Décimo capítulo.
Ae se acercó a Mean que lo miraba con rencor indisimulable en sus ojos.
-Te dije que esto iba a terminar mal imbécil!- lo empujó con las palmas de las manos.
-No no, lo voy a arreglar...-sus manos subieron a la cabeza y tiraron de los pelos.
-¿Qué vas a arreglar? - las palabras salían bruscas, casi a los gritos- ¿Crees que alguna vez podrás acercarte de nuevo?
-Voy a conseguir a hablar con él Mean, Plan va a escucharme...
-¿Y qué le vas a decir?- entrecerró los ojos mientras lo apuntaba con un dedo- ¿Que hiciste de todo para llevar a Pete a tu cama? ¿Que todo fue una mentira? ¿Que mierda le vas a decir!!!?
Ae bajó los ojos al césped que rodeaba el espacio que desde hace un tiempo conocía tan bien, el lugar donde compartía las horas robadas junto al omega. ¿Y qué podía decir? ¿Cual sería su réplica ante las palabras de su amigo? El otro no hizo más que señalar sus propias palabras. Tal vez sería mejor así, cortar esta estupidez de una vez, dejar al omega seguir con su vida y no volver a buscarlo. ¿No había conseguido lo que quería? ¿Qué cambiaba dejarlo ahora que hacerlo unas semanas adelante cuando ya se saciara de él?
Siguieron cruzando palabras, Mean estaba realmente molesto, no solo por lo que significaba para él perder la oportunidad de tener un acercamiento con Plan, sino por el mismo Pete. Ae no soportó más los reproches que siguieron surgiendo y todas las acusaciones y prefirió largarse con su moto.
Quería llamarlo, escuchar su voz, ver que estaba bien, borrar cada una de sus lágrimas.
En su casa corrió escaleras arriba y se metió en su habitación, el lugar estaba inundado del perfume que desprendió la suave piel del omega. Las sábanas permanecían desechadas a los pies de la cama, las almohadas desalineadas, encontró uno de los libros que siempre llevaba en el suelo. Y lo detestó todo. Lo odió. Esta había sido su fantasía desde que vio al joven por primera vez, y ahora que lo tuvo sintió asco por cada uno de sus pensamientos, por cada vez que se recreó en obtener placer del cuerpo del otro sin querer dar nada a cambio. Había fantaseado con la piel sonrosada sobre las sábanas oscuras sólo para acallar su lujuria, como si fuera un trofeo. Jaló las sábanas con bronca y gritó ahogando el sonido en el bollo de tela que formó en sus manos. No queria esto, no queria pensar en él y en lo que podría estar sintiendo en este momento. ¿Habría comido? Lo vio vomitar cuando su hermano lo llevaba casi a rastras. Se arrojó en la cama desprovista de las sábanas que habían cubierto la piel del omega y cubrió sus ojos con un brazo. No entendía como todo se complicó tanto. Él había sido feliz, o por lo menos fingió serlo. Tenía su vida, todo el sexo que se le antojaba sin preocupaciones y Pete vino a cruzarse en su camino y dinamitar todo con su sonrisa y ojos soñadores. Quería echarle la culpa, enojarse con él, maldecirlo tanto como quería abrazarlo y sostenerlo sobre su cuerpo.
El sonido de su celular con una llamada entrante lo sacó de su entumesimiento y lo buscó en su bolsillo con la esperanza que fuera Pete, y lo extrañó que fuera Mirko, ellos muy pocas veces hablaban, lo suyo era sólo un rato de sexo. Ignoró la llamada y cerró los ojos con la intención de dejarse llevar por un rato al olvido.
En algún momento debió quedarse dormido y ahora el ruido proveniente del primer piso lo despertó. Corrió por las escaleras con la idea estúpida de que el omega tal vez había logrado librarse de su hermano.
-Bueno...se ve que también me extrañaste.- la voz profunda vino desde el centro del living.
-¿Papá?- le extrañó la llegada adelantada y se dirigió a él.
