nos habló la mujer de pelo azul. 

—Oye, ustedes fueron los que vinieron a invadir a Konoha —gruñí—, se supone que venían preparados, ¿no? ¿Entonces por qué pareciera como si suplicaras por su vida? Si venían a destruir a toda una aldea eso quiere decir que ya se habían mentalizado para que ocurriese algo como esto, ¿o no? Para realizar una desgracia de tal magnitud ustedes deben estar muy seguros de lo que piensan y hacen, ¿no es así? Entonces... ¿por qué ahora mismo lucen como perros escondiendo el rabo? ¿Se arrepienten, quizás?

—No te confundas —masculló ella—, estamos seguros de lo que hacemos.

—¿En serio? ¿Y por qué lo hicieron? ¿Qué planean?

—Ya se lo dije al jinchuriki del Kyubi —respondió Pain—. Creé Akatsuki con el fin de detener la cadena de odio que azota al mundo shinobi, para así crear paz. 

—¿A qué paz te refieres? —pregunté— Porque luego de todo esto que has hecho, lo que menos siento es paz. Estos ojos son la prueba.

—Son sacrificios que deben hacerse para alcanzar la paz en este mundo. Con el poder de los bijus podré crear un arma que-

—No hay manera de que un arma pueda crear paz —lo corté con voz firme—. Solo generará miedo y odio.

Pain entrecerró sus ojos en mi dirección.

—Entonces, ¿qué harás tú por la paz? —Me mordí la lengua, pensando en la respuesta—. Tengo un plan que funcionará, al contrario de ti y de Naruto, que no supieron darme respuestas cuando las pedí... así que conviértanse en sacrificios para la paz que yo crearé.

De la máquina a la que estaba sujeto Pain, salieron dos barras negras en nuestra dirección. En mi caso, venía directo a mis ojos mientras que a Naruto le había apuntado en el estómago.

La esquivé con facilidad, porque si bien la barra fue lanzada con velocidad, no fue suficiente para burlar mi mangekyo sharingan, al que poco a poco me iba acostumbrando. Naruto en cambio se quedó quieto, recibiendo el impacto.

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora