Prólogo. Una vez en la vida...

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Tranquilo Pete...- miró a su hermano con preocupación grabada en sus rasgos- por favor, tienes que hacer silencio...
-No puedo...me duele- el joven omega trató de no gritar el dolor que estaba desgarrándolo pero cada vez se le hacía mas difícil.
-Por favor aguanta...-las lágrimas inoportunas empezaron a salir ante la impotencia de no poder hacer nada-Nos puede escuchar.
-No aguanto más Plan...tengo que ir a un hospital.- comenzó a sollozar, el dolor agudo en su vientre apenas lo dejaba respirar.
-Sólo un poco más, ya se va y podremos salir...por favor Pete...-el omega se retorcía en la cama fruto de los calambres. No quería decir nada, pero ambos sabían lo que estaba pasando y en este momento, hasta que el dueño de casa no saliera no podían escaparse, pobre de ellos si los encontraba fuera de su habitación.
Escuchó a su hermano llorar ahogando los gritos en una almohada. Quería sacarlo y correr lo más lejos posible, pero esa no era una opción, y si ahora el otro omega  estaba así fue justamente por eso,  salir sin permiso y ser descubierto. 
Cada vez que cerraba los ojos podía ver los cintazos sobre el cuerpo extenuado de su hermano, sus intentos de escapar de los golpes que le fue propinado y su propia inutilidad para poder ayudarlo.
¿Cuándo se terminaría? No quería pensar así, permanecían en este infierno sólo para acompañar a su madre en los últimos meses de vida, pero lo que su padre hizo a Pete fue de una maldad inigualable. Y ya no podían más.
Se sentó al lado de su hermano y acarició su afiebrada frente, apoyó la propia sobre él y lloró al verlo destrozado.
-Lo siento...lo siento....-quería gritar la injusticia que era su vida.
-Shhhh Plan, nada de esto es tu culpa- susurró con los ojos en pequeñas hendijas inflamadas.
-Pero no puedo ayudarte...- no quería moverse por miedo de que Pete se desmayara o algo peor.
-Shhhhh...Ya está...
Los hipidos de Pete y su llanto fue cada vez más lento y pausado, cayendo en el sueño de a poco.
No escuchaba movimientos en el comedor de su casa pero no podía confiarse, tendría que esperar un poco más para llevarlo al hospital.
Se metió en la cama junto al otro omega y trató de no abrazarlo para no elevarle más la temperatura. Quería velar su sueño, quería dormir y despertar de una vez de esta pesadilla. No soportaba más y aún así no quedaba más remedio que seguir. Elevó una plegaria al cielo para llegar a tiempo para que alguien ayudara a su hermano. Ya era demasiado difícil su vida, las desilusiones se podían contar por centenas y aún así, él se aferraba a lo último de esperanza que le quedaba. Lo sintió removerse y vio abrir esos ojos dulces para mirarlo con una ilusion que solo él podia sentir.
-Plan...¿Ya viene Ae?
No pudo contestar, Ae, maldito hijo de puta, si un día volvía a aparecer le haría pagar por ser tan miserable.

〰♥〰

Una vez en la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora