27: Identidad y deseo

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La espada del Susanoo siguió avanzando, rompiendo la Nunoboko y atravesando el abdomen de Obito. Finalmente, haciendo avances significativos en nuestro favor.

Chakra de color celeste y con los rostros de los bijuus salieron desde Obito y Naruto se conectó a ellos, menos a los chakras con los rostros del Ichibi y del Hachibi, fue en ese momento cuando, sin pedir ni preguntar por nada, Gaara y al que identifiqué como el jinchuriki del Hachibi (por los tentáculos que salían de él) tomaron con firmeza los chakra de sus respectivos bijuu.

—¡Con fuerza!—gritó Naruto.

Antes de que pudiera darme cuenta, comenzamos un tira y afloja para lograr sacar todo ese chakra de Obito.

Nuevamente, mi collar de magatama comenzó a brillar hasta cegarme y cuando dejó de hacerlo, a mi lado no estaban Naruto, ni Sakura ni Sasuke, a mi alrededor no estaba ninguno de mis compañeros y yo no estaba en el campo de batalla.

De no ser por los rostros de los Hokages tallados en la piedra, no me hubiese dado cuenta de que estaba en Konoha. Ahí arriba no estaba el rostro del Cuarto ni de Tsunade.

¿Qué es esto? ¿Una técnica de Obito?

Hice el sello de liberación de genjutsu, pero nada ocurrió.

Los vellos de la nuca se me erizaron y tuve una sensación que me parecía familiar pero que no podía terminar de reconocer. El viento me sopló en la cara con suavidad, arrastrando consigo pétalos de cerezo, cosa que me extrañó. En Konoha no había muchos cerezos.

Caminé, aún preguntándome qué demonios había ocurrido. Por alguna razón, no sentía miedo ni me desesperaba el no saber qué había ocurrido.

—¿Sabes, Rin? Cuando me ayudas, es como si estuvieras ayudando al mundo.

Me di la vuelta al escuchar la voz de un niño. Vi con sorpresa al mismo niño de googles en su frente y cabello negro. Con su rostro destapado, me di cuenta de que era el mismo niño que estaba con Kakashi-sensei en la foto con su equipo. A su lado, la niña que también posaba junto a Kakashi-sensei en dicha foto.

¿Por qué estoy viendo esto?

El niño que estaba en la foto con Kakashi-sensei, el niño con el que soñaba y que no me dejaba darle mi ayuda, el hombre que amenazaba con destruir al mundo ninja para conseguir su plan... Todos eran Obito, todos eran la persona que debía rescatar.

—¿Eh? —le preguntó ella, ladeando ligeramente su cabeza.

Ambos estaban sentados en una banca y Rin acababa de poner una gasa sobre la mejilla golpeada de Obito.

—Bueno, verás —comenzó él, con su voz llena de entusiasmo—, ¡voy a convertirme en Hokage y detendré esta guerra! ¡Si no estoy en buenas condiciones no puedo hacer eso...! ¿Entiendes...? —finalizó, bajando su tono de voz con gesto avergonzado.

Me acerqué a ellos. Moví mis manos frente a sus ojos pero no parecían notarme.

¿Son recuerdos?

—¡Lo entiendo! —afirmó Rin— Aunque... es un poco complicado.

—Y para hacer eso... bueno... tienes que estar siempre a mi lado y observarme... —dijo Obito, con sus mejillas poniéndose rojas y volteando la mirada hacia otro lugar—. Ya-ya s-sabes...

Reí enternecida, luego recordé mis sueños, en dónde Obito lloraba sangre y huía de mí a pesar de estar sufriendo horrores. Mi risa se detuvo.

—¿Mh? ¿Qué cosa? —preguntó Rin, acercándose a Obito para oírle mejor.

El último FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora