Trigésimo séptimo capítulo.

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Trigésimo séptimo capítulo.

Un peso lo sostenía y no permitía mover el cuerpo, intentó darse vuelta pero el calor lo apretó aún más obligándolo a abrir los ojos. Los labios de Ae, rojos e hinchados estaban a centímetros de los suyos. Volvió a cerrarlos para buscar dentro suyo el dolor, el odio y la bronca que habían sido sus compañeros por seis años, y no encontró rastro de ellos. Una pequeña mueca fue dibujada por su boca al sentir una molestia en su cuerpo desgastado por las horas de placer compartidas.
-¿Te duele? -la voz habló casi en su oído.
-Ae...no preguntes -indicó con la mortificacion propia del día después.
-Es que necesito saber -sus brazos se ciñeron un poco más si es posible- necesito cuidarte.
-Sería un buen comienzo que me dejaras respirar -trató de liberarse con un movimiento perezoso.
-¿Tu crees? -con un impulso de sentó a horcajadas sobre la cadera de Pete- prefiero tenerte así.
-Tenemos que levantarnos -susurró mientras intentaba que un gemido no escapara de su garganta.
-No quiero -dibujó un puchero que lo enterneció- pero tienes razón.
Bajó del cuerpo y se colocó de costado fijando sus ojos en las pupilas contrarias.
-Pete...- habló mientras con sus dedos recorría las mejillas hasta llegar a su pelo- no quiero asumir, no quiero presuponer nada...
-Pero quiere saber que significa esto -lo cortó porque sabía muy bien cual era la pregunta que flotaba entre los dos.
-Si -besó con delicadeza sus labios- porque no voy a negar que te necesito en mi vida. El caso es ¿tu me aceptas en la tuya?
-Ae...los dos tenemos vidas muy distintas.
-No es eso lo que quiero saber, porque todas las cosas que hay en contra ya las sé - la nariz del alfa fue al hueco en la garganta de Pete e inhaló el aroma a hierbas que se espesaba allí- todo lo demás lo podemos afrontar si decides darme una oportunidad.
La boca de Pete permaneció cerrada hasta que pudo sacar de su pecho algunos pensamientos que permanecían dentro.
-Ae, tengo miedo, estoy aterrado de que un día despierte y mi mente me recuerde todo lo malo, de mirarte y sólo recordar el engaño -las pestañas cayeron sobre sus mejillas- tengo miedo de no ser fuerte.
-¿Y no puedes pensar que podemos construir algo nuevo, que podemos crear nuevos recuerdos? -se negaba a dejar pasar la posibilidad de tenerlo para siempre con él- Pete, escucha, si un día necesitas que de un paso al costado, que me vaya y desaparezca, voy a hacerlo. Pero no me lo pidas hoy, no me lo pidas ahora. Dame la oportunidad de demostrarte que esto que esta en mi pecho es real. Te amo y eso es definitivo. Te amo y te quiero en mi pequeña familia.
-Y Cami...¿me querrá?
Los labios de Ae se ensancharon en una sonrisa, sus ojos se achinaron al escuchar la duda en la voz del omega, porque significaba que él también sentía algo.
-Cami ya te adora -se animó a darle otro beso- ella estará muy feliz.
-Está bien.
-¿Está bien?
-Si, esta bien -no entendía porque la duda de repente.
-¿Está bien?-volvió a preguntar- ¿me dices que vas a estar conmigo con sólo dos palabras?
-Eres un tonto -sonrió y buscó los labios para colmarse con sus besos.
-Quiero sellar esto...-la lengua del mayor comenzaron a dibujar círculos en la piel mientras iba bajando.
-No! Estas loco! -exclamó antes de que un gemido resonara consecuencia de un mordisco en un pezón- basta por favor...
-No puedo -murmuró antes de continuar el recorrido y meter la lengua en el ombligo realizando un movimiento tan vulgar como excitante. El cuerpo de Pete comenzó a moverse al compás hasta que sintió enloquecer. Sus manos tiraron del pelo del alfa cuando este envolvió su erección con los labios realizando un movimiento húmedo y rítmico. El grito al llegar al clímax por poco fue amortiguado con una almohada que colocó sobre su cara. Segundos después las manos de Ae movían lo que impedía llegar a sus labios y se dedicó a saquearlos compartiendo su propio sabor. Tragó los gruñidos del alfa que encontró su propio orgasmo sobre la piel transparente del abdomen del omega.
Sentía el cuerpo deshuesado, en este momento le era imposible pensar en salir de la cama pero ya habían prolongado demasiado su permanencia.
El alfa lo levantó y llevó directo al baño para una ducha compartida.
-¿Piensas que tu hermano lo tomará muy mal?- preguntó mientras rascaba el shampoo en el pelo castaño del menor.
-No hay forma de predecir a Plan, pero creo que lo aceptará -abrió uno de sus ojos todavía cubierto por espuma- y si no es así...yo ya tomé mi decisión.
-¿Si? -la voz ansiosa llegaba a través del sonido del agua cayendo.
-Si -sonrió- y ahora quiero decírselo a todos.
-¿Tu tío?
-Tienes se darte la oportunidad de conocerlo -comenzó el proceso de enjuagarse- es lo mejor que nos pudo pasar, él se ocupó de darnos todo el amor que no tuvimos antes, cuidó de nosotros, nos dio propósitos para seguir adelante.
-Posiblemente también me odie.
-No...no lo creo...
〰〰〰
El tío de Pete lo odiaba, no tenía dudas de eso.
Habían bajado a desayunar, el pelo todavía húmedo llamó la atención de los otros dos presentes. Plan ocultó una sonrisa tras un vaso de jugo que fingió tomar, pero Krist intentó fulminarlo con la mirada. Su padre ya no estaba, posiblemente había partido a la oficina.
Se sentaron a la mesa, sabía que se demoraron, el café comenzaba a enfriarse en la cafetera.
-Voy a calentarlo -indicó Pete y antes de que él pudiera seguirlo, Plan ya estaba detrás de él con un "Yo te ayudo".
-¿Tienes algo que decirme? -fueron las palabras que cortaron el silencio que se había instalado.
-Ehhh si...-no tenía idea de como iniciar la conversación.
-Te escucho -vio un cuchillo de untar en una de sus manos y desde su visión parecía algo similar a un arma- puedes empezar.
-Usted conoce la historia que nos une a Pete y a mi -comenzó fingiendo no sentirse intimidado.
-¿La historia en la que mi sobrino fue engañado por un estúpido alfa? -vio como tomaba el cuchillo más fuerte- ¿o la historia en la que terminó en un hospital?
-Dioses...-alcanzó a susurrar.
-¿O la historia de su depresión? -continuó- ¿quieres que hablemos de eso?
-Lo siento -agachó la cabeza, esto iría muy mal.
-Lo sientes...-esperó un nuevo ataque verbal pero no las palabras que dijo a continuación- te creo.
-¿Qué?
-Creo que en realidad lo sientes -afirmó- pero eso no me alcanza.
-Lo sé.
-¿Están juntos de nuevo? -indagó.
-Si, queremos intentarlo.
-Escucha Ae -se incorporó en la silla y acercó su cuerpo- no puedo obligarlo a que te deje, espero que lo ames  como se merece.
-Le aseguro que...-no lo dejó terminar.
-Ellos son todo, pero Pete es mi niño, así que si alguna vez vuelves a lastimarlo, no me va a importar nada, no me va a importar nadie, voy a destruirte -las palabras fueron una sentencia- ¿nos entendemos?
-Si -respondió ante la amenaza innecesaria.
-Ahora come -señaló algunas confituras en la mesa-  ya está todo frío.
Los omegas volvieron, Pete tenía una pequeña sonrisa en sus labios. Ae miró disimuladamente a Krist y este le guiñó un ojo en respuesta, lo cual le causó escalofríos en la espalda, no dudaba de la verosimilitud de sus palabras.
〰〰〰
Plan llegó al hospital a media mañana, por lo general permanecía en la habitación de Mean varias horas donde, por iniciativa propia, hizo partícipe al alfa de cada aspecto de su vida. Fue relatándole todo, desde su infancia a la actualidad en el café. El mayor hace unos días había comenzado a sentarse por si sólo y en ocasiones daba unos pasos que lo dejaban agotado.
Aún no habían tocado el tema que parecía consumir el oxígeno en la habitación cada vez que estaban juntos. Plan había declarado que lo amaba, pero no había dicho nada sobre como seguirían.
Hoy Mean se encontraba más quejumbroso que lo habitual, quería salirse del hospital y continuar la recuperación a su modo.
-No es posible Mean -intentó razonar- ya te lo han dicho los médicos.
-Yo soy médico -concluyó con el ceño fruncido.
-Si, pero no te puedes hacer una evaluación y un diagnóstico confiable.
-¿Por qué no? -entrecerró los ojos.
-Porque no! -ya empezaba a enojarse- no seas niño.
-¿Crees que soy niño?
-No lo creo, lo eres -las pruebas demostraban que tenía razón.
-Y tu eres muy maduro -afirmó.
-Si...-no sabía a que venía el comentario.
-Eres tan maduro que no volviste a repetir las palabras.
Plan enmudeció porque tenía razón, no había vuelto a decir las palabras que había pronunciado cuando lo vio despertar.
-Ya las sabes -trató de sonar decidido. 
-Ven...-palmeó un lado de la cama- te quiero a mi lado.
Hizo lo que le pidió, necesitaba el contacto con su cuerpo.
-Ahora dame un beso -ordenó y el omega lo hizo sin pensarlo.