-Si. Un abrazo estaría más que bien...- los brazos del alfa mayor se abrieron para que su niño se ubicara dentro de ellos.
Ae era un alfa, un hombre de 21 años que hace años vivía su vida como quería, pero nunca dejó de ser el pequeño de Ohm, ese hombre que fue capaz de seguir adelante cuando su esposa decidió huir y dejarlo con un niño que no entendía porque ella había desaparecido.
Se sostuvo de sus brazos y apoyó la cabeza en su pecho. No se avergonaba de admitir que lo necesitaba y hoy mucho más que antes.
-Heyyy, que pasa hijo?- sintió que algo no estaba bien con su niño.
-Papá...-no quería reconocer que lo que tantas veces le había repetido su padre era verdad.
Desde que fue lo suficientemente mayor para tener un impulso sexual saludable, Ae había detestado a los omegas. Todos eran igual a su madre, seres que no sabían más que poner por delante sus necesidades y deseos, así que él se aprovechó de eso. Los omegas existían sólo para procrear y satisfacer el cuerpo, eran inconstantes e infieles por naturaleza cada vez que se desataba su celo y por lo tanto, fáciles de persuadir.
Ohm nunca fomentó ese pensamiento, pero no fue necesario, porque demasiadas noches lo escuchó llorar esperando la vuelta de la omega que había jurado amarlo y que después de años juntos había decidido de que un marido y un hijo era demasiado para ella.
-Ven hijo, siéntate.-le indicó un lugar a su lado luego de que él se ubicara en el sofá. Todavía mantenía la ropa con la que había viajado, seguramente estaba cansado e incomodó y aún así se dio tiempo para escuchar lo que necesitaba sacar de su pecho.-¿me quieres decir lo que pasa?
El alfa menor suspiró, no quería hablar porque en el fondo él no podía explicárselo a sí mismo. Sólo que todo había cambiado para él y no podía admitirlo. No quería necesitar a alguien, no quería darle lugar a un omega en su vida para que luego lo abandonara.
-No es nada papá...-era mejor mentirle tanto como se mentía a sí mismo.
-¿No crees que puedes decirme lo que sea?- la mirada preocupada lo recorrió con la intensidad que sólo los ojos de su padre podían lograr.
-Lo sé- pensó que decir y no encontró nada- necesito pensarlo bien primero.
-Okey, pero cuando lo definas, quiero ser el primero en saber.
-Seguro- una pequeña mueca se formó en sus labios, esto era lo que necesitaba, a su padre cerca.
Siguieron hablando, Ae se interesó por el viaje y su trabajo. Detestaba que se fuera tanto tiempo, pero todo lo que tenían se debía a los sacrificios constantes de su padre.
-¿Vas a la oficina mañana?
-No creo, ya dejé todas las indicaciones a mi secretario y él es muy eficiente.
-Pffff, sigue llenándolo de trabajo, va a enloquecer y correr a otra empresa
-¿Fluke? No, no creo. Además, aunque me odie, sabe que no va a conseguir mejor puesto que ser mi asistente.
-Sigue tirando la cuerda y ya verás...
Caminaron hacia arriba, cada uno a su habitación. Ae revisó una vez más el celular, otra llamada perdida de Mirko y ninguna noticia de Pete.
Volvió a colocar las sábanas en la cama, tenía que cambiarlas, pero no pudo resistirse a estar rodeado de su olor y el aroma del omega combinados. Abrazó la almohada donde horas antes el pelo castaño había sido despeinado por sus manos.
Se acostó y una tormenta se adueñó de su mente. El Ae que jugaba con cada omega que conocía y el otro, el que fue conquistado por un omega dulce e ingenuo habitaban en su cabeza y no se decidía a cual dejar ganar.〰♥〰
ESTÁS LEYENDO
Una vez en la vida.
FanfictionUna vez, la ingenuidad de Pete lo llevó a creer cada palabra que salieron de la boca del alfa que no hizo más que destrozar sus esperanzas. Con el mundo sobre sus espaldas, dos hermanos luchan por sobrevivir y dejar atrás el infierno al que fueron...