El beso fue voraz, llevaba el calor a cada centímetro de su cuerpo. El cuerpo de Plan se inclinaba sobre el del alfa, lo que posibilitó que una mano se colara bajo su pantalón.
-¿Qué haces? -ahogó unos quejidos que comenzaban a escapar ante el contacto.
-Dímelo -ordenó mientras llevaba un dedo a la parte trasera circundando su entrada.
-Mean...
-Dímelo, dime lo que quiero escuchar -sintió la intrusión de un dedo en su cuerpo.
-Más...por favor más...-rogó mientras movía la cadera adelante y atrás.
-Dímelo -sacó el dedo que estaba atormentándolo- si quieres más, dímelo.
-Te amo Mean...-gimió, líquido pre-seminal manchando su ropa interior ante el nuevo movimiento- más por favor, te amo.
-Bien -enunció- yo también te amo.
De repente, ningún dedo estaba dentro de él, la mano había salido de su pantalón.
-¡Qué! ¡No! ¿Porqué? - exclamó al sentir la excitación a punto de ebullición siendo truncada- Meannnn.
-Estas castigado.
-Qué? No por favor...
-Estas castigado por hacerme esperar -afirmó con un tono indolente.
-¿Y me vas a dejar así? -se refregó contra el alfa para que notara su erección.
-Ahí tienes el baño -contestó sin ceder- puedes ocuparte tu solo.
-Aisssshhhhhh -en este momento quería golpearlo- agradece que estas en esta cama de hospital.
-Tu tienes que estar agradecido -colocó su boca en el borde de su oido para susurrar -porque cuando salga de aquí, buscaré uno de esos juguetes que tanto te gusta y lo usaré por horas en ti, lo meteré largo y profundo hasta hacerte gritar.
Las palabras tibias en su oído y la posterior lamida fueron su perdición. Sin ningún otro estímulo, dejó que su cuerpo se hiciera cargo. Con un ronco gemido dejó ir todo el placer que se había acumulado. Hundió la cara en el pecho del alfa, lo mortificaba la vergüenza, se juró que tomaría venganza luego de que saliera del hospital. Escuchó la sonrisa a través de su voz al indicarle que ahora tenía otro problema entre manos.
-Eres un idiota -le aseguró una vez que pudo hablar- es tu culpa.
-Puedes usar alguna de las prendas que me trajiste...digo, si no quieres ir todo pegajoso.
-Eres de lo peor -bajó de la cama y con rapidez buscó entre las pertenencias de Mean algo con que cambiarse luego de un rápido lavado. Una vez higienizado, salió del baño para encontrarse con una de esas escenas que en un principio le habían parecido graciosas pero ahora odiaba. Tal vez lo mejor sería hacerle caso e irse de este estúpido lugar si no queria matar un par de estúpidas omegas. Tembló en pensar en la popularidad del alfa en el lugar, porque lo ponía delante de la inmensa posibilidad de que dejara de amarlo y le gustara alguien más.
-Ni lo pienses -le dijo una vez que la intrusa dejó la habitación ante la mirada atenta de Plan -nunca voy a poder poner en palabras todo lo que siento por tí, nunca hubo alguien más para mi.
-¿Nunca? -pensó que era imposible.
-¿Si quise dejar de amarte? Ni siquiera lo intenté...porque siempre supe que es imposible -Plan volvió a colocarse a su lado para escuchar las palabras que le dejarían el corazón  dolido- pero había pensado en dejarte ir, librarte de mi aunque el alma se rompiera en pedazos.
-No lo hagas -besó con ternura sus labios- no te rindas conmigo. Se que es egoísta pedirte algo así, pero te amo y te quiero a mi lado.
-¿Estas seguro?
-Tendrás suerte si te dejo fuera de mi vista.
-¿Lo dices enserio? -la duda presente en su tono.
-No hace falta que te diga mucho sobre mi vida y la de mi hermano...Tengo miedo de dejarlo, pero creo que él ya decidió su camino y yo debo seguir el mío.
-Plan -agarró sus manos y fijo sus ojos en los contrarios para que nada escapara a su vista- ¿me estas diciendo que quieres estar conmigo?
-Estoy diciendo que te estoy eligiendo -aseguró- quiero construir una vida contigo.
No esperaba que los brazos los tomarán con fuerza, que lo apretaran con ímpetu tanto que sintió que sus huesos no resistirían. El sonido que llegó a sus oídos segundos después confirmó que esta era la decisión correcta. Las lágrimas de Mean se sintieron como propias, y se juró a sí mismo que sería la última vez que le daría motivos para llorar.
-Te amo Mean -besó sus párpados húmedos-  desde nuestro primer beso te amo.
-Dioses Plan...
-Saldrás de aquí y resolveremos nuestra vida ¿Si?
-Si -respondió antes de añadir- pero no te creas por un segundo que te librarse de tu castigo.
Plan sonrió, estaba contando con ello.

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